Por Francisco Sagredo Noviembre 29, 2012

En noviembre de 1985, Sabino Aguad Merlez se paseaba por los pasillos de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile con su memoria de titulación bajo el brazo. Una tesis que ya mostraba claramente los intereses que movían al hijo del abogado Sabino Aguad Kunkar, uno de los más destacados dirigentes deportivos del país, quien presidió ocho años el Comité Olímpico de Chile. “Diseño del Control de Gestión para un Club Deportivo” se leía en la tapa del trabajo del universitario, quien por esos días acudió a una reunión con uno de sus profesores guías, el académico Carlos Vignolo. “Usted, Sabino, debió estudiar Educación Física o algo parecido en vez de Ingeniería. Le gusta demasiado el deporte y en esa área le iría muy bien”, recuerda que le dijo.

21 años después, en noviembre de 2006, y tras una larga trayectoria en el mundo privado en las gerencias de Marine Harvest (salmonera), Lever (alimentos) y Cheap (contenedores industriales), Aguad recibió una llamada telefónica de una head hunter de Santiago. Fue como un canto de sirena: le ofrecían el cargo de gerente general de Blanco y Negro, la concesionaria a cargo de Colo Colo. A pesar de su fanatismo por Universidad de Chile, Aguad aceptó y cumplió con la profecía de Vignolo.

Lo que vino después fue una historia de éxitos. En la gerencia del Cacique alcanzó a estar tres años, siendo parte del equipo de Claudio Borghi que alcanzó el tetracampeonato y la final de la Copa Sudamericana. En su función administrativa, enfrentó varias negociaciones con el Bichi, quien alguna vez declaró que “el problema de Colo Colo son algunos gerentes que no entienden que esto es un equipo de fútbol, no una fábrica de jabones”.

Tras su etapa en Blanco y Negro, en la que lideró el ordenamiento financiero del club, Aguad recibió otro llamado que cambiaría su rumbo. A principios de 2009, José Yuraszeck le ofreció la gerencia deportiva de Universidad de Chile, club de sus amores. Sabino aceptó la oferta y, coincidencia o no, su salida del Monumental marcó el inicio de la crisis deportiva y administrativa en Pedreros. En contrapartida, en los dos años y medio que alcanzó a estar en la U, los azules vivieron uno de los períodos más exitosos de su historia, consiguiendo el tricampeonato y el título de la Sudamericana.

Sale Borghi, entra Sampaoli

Principal impulsor de la llegada de Jorge Sampaoli a la banca azul, Aguad, tal como le ocurrió con Borghi, tuvo varias desavenencias con el entrenador. Las diferencias entre el gerente y el entrenador se acrecentaron a medida que Sampaoli se fue empoderando gracias a sus éxitos. En marzo del 2012, sintiéndose poco respaldado por la dirigencia, Aguad renunció. Enterado de su salida, Sampaoli declaró: “Con Sabino éramos incompatibles”.

“Los entrenadores siempre quieren potenciar sus planteles; los funcionarios, en cambio, debemos buscar un equilibrio entre la búsqueda de competitividad y las finanzas de la institución”, explica Aguad. “Pero hasta el día de hoy tengo muy buena relación con ambos”.

-Sin embargo Borghi lo trató de “vendedor de jabones” y Sampaoli se declaró “incompatible” con usted.

-(Se ríe) Es verdad, pero no le doy importancia y lo entiendo. En los clubes los gerentes que lidiamos entre el plantel profesional y la cabeza dirigencial somos el primer fusible que salta cuando llega un conflicto, ya sea por una racha de malos resultados o porque el técnico está demasiado empoderado por los éxitos. Siempre tuve clara y asumí esa situación. Además, creo que fui afortunado: pude trabajar con los dos técnicos más exitosos del fútbol chileno en los últimos 20 años.

-A Borghi le fue mal en la Selección…

-Sí, pero las responsabilidades son compartidas. Creo que los jugadores tuvieron mucho que ver también en lo que pasó.

-¿Borghi no los supo manejar?

-Creo que Claudio fue tremendamente consecuente con su forma de ver el fútbol y de cómo manejar un plantel. Yo valoro mucho esa convicción. Sin embargo, pienso que no fue capaz de entender que aquellos jugadores con los que triunfó en Colo Colo (Sánchez, Vidal, Fernández, Valdivia) ya no eran sólo grandes proyectos como entonces, sino que estrellas millonarias que triunfan afuera. Pienso que Claudio no supo adecuar su manejo a la nueva categoría de estrellas de los jugadores que están en la selección.

-¿Y a Sampaoli cómo le va a ir en la Selección? Usted lo conoce muy bien…

-Jorge es un confeso seguidor de la metodología de trabajo de Marcelo Bielsa. Creo que ese es su gran plus para tomar a la selección. Los jugadores que vienen del extranjero se encontrarán con una forma de trabajar muy similar a la que vivieron con Bielsa y eso hará la adaptación mucho más rápida. Si a eso le sumamos que la base del plantel la conforman futbolistas que dirigió o dirige en la U, creo que las perspectivas son muy positivas.

- ¿Va Chile al Mundial con Sampaoli en la banca?

 

-En el fútbol nadie puede asegurar resultados, pero Jorge tiene todas las capacidades para liderar la clasificación. Confío en que nos irá bien con él.

 

Una industria casi normal

Tras su salida de Universidad de Chile, Sabino recibió inmediatamente la invitación del presidente de Palestino S.A., Fernando Awad. El ingeniero aceptó, se transformó en vicepresidente del club de colonia y participó en la conformación del plantel del segundo semestre. Trajo al técnico Emiliano Astorga,  Palestino clasificó a playoffs y fue uno de los grandes animadores del Torneo de Clausura.

-Se dice que el fútbol es un negocio totalmente distinto a cualquier otro...

-No estoy de acuerdo. El fútbol, especialmente en los equipos grandes, es una industria que se maneja con los mismos criterios que cualquier actividad empresarial. Hay planificación, costos, ingresos, mucho marketing y todo lo que uno observa en cualquier negocio.

-Pero en el fútbol existe pasión, la que muchas veces determina las decisiones de los empresarios que se han ido haciendo de la propiedad de los equipos con la adopción de las S.A. deportivas.

-Eso es verdad. En el fútbol al empresario se le sale el hincha, especialmente cuando aparece el miedo al fracaso deportivo, al descenso por ejemplo. O cuando se avizora la gloria, el triunfo. Ahí, cosa que no ocurre en una empresa tradicional, los presupuestos y las planificaciones valen poco y se toman más decisiones con el corazón que con la cabeza o la calculadora. Lo que hace que hasta el empresario más inteligente se vuelva loco a veces.

-¿Eso explica el gran nivel de endeudamiento de muchos clubes y la sensación de crisis permanente que existe en la actividad? Para muchos las sociedades anónimas deportivas han sido un fracaso…

-Las sociedades anónimas permiten que hoy existan responsables con nombres y apellido en la administración de un club y eso es por sí sólo un tremendo avance. Además, se han inyectado recursos como nunca antes en la historia, sobre 200 millones de dólares sólo en los tres clubes grandes.

-¿Y las críticas que apuntan a que esos empresarios sólo buscan el negocio de la venta de jugadores cuando entran al fútbol?

-Pensar que gente como Federico Valdés, Leonidas Vial, José Yuraszeck o Gabriel Ruiz-Tagle se metieron al fútbol para ganar plata es simplemente no entender cómo funciona este negocio. Al final, estos empresarios han invertido mucho de su propio patrimonio y en algunos casos, como el de Yuraszsek y Ruiz-Tagle, han delegado la administración de sus exitosísimos emprendimientos personales en otros rubros para dedicar el 100% de su tiempo al fútbol.

-Pero cada fin de semana se ven estadios vacíos e instituciones que sólo sobreviven gracias a los recursos que entrega el CDF. No parece muy alentador...

-Ese fenómeno se repite en cualquier actividad deportiva en Chile, porque lamentablemente somos un país donde las políticas nacionales no han apuntado hacia la creación de una cultura deportiva. Eso recién se está observando en los últimos años.

-¿Para usted la industria del fútbol no está en crisis?

-Obviamente todo es perfectible, pero hoy la ANFP genera más ingresos que nunca y el CDF se ha transformado en una base que le permite a todos los clubes sobrevivir. Para pensar en una industria más moderna y desarrollada creo que hay que hacer un estudio que nos diga cuántos equipos debe haber por ciudad, cuál es el mejor sistema de torneo, etc. La reformulación del fútbol debe ser bien pensada, evaluada con un estudio independiente y profesional.

A pesar de que su carrera le ha dado la razón al profesor Vignolo, Aguad sabe que aún no ha resuelto del todo la pregunta de si se puede vivir del fútbol. A diferencia de su paso por Colo Colo y la U, donde era funcionario, en Palestino Aguad es dirigente, y no recibe un sueldo. Algo que, con seis hijos, es toda una apuesta. Por el momento, se las arregla. “Estoy desarrollando proyectos relacionados con el deporte: capacitación, asesorías, charlas, seminarios, generación de proyectos”, explica. “Hoy estoy viviendo de mis ahorros, en unos años más sabré si se puede vivir del deporte como un profesional de cualquier otra actividad”.

Su sueño, dice, es tan amplio como “seguir ligado el deporte”. ¿Cómo? Bueno, cada partido es diferente. Lo único que está descartado es el retiro.

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