Ni aun entre los padres más involucrados en la crianza hay preocupación por equiparar la carga en los quehaceres domésticos. Y es más, aparentemente no existe una concepción negativa de la comodidad masculina: el 71,3% no tiene problemas en reconocer que su pareja hace más que él en el hogar.
“Nadie me enseñó a ser papá”. Justificación o no, esa frase ha sido repetida por varias generaciones de padres chilenos. Cuando se trata de criar a los hijos, según parece, nunca se es lo suficientemente bueno: ni el tiempo, el amor y los recursos por sí solos alcanzan. Y hasta no hace mucho subsistía la creencia de que la madre tenía la responsabilidad exclusiva en algunos aspectos de la crianza.
En los últimos años, sin embargo, diversas investigaciones han demostrado que padres más involucrados proveen a sus hijos de espaldas más anchas para enfrentar el mundo. Desde un mejor desempeño académico a una mayor facilidad para hacer amigos, pasando por una menor propensión a la violencia son parte de los beneficios que ha reportado la evidencia reciente.
En Chile, con la entrada masiva de la mujer al mercado laboral, ha habido una presión para que los roles se equilibren en el espacio privado. De acuerdo al Censo 2012, las mujeres jefas de hogar representan un 36,38%, o sea 4,86 puntos porcentuales más que hace una década. Aun más, entre los 25 y 34 años la tasa de participación económica femenina en igual período pasó de 48,76% a 64,30%. La respuesta a este fenómeno la revela el mismo estudio. En diez años, se aprecia una paulatina baja en el promedio de integrantes por hogar, de 3,57 a 3,28. Las prioridades están cambiando, y no por nada el promedio de hijos por mujer en edad fértil bajó de 1,59 a 1,45.
¿Qué rol están asumiendo los padres ante este escenario? ¿Cuáles son sus miedos, expectativas y creencias acerca de la paternidad? Sobre la base del Estudio de Participación de los Padres en el Sistema Público de Salud, realizado por el Ministerio de Salud, y la Encuesta IMAGES Chile: Resultados de la Encuesta Internacional de Masculinidades y Equidad de Género, de aplicación en Chile y otros seis países, se pueden sacar varias conclusiones.
SIN MIEDO AL PARTO
Quienes no rehúyen la experiencia de la paternidad sufren un fuerte estremecimiento cuando asumen su nuevo rol. Así, un 97,8% afirma en la Encuesta IMAGES que “es importante que el padre esté presente en la vida de sus hijos, incluso si ya no está presente con la madre”. Y hay que agregar que en el 62% de los casos la decisión de tener un hijo fue tomada en pareja.
Este discurso se sostiene en la práctica, al menos durante el embarazo. El 53,8% de los padres señala que asistió por lo menos a cuatro controles prenatales de su último hijo, mientras que un 36,9% fue a entre 1 y 3 controles, y sólo un 9,3% reconoce que no fue a ningún control prenatal, de acuerdo a cifras que maneja el Ministerio de Salud. En promedio, el progenitor sostiene al recién nacido en la sala de partos 8,7 minutos. La experiencia, se revela además, dejó de ser traumática: 67,4% estuvo presente durante el nacimiento de su último hijo, mientras que un 16,3 % eludió el momento, pese a encontrarse en el hospital.
EL TRABAJO LOS ABSORBE
Con el nacimiento, surge un contratiempo que perdura durante toda la crianza: la falta de tiempo. De hecho, el Estudio de Participación de los Padres en el Sistema Público de Salud recoge que, en el caso de quienes tienen un empleo remunerado, sólo 20,3% trabaja menos de ocho horas diarias. Esta realidad, aportan los datos de IMAGES, los complica: el 61,7% reconoce que dedica poco tiempo a sus hijos por motivos laborales, a la vez que un 79,2% señala que le “gustaría trabajar menos si eso significara pasar más tiempo con los hijos”.
El problema, en cualquier caso, no se reduce a eso. Si bien el padre tiene derecho a un permiso de cinco días pagados, según indica la legislación vigente en Chile desde 2005, el Minsal se encontró con que sólo un 46,8% reporta haber hecho uso de la licencia posnatal. También con que un 24,8% simplemente no podía porque no tenía contrato de trabajo, y que un 28,4% no tomó el permiso por distintas razones: el 39,7% porque “tuvo que trabajar”, el 38,1% alegó que desconocía su derecho al posnatal, a un 15,9% no se le ocurrió o no quiso y, finalmente, un 6,3% fue presionado para no hacerlo. Otro dato: apenas un 32,1% señala haber sido informado por el sistema de salud acerca de la licencia posnatal.
De cualquier manera, éste se encuentra lejos de ser un problema doméstico. A nivel continental, sólo Ecuador y Venezuela, con 10 y 14 días, respectivamente, tienen una licencia de paternidad más larga que la de Chile. El resto se encuentra en un rango similar.
EL MACHISMO QUE SUBYACE
Si bien los hombres hoy están más interesados en participar de la crianza que hace un par de décadas, en lo estructural todavía subsiste el apego a los paradigmas de género. Las tareas domésticas son el mejor ejemplo. Tanto, que sólo el 7,7% de los hombres declaran estar al cuidado diario de sus hijos y el 87,5% de los progenitores cree que su mayor responsabilidad es proveer económicamente para su familia, según la encuesta sobre Masculinidades y Equidad de Género. Además, queda claro que la mirada de la masculinidad, en muchos casos, todavía es rígida. Un 54,4% piensa que “el rol más importante de la mujer es cuidar de su hogar y cocinar para su familia”, al tiempo que el 40% dice que el hombre debe ser quien tenga la última palabra en las decisiones del hogar. Incluso, un porcentaje significativo no reniega de la violencia contra sus pares. “Si alguien me golpea, voy a defender mi reputación con la fuerza si es necesario”, afirma un 68,8%. Un 41% de los encuestados, en tanto, dice que “para ser un hombre de verdad hay que ser rudo”.
El desequilibrio de roles que existe en la intimidad se reafirma en la esfera pública. Al comparar los ingresos del padre y la madre, sigue habiendo diferencias significativas. Según la publicación sobre el Sistema Público de Salud: el 77,8% de los padres declara que él percibe más ingresos que la madre, en un 12,5% ambos tienen ingresos similares, y 9,7% declara que ella gana más que él.
UN COMPAÑERO DE AVENTURAS
Ni aun entre los padres más involucrados en la crianza hay preocupación por equiparar la carga en los quehaceres domésticos. Por algo, en el reporte de IMAGES un 61,9% está de acuerdo con la frase: “Mi rol en el cuidado de los niños es principalmente como ayudante”. Y es más, aparentemente no existe una concepción negativa de la comodidad masculina, como reafirma el reporte de paternidad en el sistema de salud: el 71,3% no tiene problemas en reconocer que su pareja hace más que él en el hogar, y un 25,1% señala que se reparten las tareas por igual. Un marginal 3,5% manifiesta que él hace más tareas domésticas que la mujer.
Por lo visto, los padres chilenos asocian la paternidad activa con su presencia en determinadas labores, como el apoyo en las tareas escolares y actividades recreativas. En niños menores de 4 años, el 70,2% de los padres juega con ellos, 39,2% les cambia pañales y 26,7% les cocina o los alimenta, señala la investigación del Ministerio de Salud. En menores de 5 a 13 años, en tanto, el 50% juega con su papá en casa. Un 43% conversa de temas personales con ellos, y un 38% recibe ayuda en las tareas del colegio.
Igual hay áreas en que los hombres se reprimen, pese a ser rutinarias y comunes. Por ejemplo, un 12% señala que nunca les da de comer a sus hijos, y 41% lo hace sólo de vez en cuando. La menor participación se produce a la hora de bañar a los niños: 71% manifiesta que no lo ha hecho nunca o muy de vez en cuando.