Hillary Clinton
Aunque el primer dato que salta a la luz cuando se habla de Hillary Clinton es que estuvo casada con el ex presidente Bill Clinton, y que por lo tanto fue primera dama entre los años 1992 y 2000, su experiencia en el mundo de la política va muchísimo más allá que eso. Fue senadora por Nueva York y Secretaria de Estado de Barack Obama, el cargo con mayor rango dentro del gabinete de Estados Unidos porque es quien debe velar por las relaciones exteriores, un tema complejo en un país que es potencia mundial. Además, es reconocida por su labor en la defensa de los derechos de las mujeres en todo el mundo.
Aunque sigue siendo la favorita para ganar la nominación por el partido demócrata, en las últimas semanas ha perdido terreno de manera significativa contra Bernie Sanders. ¿Su principal debilidad? Parece ser la encarnación del “establishment”, la elite política acostumbrada a gobernar en Estados Unidos, y las últimas encuestas sugieren que la población desconfía de ella. En esta pérdida de credibilidad juega un papel fundamental la Fundación Clinton, que dirige junto a su marido, y que ha sido acusada de conflictos de interés .También estuvo envuelta en la polémica de la filtración de correos y la crisis de Bengasi, investigada por el congreso.
Bernie Sanders
Se autodenomina socialdemócrata, algo curioso en un país en el que el término “socialismo” genera más rechazo que adhesión. Educación superior gratuita, sanidad pública universal, lucha contra el cambio climático, reforma migratoria y del sistema judicial y mayor control de Wall Street y sus bancos son algunas de sus propuestas, inusuales para Estados Unidos.
Aunque hace un par de meses nadie apostaba en serio por por él, el senador por Vermont ha logrado movilizar al electorado más joven y progresista, poniendo nerviosa la candidatura de Clinton que sin duda tiene fresco el recuerdo de cómo en 2008, un desconocido Obama también parecía imposible ante el indiscutido peso de Clinton. Y Sanders ya ha dado sorpresas antes: en 1991 fue el primer candidato independiente en ser elegido al Congreso.
Su principal debilidad no obstante, está muy ligada a sus fortalezas: su novedad es tan atractiva como repulsiva, especialmente entre el electorado más moderado, votos que también necesita para transformarse en el candidato de los demócratas.
Donald Trump
Aunque de manera distinta, desde la otra vereda quien encarna la lucha contra el establishment político es el multimillonario Donald Trump, presidente de la organización que lleva su apellido y estrella de televisión. Su discurso es que sólo alguien como él, exitoso pero desligado a las falsas promesas de la política, puede llevar a Estados Unidos a ser grande otra vez (a propósito de su lema, “make America great again”).
Con un lenguaje lejos de ser diplomático, pero sobre todo con un discurso anti-inmigración muy agresivo, logró posicionarse durante todo 2015 como el precandidato favorito de los republicanos, aunque el caucus de Iowa restó algo de ímpetu a su popularidad.
Sus principales debilidades, además de la polarización que genera, son que muchas de sus propuestas rayan en el populismo y que según las encuestas la gran mayoría lo encuentra poco confiable.
Ted Cruz
Es senador por Texas, miembro del Tea Party y extremadamente conservador. Su salto a la fama ocurrió en 2014, cuando expuso durante 21 horas seguidas en el Congreso en contra de la reforma sanitaria de Obama, más conocida como Obamacare.
Aunque su padre es cubano, no utilizada la carta latina, sino que por el contrario el punto que más destaca de la biografía de su progenitor es su papel como pastor evangélico. Esto fue fundamental en Iowa, donde el apoyo de esta comunidad fue fundamental para coronarse como el gran ganador de los caucus de ese estado. Dentro de sus propuestas incluye una estrategia de tolerancia cero frente a los inmigrantes sin documentación.
Una de sus principales debilidades, no obstante, es que su figura genera mucha resistencia dentro de su propio partido, en especial de algunos de sus colegas como el ex candidato presidencial John McCain. Además, algunos han cuestionado el hecho de que nació en Canadá, pese a que su madre era ciudadana norteamericana, vive en Estados Unidos desde los cuatro años y renunció a la nacionalidad del país vecino, por lo que legalmente está habilitado para presentar su candidatura.
Marco Rubio
El precandidato más joven también es hijo de inmigrantes cubanos. Pero a diferencia de Cruz, suele repetir la historia de su origen: un latino humilde. Reconocido por su carisma, el discurso que Rubio busca encarnar es que el sueño americano es posible y él es ejemplo de eso.
Una buena representación de los valores republicanos más tradicionales, goza del apoyo de su partido; la elite lo prefiere de todas maneras antes que a Cruz o Trump. Sin embargo, aunque muchos lo quieren, pocos lo aman: la opinión general es que es una muy buena “segunda opción”.
Su principal problema es la falta de experiencia –en ese sentido muchos lo comparan con Obama–. Además, un episodio que le suelen sacar en cara fue la ley de inmigración que promovió en 2013 juntos con otros siete senadores, la cual fue rechazada por su partido.
John Kasich
El gobernador de Ohio es uno de los pocos precandidatos republicanos que ha resistido hasta este punto de la carrera, donde otros como Jeb
Bush y Ben Carson –quienes en algún momento se vieron con más posibilidades que él–, se han retirado. Kasich tiene treinta años de experiencia en la política, ha sido representando de la Cámara y del Senado y lleva una aventura presidencial a cuestas: en 1999 presentó su candidatura, pero finalmente se tuvo que retirar por falta de financiamiento. Es un hombre de familia y aboga por un sistema fiscal propio, así como un sistema de salud accesible para la clase media, postura que incomoda a los republicanos más tradicionales.