Desde que estallaron las acusaciones por abuso sexual en contra de Cristián Precht, ex vicario de la Solidaridad y un hombre clave en la lucha contra las violaciones a los derechos humanos durante el régimen militar, el sacerdote se ha reunido dos veces con su familia para hablar del tema. La primera fue a medidos de 2011, cuando les informó que el caso de Sebastián Vela, el sicólogo de 29 años que se suicidó en 1991 en Estados Unidos, se haría público. La última fue hace apenas cuatro días, poco después de que monseñor Ricardo Ezzati lo notificara de que había nuevas imputaciones en su contra y que los antecedentes serán enviados al Vaticano.
Esa reunión fue en la casa de su hermana Elena, en Las Condes. De sus seis hermanos (cuatro mujeres y dos hombres) ella, junto al periodista Héctor Precht son quienes han estado más cerca en este período.
Héctor (76) es el mayor de los hombres. Lo siguen el sacerdote y luego el conocido arquitecto Hernán Precht. “Las dos veces que se ha avecinado una tormenta, él nos ha dicho que es inocente. Y yo quiero aclarar que le creo”, adelanta.
-¿Cómo ha enfrentado la familia Precht Bañados las acusaciones contra su hermano Cristián?
-Cristián dijo a la familia: sepan que tengo la conciencia tranquila. Él no va a la pelea. Es inocente mientras no se demuestre lo contrario. Ya vimos lo que pasó con el caso Vela, eso es lo más elocuente. Cuando se supo del caso de este joven que se suicidó hace 22 años en Estados Unidos, todo el mundo se escandalizó por la posibilidad de que el suicido hubiese sido la consecuencia de haber sido abusado sexualmente por un cura. Ese tema se presentó a la iglesia, pero finalmente se desinfló. Fue durante meses un acorazado que después naufragó.
-Pero entonces, ¿por qué cree que la familia Vela decidió hacer esta denuncia?
-Por decir cosas que después no se pueden probar. Quizás por transferencia de culpas: se sintieron culpables durante 20 años y después decidieron que había sido el cura. Lo que a mí me extraña es por qué después de tanto tiempo resulta que el cura Precht es el culpable. Más allá de este caso hay jóvenes que andan permanentemente buscando padres alternativos, que tienen angustia. Cuando estás frente a un tema semejante debes tener un margen de tolerancia. Si a mí un joven me dice que se va a suicidar, seguramente le diré que no lo haga y lo abrazaré. Aquí hay expresiones emotivas de apoyo y afecto, pero no otra cosa.
- No es el único caso contra su hermano. Desde Australia, Jorge Cantellano ha sido explícito: dijo que “Cristián Precht intentó que yo le tocara los genitales”.
-La Iglesia Católica ha pagado millones de dólares en demandas y en este mundo metalizado ese móvil no se puede descartar. Eso ha sucedido, porque después de la denuncia viene la demanda. Y puede que también aquí haya una maquinita contra el cura. Ahora la Iglesia tiene un buzón que está abierto hasta las 12 de la noche y cualquiera puede dejar una denuncia ahí. Hay incentivos para fomentar y magnificar estas cosas. Pero insisto: uno puede decir muchas cosas, pero hay que probarlas en los tribunales, porque si no sería chancaca. Además ha faltado la posibilidad de que se pueda defender. Aquí el inculpado, además de ser culpable antes que empiece el juicio, ni siquiera conoce el expediente.
-Pero los antecedentes han sido enviados al Vaticano, pues se consideraron verosímiles.
- Eso es parte del procedimiento. Es sólo hacerse parte del proceso. Cuando a una persona se le encarga reo todo el mundo cree que es un horror, pero eso no significa que sea culpable. Es parte del trámite.
- ¿Por qué cree que hay una “máquina” en contra de su hermano?
-Hay varias razones: es un cura con una gran popularidad, y eso genera muchas envidias. Algunos querrán plata; otros, notoriedad. No quiero hacer especulaciones, pero lo que no puede suceder es que a una persona se le crucifique por la prensa. Pienso que toda persona, cualquier inculpado, debe tener acceso al expediente y eso no ha pasado en este caso.
- ¿Qué le parece que el sacerdote Raúl Hasbún haya asumido la defensa de su hermano?
- Ellos se conocen desde el seminario. Hasbún me parece excelente porque esto es transversal. Aquí no es cuestión del cura rojo y el cura facho, sino que Hasbún lo considera inocente y tiene la fuerza para defenderlo.
-¿En la familia todos piensan como usted?
- Yo no he escuchado ninguna opinión en contra. Y eso que la mitad de la familia es concertacionista. Ahora, hay que reconocer que hay gente que quiere pasar una cuenta por haber elegido a Hasbún.
-¿Cómo ha visto a su hermano?
- Lo encuentro de una entereza sorprendente. No lo he visto nunca ni criticando ni pelando a los que lo están jodiendo. Y nunca lo he visto angustiado. Siempre lo he visto igual: tranquilo.
- ¿Qué rol cumple Cristián Precht dentro de su familia?
- Siempre que en la familia hay un hermano cura, le das una consideración especial. Pero Cristián despierta afecto al margen de la investidura que tenga.