Por Paulo Ramírez Febrero 11, 2011

© José Miguel Méndez

En los próximos minutos, Harold puede ver el futuro. Es el viernes 4 de febrero por la mañana, y sabe que en unas horas Marcelo Bielsa tendrá al país pegado a la televisión para anunciar que renuncia a dirigir la selección chilena, cerrando un ciclo tan exitoso en la cancha como polémico fuera de ella. Sabe también que cuando eso ocurra él estará en el aire, volando hacia Europa, con un sabor amargo en la boca y refugiándose en su próximo sueño, para dar vuelta una página con demasiadas historias, personajes, conflictos y traiciones.

Harold dice que cree en los sueños. De hecho, ésa es, asegura, una de sus diferencias fundamentales con quienes lo derrotaron en las elecciones por la testera de la ANFP, en noviembre pasado.

En marzo, adelanta, a medio camino entre el sueño, la promesa y la predicción del futuro no tan lejano, estará en Licán Ray y Coñaripe, en la Región de La Araucanía, participando de la primera actividad de su flamante fundación. Su objetivo, cuenta, es usar el deporte como herramienta para rescatar a niños y jóvenes en riesgo. Fue lo que aprendió con el fútbol: la capacidad de transformación social.

Para su proyecto espera reclutar a Marcelo Bielsa, el gran inspirador: "Él representa justamente lo que nosotros queremos transmitir: que el fútbol es mucho más que si ganaste o perdiste en el partido del día anterior".

Lo dice Harold Mayne-Nicholls, que justamente viene de perder el día, el mes y el año anterior, cuando después de celebrar el éxito de Chile en el Mundial vio que todo se derrumbaba de vuelta a casa: el apoyo de los dirigentes, su proyecto en la federación, la continuidad de Bielsa. Todo fue cayendo entre acusaciones de soberbia, de autoritarismo, de poca transparencia.

El fútbol es más que eso. Puede ser. Pero antes de irse al camarín, Harold tiene algunas cuentas que ajustar.

La reunión que no fue

Tuvo en estas semanas varios contactos telefónicos con Bielsa y también con Sergio Jadue, nuevo presidente de la ANFP. El diálogo con Jadue lo mantiene en su BlackBerry, en mensajes de texto y mails. "Aprendí que con Jadue todo debía quedar por escrito", dice, y muestra el registro.

El primer mail fue el 27 de enero a las 9.45. Prueba en mano, Mayne-Nicholls relata:

- Jadue me escribe lo siguiente: "Espero que estés bien, necesito juntarme contigo, ojalá personalmente. ¿Es posible que nos reunamos hoy en el lugar que estimes? Espero tu confirmación". Le contesto 15 minutos después: "Gracias por el mail. Estoy en Miami, viajando hoy a Santiago. Lamentablemente no me puedo reunir contigo. Saludos". A las 15.30 me escribe: "Estimado Harold, gracias por tu respuesta. La pregunta es: ¿No te puedes reunir conmigo hoy o no te puedes reunir conmigo?". Cuando aterricé en Santiago a las 9.00 le escribo: "Estimado Sergio, no seas ridículo. Claro que estoy disponible para juntarme contigo, pero hoy, estando tú en Santiago y yo en Miami me era imposible. Perdona por no haber sido más explícito".

"¿Con qué me respondió Colo Colo, siendo el presidente y el subsecretario sus principales accionistas? Con una querella en contra de la ANFP por dos mil y tantos millones de pesos por los recursos del Canal del Fútbol. Ésa fue la respuesta que recibí. Eso lo hicieron el día 10 de marzo."

- ¿Qué pasó luego en Santiago?

- Te lo voy a mostrar. Le había dicho que lo llamaba apenas volviera. Pero como he aprendido, no lo llamé: le mandé un mensaje de texto. Le escribo el miércoles 2 de febrero a las 9.40 de la mañana: "¿Puedes a las 13.15 de hoy?". "¿Dónde?", me pregunta. "En un café en Príncipe de Gales con John Jackson", propongo. "OK, ¿solos?", me dice. "Como tú quieras", le contesto. "Voy con Mauricio Etcheberry. Creo que es bueno que vayas con alguien, siguiendo tus mismos consejos. Pregunta: ¿No será mejor en un lugar privado? Casa de Juan Carlos Berliner o René Rozas?". Yo le planteo: "Por mí no hay problema en un café, pero el que te dije está cerrado". Lo sabía porque justo había pasado por ahí. "Entonces mejor en el Tavelli de Príncipe de Gales a las 13.15. Ya veré con quién voy, creí que era entre los dos", le escribo. Me contesta a las 11.00: "Entonces los dos solos, no tengo ningún problema, pero hagámoslo privado, no me parece en un café". A esa hora jugué tenis con mi señora, me desocupé a las 11.48 y  le escribí desde el camarín: "Me acabo de desocupar. El segundo piso del Tavelli es bien privado". "No, Harold. Te pido que sea en la casa de René Rozas. Conversemos tranquilos, será mejor". Ahí le contesto: "Gracias, pero no me parece. Yo no tengo por qué ocultarme". Otra cosa es que me hubiera dicho "en mi casa". A las 13.06 me escribe: "OK, Harold, gracias por todo". Y yo cierro con un "OK". Era evidente, porque él me lo dijo, que quería que yo interviniera en el tema Bielsa, ¡pero me dejó ahí! ¿Qué iba a hacer yo?

- ¿Y qué tenía de malo juntarte en la casa de un funcionario de la ANFP?

- No me parece. Es como andar jugando a las escondidas. Yo no tengo por qué esconderme. Y fue él quien cortó. No tenía razón de ser la reunión conmigo, porque me dijera lo que me dijera, después iba a tener que ir a pedir permiso. Y no se lo iban a dar.

- ¿Pedir permiso a los dirigentes?

- Obvio.

- Aunque no llegaron a proponerte algo concreto. ¿Estabas dispuesto a mediar?

- Sí. Aquí se juntan dos cosas: una tiene que ver con la cabeza y la otra con el corazón. Si yo lo pienso fríamente, la forma de actuar, la personalidad de quienes integran la directiva de la ANFP, sus caracteres, sus comportamientos, sus historias deportivas y como dirigentes, no eran posible juntarlos con los de Bielsa. Por lo tanto, la cabeza me decía "no hay ni una posibilidad". Pero se junta con lo otro: soy chileno, mis hijos son chilenos y quiero que a Chile le vaya siempre bien. Y hay 16 millones de personas que quieren que Bielsa esté. Entonces decía: ¿cómo voy a ser tan egoísta como para restarme? Estaba disponible.

- ¿Y se lo dijiste?

- No. Si tú viste.

- ¿Bielsa estaba al tanto de esto?

- Sí. Yo le dije a Marcelo.

- ¿Cuánto conversaste con Bielsa en ese período?

- Tres o cuatro veces, por teléfono.

- Entonces se puede concluir que este directorio no fue capaz de retener a Bielsa.

- ¿Cómo que "podemos concluir"? ¡No, pues! Concluye: este directorio no fue capaz. ¡Obvio! Bielsa dirigió una selección chilena con este directorio. ¡Y no fueron capaces! Las puertas estaban abiertas y las cerraron. Este directorio demostró su incapacidad para mantener en Chile a uno de los cinco mejores entrenadores del mundo.

La rabia de Harold

Las acciones del Presidente

- Lo que nunca hubo entre ustedes y el gobierno fue química. ¿Por qué?

- Esto parte cuando Piñera es elegido presidente, el 17 de enero. El miércoles siguiente jugamos contra Venezuela en Coquimbo, y yo lo invité al estadio. Va, se sienta al lado mío y conversamos, incluso de algunos temas personales en que me orientó, de lo que estoy superagradecido. Tenía buena relación con él. Lo conozco desde la Copa América del 91. Pero resulta que ahí le digo: "Presidente: ¿cómo va a tomar Colo Colo el tema del Canal de Fútbol y la repartición de las utilidades?". Él todavía era accionista de Colo Colo. Entonces me respondió: "Bueno, de acuerdo a las leyes del mercado". "No, pues -le digo-, usted  ya no me puede dar esa respuesta". "Usted ahora tiene que gobernar para todos los chilenos, no sólo para los núcleos empresariales a los que pertenece". "Chuta, tienes razón", me dice.

- Te había respondido como accionista, no como Presidente electo...

- Claro. Y yo le pregunto: "¿Le puedo mandar nuestro proyecto?". "Mándamelo y yo a la brevedad te contesto", me dijo. Nunca me contestó. Se lo envié al día siguiente, a su mail personal y le mandé un mensaje de texto. ¿Con qué me respondió Colo Colo, siendo el presidente y el subsecretario sus principales accionistas? Con una querella en contra de la ANFP por dos mil y tantos millones de pesos por los recursos del Canal del Fútbol. Ésa fue la respuesta que recibí. Eso lo hicieron el día 10 de marzo.

- ¿Y lo  asumes como la respuesta del presidente Piñera y del subsecretario Ruiz-Tagle?

- ¡Pero si eran los dueños del 40 y tanto  por ciento de Colo Colo! Ahí partimos con el presidente y el subsecretario... Con el resto del gabinete siempre tuvimos muy buena relación. La relación sólo era fría con las dos autoridades que eran accionistas del fútbol.

- ¿Crees que hubiese sido distinto si no hubieran tenido esa condición?

- Evidente. Porque no habrían venido prejuiciados contra nosotros.

- ¿Por qué hubo tanto encontrón con el gobierno? Partiendo por la invitación a La Moneda...

- Ahí me sobregiré.

- ¿Reconoces un error?

- Sí, y se lo reconocí a él. Cuando nos recibió le dije: "Presidente, le pido disculpas, no estuve bien". Listo. ¡Pero, en paralelo, el señor subsecretario de este gobierno estaba en Sudáfrica haciendo campaña en contra mía! Y él era el representante del presidente en Sudáfrica. Después de que le pedí disculpas, le planteo el tema de Ruiz-Tagle y él me dice: "De eso vamos a hablar después".

"Escuché la conferencia en mi oficina. Cuando Marcelo terminó, subió al segundo piso, se sentó conmigo y me preguntó: '¿Esto servirá para que alguien se dé cuenta de lo que está pasando?'. 'Nada -le respondí-, la votación va a ser 28-22'. Y así fue".

- ¿Y hablaron?

- Nunca.

-  ¿Entonces Ruiz-Tagle hizo campaña en contra tuya en Sudáfrica?

- Sí. Aunque él diga que nunca jamás.

- ¿Pero hubo intervención de Piñera en la elección de la ANFP?

-  No tengo cómo saber qué pasó y qué no pasó. Tampoco creo que a estas alturas tenga mucho valor. No me gusta llorar sobre la leche derramada. Pero la gente se manifiesta de acuerdo a las percepciones que tiene, y rara vez se equivoca. La gente ha manifestado su disconformidad frente a lo que pasó en la elección de la ANFP, a través de las encuestas que miden al gobierno.

- La gente sacó la conclusión de que el presidente había intervenido.

- ¡Pero claro! Evidente. El gobierno y el presidente.

- ¿Crees que en esto la gente no se equivoca?

- Eso me enseñaron en marketing…

- ¿Cuál es tu conclusión?

- Mi conclusión es que perdimos la elección haya o no haya intervenido el gobierno. Sí tengo que reconocer que cuando escuché ese rumor, de que el presidente había intervenido, él no estaba y llamé al vicepresidente, y le pregunté directamente, y me dijo que no. Ahora, a mí Felipe Bianchi me merece 100% de confianza, lo conozco de la Escuela de Periodismo,  hace más de 30 años. Y la segunda vez que salió Felipe diciendo esto, en la portada de un diario, nadie lo desmintió.

- Pero es que es imposible desmentir algo que no tiene demostración concreta...

- ¿Cómo que no tiene?

- No tiene. ¿Cuál es la demostración?

- Llevar  a juicio el tema. Lleven la denuncia que dijeron que iban a hacer. Leí que iba a haber una querella contra quien resultara responsable, y después no hubo nada.

La rabia de Harold

Bielsa salta a la cancha

- ¿Le pediste a Bielsa que diera la conferencia de prensa el día previo a la elección de la ANFP?

- Fui informado a las 3 ó 4 de la tarde de ese día. Agarré mi auto y me fui a Pinto Durán. Y le dije: "Marcelo, no quiero que usted hable". Y habló igual.

- Te desobedeció...

- No, porque yo no le di una orden.

- ¿Podías prohibírselo?

- Sí, por supuesto. ¿Y si se lo prohíbo y lo hace?¿Dónde está el beneficio? Somos adultos, no necesito andar prohibiendo nada.

- ¿Por qué no te parecía bien que él hablara?

- Porque éste era un tema que iba mucho más allá del aspecto técnico. Era un tema filosófico, de principios de vida…Y de palabra empeñada: cuando das tu palabra tienes que ser capaz de cumplirla. Cuando le golpeas el hombro a alguien y le dices "contigo hasta el final", es contigo hasta el final. No vienes después con que "no, mira, es que se puso soberbio". El mismo Jorge Segovia me avisa un día lunes que va a votar por nosotros, y el martes levanta una candidatura. ¿Qué es esa cuestión?

- Volvamos a lo de Bielsa, ¿te dijo que iba a hablar igual?

- Me dijo: "yo no me voy a quedar callado. Creo que tengo una opinión que expresar". Yo le traté de rebatir, pero me fue mal. Habló igual. Ahora, eso no implica que yo no esté agradecido de lo que dijo, porque fue una cosa impresionante.

- ¿Y qué efecto tuvo?

- Ninguno. Escuché la conferencia en mi oficina. Cuando Marcelo terminó, subió al segundo piso, se sentó conmigo y me preguntó: "¿Esto servirá para que alguien se dé cuenta de lo que está pasando?". "Nada -le respondí-, la votación va a ser 28-22". Y así fue.

El peso de los grandes

- El 14 de enero fue el fin de la era Harold, y el 4 de febrero fue el fin de la era Bielsa. ¿Por qué las cosas terminaron así?

- Los que estamos en el fútbol sabemos que los grandes responsables de estos cambios son los accionistas principales de los tres clubes que cotizan en Bolsa. Ellos deben ser capaces de asumir su responsabilidad en esta situación y no buscar en terceros a quienes motivaron los cambios. Ellos tienen una visión distinta de la actividad de la que yo tengo.

- ¿Dónde está la gran diferencia?

- Yo creo en los trabajos a largo plazo y con un desarrollo sostenido. El resto quiere beneficios en el corto plazo, extremándolos, recuperando la inversión a la brevedad.

- ¿Por qué desechaste la posibilidad de una fórmula de consenso previa a la elección?

- No creo en las listas de consenso. Sí creo en el largo plazo, en inversiones esenciales como, por ejemplo, tener una cancha sintética iluminada por club para que entrenen los niños. Bueno, hay clubes que no creen en eso, que dicen "no, mejor a mí pásame la plata". ¿Cómo puedes convivir en ese directorio?

- Algunos dicen "el problema de Harold es que es demasiado obtuso, no negocia, no busca consensos...".

- Es posible.

- ¿Lo reconoces?

- A mí me gusta hacer las cosas bien. Si tengo que negociar para no hacer las cosas bien, prefiero no hacer las cosas. Es así de fácil. Yo no negocio para dejarte contento a ti, para hacer las cosas a medias.

- El subtexto de eso es que eres el único que hace las cosas bien...

- No, ¿por qué, pues? Si hay mucha gente que hace las cosas hasta mejor que yo.

- ¿Pero estabas dispuesto a escuchar, a que aparecieran otras ideas?

- Me gustaría que alguien me dijera cuándo no recibí a un presidente o a un dirigente. Cuándo no hubo espacio para escuchar. Cuándo una idea buena no fue recogida por nosotros.

"Me gusta hacer las cosas bien. Si tengo que negociar para no hacer las cosas bien, prefiero no hacer las cosas. Es así de fácil. Yo no negocio para dejarte contento a ti, para hacer las cosas a medias".

- ¿En qué otros aspectos había diferencias?

- Lo que pasa es que esta actividad tiene hoy una gran dicotomía: ¿qué es mejor, el negocio o el éxito deportivo?, ¿el sueño o el empresariado? Te doy el caso de la Universidad de Chile: llegó a la semifinal de la Copa Libertadores. ¡Semifinal! Y lo primero que hace es vender a 2 de sus 3 mejores jugadores. ¡Y así y todo quería ser campeón! Imposible. ¿Y por qué? Porque la parte financiera necesitaba los recursos. Y el sueño, que se postergue. Así no era el fútbol antes. Nunca se postergaba el sueño.

- ¿El "factor dinero" lo cambió todo?

- Sin duda. Yo lo llamaría "factor financiero". Históricamente los clubes han sido deficitarios, porque la pasión te lleva a gastar más de lo que sabes que vas a recaudar. Se te olvida la parte financiera y te vas por el sueño. Cuando cambia esto y cuando pasas a ser dueño, y el sueño te cuesta de tu bolsillo, llega un momento en que dices "no, se acabó el sueño. Ahora vamos a equilibrar los números".

- ¿Las sociedades anónimas son el problema?

- El problema es la dicotomía entre el sueño y el bolsillo. Para soñar tienes que apostar al largo plazo; para el bolsillo, es corto plazo. Ahí está la diferencia conmigo: yo soñé trayendo a Bielsa. Yo quería un fútbol mejor en Chile y traje a un tipo de primera. Ayer un pasapelotas me decía que cuando llegó Bielsa pensó "pucha, cómo le van a pagar tanta plata", y ahora dice "es la mejor plata que ha invertido en toda su historia el país".

- ¿El fútbol chileno de ahora ya no está en posición de tener un sueño como ése?

- No, eso sería decir demasiado. Pero revisa en los últimos cuatro años cuántos técnicos han tenido los tres clubes grandes. ¿Cómo es posible que a los seis meses alguien que trajeron con bombos y platillos no sirva para nada?

- La diferencia en las miradas es casi filosófica...

- Cuando me metí en esto, vi que tenía un componente social enorme. Y lo grafico en una sola cosa: que algún genio me diga cuánto vale la sonrisa de los chilenos la mañana después de que le ganamos a Argentina. Ésa es mi filosofía: apostar al sueño.

- La mitad de los clubes pensó distinto...

- La postura de los que no estuvieron con nosotros es: "No hay sueño, aquí el que manda es el bolsillo".

- ¿Y lo reconocen así de francamente?

- Pregúntales. Cuántas veces les escuché decir "está bien hacer las cosas sociales, pero no con mi bolsillo".

Relacionados