Por Natalia Saavedra Diciembre 20, 2012

“Por primera vez en Chile, se expondrá en el Museo de Artes Visuales la obra del arquitecto Guillermo Jullian de la Fuente”. Así el MAVI promocionó en septiembre del 2008 una inédita exhibición en el país. Se trataba de una muestra de planos, croquis y  dibujos de este profesional, quizás uno de los más influyentes arquitectos nacionales en el mundo, aunque poco se sabía entonces -y también hoy- de él dentro de las fronteras nacionales.

Pocos meses después de la muerte de este arquitecto chileno -en marzo de ese año-, la muestra era la oportunidad perfecta para que el público chileno conociera su vasta carrera, marcada por su trabajo como jefe de taller del reconocido arquitecto francés Le Corbusier. Junto a él desarrolló importantes proyectos que le cambiaron el rostro a la arquitectura mundial y que a partir de los años 50 impulsaron con fuerza el Movimiento Moderno en este campo, junto a otros destacados profesionales, como Frank Lloyd Wright, Oscar Niemeyer y Ludwig Mies van der Rohe.

Así, al menos, lo quería Jullian de la Fuente, quien después de 45 años fuera de Chile, a fines de 2003 volvió al país para dedicarse a la academia y crear las bases para la difusión de su obra. Todo esto al alero de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Católica, institución a la cual legó todo su trabajo poco antes de morir.

De esta manera, la exposición del 2008 en el MAVI se transformó en la primera expresión concreta del deseo del arquitecto, aunque no todos lo entendieron así. Al otro lado del mundo, sus hijos Guillermo y Paule Jullian Muzzo se enteraban por internet de la noticia y, con ello, se iniciaba una larga disputa entre éstos -sus herederos legales- y la UC por los bienes del discípulo de Le Corbusier que ya se exhibían en la muestra.

En estos cuatro años el conflicto ha escalado. Los hijos del arquitecto -quienes viven en Francia-reclutaron al abogado Juan Ignacio Correa (de CorreaGubbins) con el fin de reclamar cerca de 16.000 obras de toda índole (desde planos hasta sus anteojos) como parte de su herencia. Mientras tanto, la Facultad de Arquitectura de la UC defiende su tenencia legal: argumenta que ese trabajo fue donado por Jullian de la Fuente a la institución con el fin de difundir su trabajo, lo que hasta ahora la disputa legal le ha impedido realizar.

El discípulo

Guillermo Jullian de la Fuente estudió en la Universidad Católica de Valparaíso. Calificado como un alumno brillante, en 1958 emigró a Francia para ser parte del staff del arquitecto suizo -nacionalizado francés- Le Corbusier. Este último, reconocido por obras como el Ministerio de Educación en Río de Janeiro (donde trabajó con Oscar Nimeyer), el Museo de Arte Occidental de Tokio, gran parte de las embajadas de Francia en el mundo y el Edificio de la Corte en Francia, entre muchas otras.

“Jullian ingresó al atelier de Le Corbusier a fines de los 50 y hasta la muerte del francés en 1965 se desempeñó como uno de sus más cercanos colaboradores. Allí participó en proyectos del calibre del Hospital de Venecia”, recuerda el arquitecto y profesor de la UC Rodrigo Pérez de Arce, quien además escribió la biografía de Jullian, Guillermo Jullian: Obra Abierta. Hoy los planos de ese emblemático edificio -firmados por Le Corbusier y Jullian- son exhibidos en el prestigioso museo MoMA de Nueva York.

Tras la muerte del francés, el chileno heredó algunos de sus proyectos clave, como la embajada de Francia en Brasilia, los cuales desarrolló desde su estudio independiente junto a otros emprendimientos, como la Feria de Valencia o la embajada de Francia en Marruecos. A partir de los años ochenta, Jullian se dedicó también a la academia y a recorrer el mundo discutiendo sobre arquitectura.

Consciente de que su obra individual no era tan reconocida en Chile, Jullian de la Fuente regresó al país en 2004. Tenía 73 años y su idea era asociarse a alguna entidad que pudiera recibir su “tesoro”: más de 16 mil piezas de diferentes trabajos personales y encargados por Le Corbusier, que según entendidos tienen un valor teórico incalculable para el estudio de la arquitectura del siglo XX.

Con este objetivo en mente, se acercó a la Universidad Católica, donde comenzó a trabajar como investigador y docente. El plan era que la Facultad de Arquitectura de la UC resguardara miles de planos, anotaciones e ideas que acuñó en cinco décadas de carrera. Para esto se crearon dos fondos documentales donde se atesoró su archivo personal: el “Fondo Guillermo Jullian de la Fuente” y el fondo “Guillermo Jullian-Pendleton”, este último en referencia al apellido de su última mujer.

“Por casi cuatro años Guillermo trabajó en tres ámbitos en la facultad: como profesor de taller; en la organización de su extenso archivo, el cual por su propia voluntad entregó a la escuela; y, por último, colaboró con investigaciones acerca de su propia obra y la producción arquitectónica del periodo del cual fue protagonista directo”, explica Pérez de Arce, quien durante todo ese tiempo colaboró -junto a  los académicos Alejandro Crispiani y Sebastián Bianchi- con Jullian de la Fuente.

Dardos desde Francia

Pero Jullian murió justo antes de poder realizar uno de sus deseos más importantes: exponer su trabajo en Chile. Por eso, tras su muerte, la UC y sus colaboradores quisieron cumplir su anhelo. Éste se cristalizó en septiembre del 2008, cuando el MAVI abrió sus puertas para albergar la primera exposición del profesional en el país. El evento fue celebrado por los conocedores de su obra.

 

Sin embargo, en Francia, su hijo, Guillermo Jullian Muzzo, no tuvo ánimo para celebrar. Si bien reconoce que hasta antes de la muerte de su padre conversaron sobre la idea de hacer esta muestra, asegura que tras su defunción le perdieron la pista al plan, así como todo vínculo con la UC.

Las relaciones con la casa de estudios se complicaron cuando, una vez que falleció Jullian, se acercaron a la UC con la intención de saber qué bienes de su padre estaban en manos de la universidad. “Los malosentendidos empezaron en abril del 2008, cuando pedimos por mail al señor Alejandro Crispiani (director del Centro Documental de la UC) copia de los documentos oficiales que tenía la Universidad Católica para entregar a los notarios que se harían cargo del proceso de sucesión de nuestro padre”, relata Jullian Muzzo.

La respuesta -añade- fue que la institución no acostumbraba a entregar a terceras personas información detallada respecto a sus operaciones y su patrimonio, agregando que no entendían por qué ese material era necesario para los herederos, y por qué la universidad podría tener obligaciones de entregar un inventario de los mismos a sus hijos.

Estas aseveraciones molestaron a los hermanos Jullian Muzzo, y pronto comenzó una maratónica negociación entre la UC, los herederos y sus asesores jurídicos para esclarecer quién era el dueño de ese patrimonio. Pero luego de casi dos años, las conversaciones se quebraron: los hijos no lograron acceso a un inventario que les permitiera saber qué estaba en manos del plantel con el fin de hacer su posesión efectiva y ser partícipes de la difusión de la obra.

Diseño legal

A inicios del año pasado las riendas del asunto las tomó el abogado Juan Ignacio Correa, del estudio CorreaGubbins, quien solicitó en mayo de 2011 al Vigésimo Tercer Juzgado Civil que se decretara “la guarda y aposición de sellos sobre los muebles y papeles” de Jullian de la Fuente, medida que tenía el fin de resguardar sus bienes para que sus hijos puedan dimensionar la herencia.

En julio del año pasado, la sala determinó que la UC debía informar todo lo que tuviera del fallecido arquitecto. La declaración de la universidad indicó que cerca de 17 mil artículos estaban contenidos en los dos fondos documentales que se crearon -Jullian de la Fuente y Jullian- Pendleton-. Asimismo, aprovechó la oportunidad para decir que estarían en su poder los documentos que demuestran la legalidad de su tenencia.

En la misma línea, los abogados de la UC recuerdan que en marzo del 2008 -días después de que Jullian de la Fuente falleciera- su hijo visitó el archivo de la universidad, donde funcionarios “le mostraron todas las instalaciones en particular; los planos donados por su padre e, incluso, pudo examinar el contrato de donación firmado por él y la universidad”, asegura uno de ellos.

Pero la exhibición del documento en cuestión es desmentida por el hijo de Jullian, quien plantea que cinco días después de morir su padre tuvo una reunión con la institución, pero que pese a haber pedido la copia de los documentos de la donación, ésta jamás se le entregó. A su juicio, éstos  fueron firmados por su padre en la Clínica Alemana mientras agonizaba.

Tras recibir el inventario, los  abogados de los hijos de Jullian realizaron la posesión efectiva de su herencia y con ello el pasado 2 de octubre el abogado Juan Ignacio Correa solicitó una medida prejudicial (previa a una demanda civil), que tiene como fin que los involucrados en el caso justifiquen ante un juez por qué esos bienes estaban en su poder. Entre los requeridos para este trámite están la UC; los ex colaboradores de Jullian Alejandro Crispiani y Sebastián Bianchi; la ex directora del MAVI, Andrea Brauweiler, por la exposición que se hizo en el 2008; Eduardo Godoy, de Ocho al Cubo, por algunas maquetas que el arquitecto hizo y que están en su poder; y la Fundación Cultural Plaza Mulato Gil, de quien depende el MAVI.

Para los hijos de Jullian la cita más importante es el “cara a cara” que tendrán con los representantes de la UC. Si bien la diligencia estaba prevista para el pasado 11 de diciembre, un malentendido entre las partes sobre la fecha del encuentro impidió su realización. Por ello están a la espera de una nueva citación. Por mientras, los abogados del plantel académico preparan su artillería legal para demostrar que todo está en regla: “El abogado del hijo de Guillermo Jullian de la Fuente acompañó al escrito judicial copia de la resolución que le concedió la posesión efectiva de la herencia sólo a los hijos de apellido Jullian Muzzo, recién en enero de 2012. La entrega de los bienes a la Universidad se produjo en 2004, es decir, más de siete años antes”, argumentan. Añaden que los bienes fueron recibidos de sus legítimos dueños y que quien impida su utilización deberá probarlo legalmente.

En tanto, los Jullian Muzzo apuntan a que se inicie ordene una demanda civil que les permita recuperar el legado de su padre, hoy en manos de la UC a través de los fondos. Consideran, además, que a estas alturas es inviable llevar adelante una administración conjunta de su obra.

Y mientras el conflicto se resuelve, en la biblioteca de la UC duermen los planos del Convento de la Tourette, el diseño del Estadio Olímpico de Bagdad, de la embajada de Francia en Washington, y del ya mencionado Hospital de Venecia.

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