"¿Por qué la gente no tiene que saber si (un político) es un buen padre, un buen abuelo o un buen amante? Eso es parte de su postura política y es la razón por la cual he hecho esos programas"
"Los que tenemos más no debemos luchar por mantener la exclusividad de esas oportunidades, sino que por hacer crecer las de los demás"
"Yo, como la mayoría de las personas, tengo miedo a no tener algo que hacer. A no sentirme útil. A sentirme como una carga para mí mismo"
El martes pasado, Mario Kreutzberger (73) asistió por octava vez al cambio de mando. Cuenta que habitualmente lo invitan y que le agrada participar. Le gusta presenciar in situ la dinámica que allí se produce. Le entretiene conversar con las distintas autoridades y tomarle el pulso al país. Esta vez, por ejemplo, le llamó la atención la cantidad de mujeres que había en la ceremonia y también el hecho de que, por primera vez en 200 años, una mujer le entregara la banda presidencial a otra.
Por estos días, Kreutzberger no sólo estuvo en el Congreso. El fin de semana anterior viajó a Copiapó para participar en el rodaje de la película que recrea la historia de los 33 mineros. Pero el principal motivo de su visita al país fue otro: un compromiso que había asumido con Canal 13 para entrevistar a Sebastián Piñera y Michelle Bachelet, esta vez como presidente saliente y presidenta entrante en Las Caras de la Moneda. En noviembre pasado, ya había conversado con los nueve candidatos presidenciales quienes, acompañados por sus familiares y cercanos, respondieron las preguntas del animador.
El que Piñera y Bachelet comparecieran la semana pasada en su programa en lugar de asistir al Centro de Estudios Públicos (CEP), como ocurría antes, le valieron las críticas del columnista de El Mercurio Carlos Peña, quien cuestionó al animador por hablar “banalidades” con ellos.
Don Francisco sale al paso a los comentarios y asegura que la gente tiene derecho a conocer la faceta privada de quienes detentan el poder.
- ¿Qué opinión tiene usted de la clase política?
-En general, admiro a los políticos, creo que tienen una vocación de servicio. Yo sé que en Chile la política, según las encuestas, no es admirada…
-Y las instituciones que están ligadas a la política, están entre las menos respetadas…
-A mí eso me parece un error. Todo lo que estamos hablando es política. Esa política permitió el crecimiento, la mejoría, aunque todavía imperfecta. Eso sí, creo que hay una cosa bastante partidista, como ocurre en muchas partes y eso es algo que tiene que mejorar. Yo creo que a veces la gente no entiende y no les cree a los políticos estas distancias.
-¿Por qué piensa que la gente no les cree?
-Porque los ven como el perro y el gato. Pero me parece que la política en todas partes es así.
- El domingo pasado, Carlos Peña planteó en su columna que antes los políticos presentaban sus programas en el CEP y que hoy, en cambio, comparecen en su programa. ¿Qué opina de esas críticas?
-Nunca voy a rebatir las críticas de otro, pero creo que estos programas tienen un gran valor y por eso participo en ellos, porque creo que en ese intento por humanizar al personaje, la gente los va conociendo en otros aspectos de la vida. Un político no encuentra los votos en el CEP, los encuentra en el pueblo, por lo tanto, tiene que dirigirse a la gente. ¿Por qué la gente no tiene que saber si es un buen padre, un buen abuelo o un buen amante? Eso es parte de su postura política y es la razón por la cual he hecho esos programas.
- Una de las cosas que le cuestionan es de hablar “banalidades” con los políticos…
-¿Acaso la vida no está hecha también de banalidades? ¿Acaso los políticos no hablan también de banalidades? La misma persona que escribió esto, en algún momento, ¿no habla de banalidades? Soy un comunicador, no de política, soy un comunicador general, de entretenimiento, de información, de orientación. Y para formarte una idea completa de alguien, tienes que hablar de todo.
-A lo que Peña apunta es que los políticos no comparecen públicamente para hablar de los temas relevantes y prefieren ir a la televisión a hablar de cosas entretenidas…
-El presidente Piñera y la presidenta Bachelet, antes de llegar al programa, fueron entrevistados sobre política y sobre sus programas mil veces. Lo único que pretendí es hacer algo diferente, que es una mezcla de cómo compatibilizan sus ideas políticas, su programa, con la vida diaria. Si lo logré o no lo logré, no lo sé.
- ¿Y por qué cree que se genera esta crítica?
-Todas las personas tienen derecho a tener una opinión distinta y yo respeto la de este columnista. Seguramente es mucho más capaz que yo con respecto a contenidos. Yo puedo ofrecer el contenido que mi capacidad me permite y no pretendo manipular emociones. Mi idea es extraer emociones y mostrarlas. A veces lo logro y a veces no. Entreno igual que los jugadores de fútbol, pero a veces tengo una mala tarde y pierdo por goleada y otras veces gano.
POBREZA Y DESIGUALDAD
- Alguna vez dijo que Chile había sido exitoso en combatir la extrema pobreza. ¿Por qué la lucha contra la desigualdad no ha sido tan eficaz?
-Es que esa lucha es más difícil. Yo estudié en un liceo público en Ñuñoa y ahí uno sabía inmediatamente cuando un compañero no tenía piso en la casa. ¿Cómo se sabía? Porque en el invierno en esas casas se producía un hedor. No era olor a suciedad, a que no se bañaran, era un olor azumagado que indicaba que esa persona vivía sin piso. En ese sentido ha habido un avance, pero ha sido muy lento. Esto no es política, es sentido común.
-¿Cree que Chile es un país de oportunidades?
-Sí. No conozco ningún lugar del mundo donde haya igualdad de oportunidades. Pero sí creo importante hacerlas crecer. Aquí aún hay una diferencia muy importante y los que tenemos más no debemos luchar por mantener la exclusividad de esas oportunidades, sino que por hacer crecer las de los demás. Ésa es la labor del gobierno: que la gente viva mejor. Que cuando una persona nazca, diga: “Yo podré, tengo esa posibilidad”. En Chile todavía hay muchos que cuando nacen dicen: “Voy a llegar hasta ahí no más”.
-Los empresarios también han sido muy criticados en el último tiempo. ¿Qué imagen tiene usted de los empresarios chilenos?
-No tengo mucha percepción, porque cuando me pongo en contacto con Chile me pongo “noticiosamente” en contacto. Pero como en todo orden de cosas, pienso que hay excelentes empresarios, muy buenos empresarios, empresarios regulares, deficientes y muy malos. Ahora, si el país ha crecido tanto y ha creado tanta riqueza, los empresarios no pueden ser malos.
-Se lo pregunto porque un estudio de filantropía sostiene que mientras en Estados Unidos se dona el 2% del PIB, en Chile sólo el 0,27%.
-Es que en Chile no existe el concepto. Si en Estados Unidos vas a una universidad o a un hospital, va a estar lleno de placas con gente que ha donado y para los cuales esto es un honor, porque lo pudieron hacer. Chile es bastante más pudoroso.
CARTA DE AJUSTE
-En 2012 dijo que la televisión estaba en crisis. ¿Sigue pensando así?
-La palabra quizás no es crisis, es ajuste. O en realidad, crisis. La televisión durante el tiempo se ha ido desarrollando y ha ido cambiando. Todavía nadie sabe bien cómo esa imagen y sonido a distancia se van a combinar con las redes virtuales que existen o de qué manera se va a ver y cómo se va a medir. El desafío más grande que tienen hoy la televisión y la música es la protección de los derechos intelectuales. Por ejemplo: hay miles de horas mías en YouTube. ¿Quién le pagó un peso a los productores que produjeron todas estas horas? ¿Quién me pagó un peso a mí? Aquí hay algo que está en tierra de nadie, pero creo que con la tecnología se va a reordenar todo.
-¿A la televisión aún le queda tiempo de ajuste?
-Le queda mucho. Además, como hoy existe una multiplicidad de señales, se ha dividido el ingreso y la calidad de la televisión es mucho menor a la que ofrecía antes.
-¿En el país se han hecho los cambios necesarios?
-Es que esto es tan rápido. La obsolescencia es muy rápida. Antes de Blockbuster existía Errols. Cuando uno escuchó que Errols lo compró Blockbuster, uno decía: “Qué brillante el señor Errols”, ¿cómo no se me ocurrió eso a mí? Y hoy, ¿queda algún Blockbuster? Eso se acabó. Lo que no se acabaron fueron los contenidos.
-En Chile los días que menos televisión se ve son los sábados y los domingos en la tarde. ¿Piensa que un programa como Sábado Gigante tendría hoy espacio?
-Creo que sí, siempre que se logre renovar. Uno de mis sueños es traspasar Sábado Gigante a otra generación, que es lo que me ofrecieron en EE.UU. Le he puesto empeño, pero no sé si lo voy a lograr.
Usted dijo hace poco que uno de sus proyectos era reeditar Sábado Gigante en Chile con su hija Vivi…
-Sí. Me gustaría incorporar a mi hija porque es la que más conoce el programa. Estamos trabajando en ese proyecto.
-¿Siempre con Canal 13?
-En este momento con Canal 13.
-¿Existe la posibilidad de que no sea con el 13?
-Somos profesionales, quisiéramos seguir por siempre. Hay una historia de 52 años en Canal 13, que es algo que tengo que tomar en cuenta, pero al mismo tiempo tengo que tomar en cuenta los deseos que tengo de hacer cosas.
-¿Eventualmente podría dejar el canal?
-Espero que no. Pero si me hubiese hecho esa pregunta 20 años atrás, tampoco se la hubiese podido responder.
EL FUTURO
-Lleva 29 años viviendo en Miami. ¿Ha pensado alguna vez en volver a Chile?
-No considero que yo no viva en Chile. Vivo en las dos partes. Tengo mi casa, mis amigos aquí y también tengo amigos allá.
-¿Pero le gustaría terminar su carrera aquí?
-Siempre he pensado que éste es mi país, pero he hecho una bonita carrera en Estados Unidos. Eso sí, tengo que volver a decir lo que siempre dije: en esta profesión uno no se retira, lo retiran.
-Eso es duro…
-¡Pero es cierto! ¿Y qué es lo que a uno lo retira? La salud, la capacidad intelectual. Todo tiene un límite y en esta profesión es más claro que en cualquier otra.
-¿Qué le gustaría hacer después de la TV?
-Estoy en una etapa en la cual lo que más quiero hacer es compartir. A muchos quizás eso no les interesa. A mí me gusta compartir mis experiencias, lo que he aprendido. Ése es precisamente el nombre que le voy a poner al libro que estoy escribiendo: Lo que aprendí.
-¿Será su cuarto libro?
-Sí. El primero fue un folletito sobre los 18 años de Sábado Gigante, después vino ¿Quién soy?, y luego Entre la espada y la TV. Lo que quiero hacer ahora es una combinación de cosas: lo que aprendí como persona, como comunicador, como ser humano, mezclado con anécdotas. En el libro también quiero incluir un decálogo sobre las cosas que, a mi juicio, me permitieron llegar donde estoy. Ahora lo voy a empezar a escribir y después lo veré con un cowriter.
-A usted permanentemente se le acerca gente, lo saluda, le piden fotos. ¿Se cansa del trajín? ¿De todo lo que implica ser “Don Francisco”?
-Sí, a veces. Yo, como la mayoría de las personas, tengo miedo a no tener algo que hacer. A no sentirme útil. A sentirme como una carga para mí mismo. Me dicen que es hora de que yo descanse, que lo tome con más calma. Yo trato, pero no me resulta. Realmente trato.
-¿Le da miedo que la televisión un día lo deje fuera?
-No he tenido esa experiencia, pero creo que me va a doler. Salvo que tenga alguna contingencia que me haga a mí dejarla… Pero creo que me va a doler.