Fueron los rasgos de depresión en la historia genética de su familia los que llevaron a Michael Kuhar a investigar esta enfermedad en su juventud. Licenciado en física y filosofía de formación, comenzó a estudiar qué significaba estar bien. El concepto de bienestar y cómo la gente intentaba, con éxito a veces, con fracasos estrepitosos la mayoría, alcanzarlo. "Allí me di cuenta de que, en esa búsqueda, las drogas eran un camino rápido que mucha gente tomaba y que la drogadicción es un modelo que demuestra cómo se enferma el cerebro", explica el autor de "El cerebro adicto" (Ediciones UC)
En el libro menciona que las drogas afectan a las personas de forma distinta. Que algunas pueden ser destruidas por una adicción mientras otras son más resistentes. ¿Cómo y por qué ocurre ese fenómeno?
Si le das, por ejemplo, anfetamina a 10 personas, no a todos les gusta. Tenemos diferentes cerebros, con conexiones especiales y diferentes. Algunas personas pueden probar drogas y escapar de ellas. Otras se convierten en adictos. No sabemos cuál es la razón específica. Lo que sí se pueden distinguir son los factores de riesgo, y ahí es donde hay que atacar en la prevención. Estar en un ambiente donde las drogas estén disponibles, padres que consumen. O que mientras más joven pruebe, más posibilidades tiene de ser adicto.
¿Por qué los jóvenes son más vulnerables?
Porque su cerebro no está completamente desarrollado. La corteza frontal, esa parte que se encarga de decirnos que hacer y qué no, que controla el comportamiento no está totalmente desarrollada en los adolescentes. Recién al llegar a los veinte años está bien. Por lo mismo, en general, el criterio de los jóvenes no es tan bueno. Y no solo en materia de drogas, en muchas cosas: decisiones vocacionales, consumo de alcohol, para manejar autos. Son muy vulnerables.
¿Por qué dice que las drogas se relacionan con la pérdida de libertad?
Porque la libertad, para mí, es la capacidad para elegir entre muchas cosas distintas. A mayor cantidad de opciones, más libre eres. Cuando eres drogadicto vas detrás de las sustancias, te manejan, tienen un efecto negativo en tu vida.
¿Eso no contradice uno de los argumentos para la legalización de las drogas?
En cierto sentido, sí. Hay una expresión que ocupamos en Estados Unidos: "ningún hombre es una isla". Todos estamos interconectados. Si eres adicto, estás enfermo, tienes un desorden mental, y eso afecta a la sociedad, tiene costos médicos, es una cadena. Yo no tengo la libertad para llegar y dispararle a alguien, porque eso afecta a la sociedad en un mal sentido. Entonces, para mantener el orden y protegernos a unos de los otros, la sociedad ha impuesto reglas como la prohibición del consumo.
En el libro usted propone que internet, el juego, el uso de drogas y el chocolate afectan al cerebro de formas similares.
Si escaneas el cerebro de una persona mientras consume cocaína, ciertas áreas del cerebro se activan. Luego comparamos esas pruebas con escaners de gente ludópata al reaccionar a estímulos del casino y nos dimos cuenta de que eran exactamente las mismas que la cocaína.
En estos experimentos, ¿se ha autoadministrado drogas para estudiar sus efectos?
Tomo alcohol ocasionalmente y cuando joven fumé tabaco.
¿Considera que el alcohol y los cigarros son drogas?
Sí. Son adictivos, interfieren en tu vida, restringen tu libertad, dañan tu salud y, en un momento, ya no puedes parar.
¿Cree que deberían recibir la misma condena social que la cocaína o la marihuana?
Eso debe decidirlo la sociedad en su conjunto. Mi opinión personal es que, al final, la meta de la salud pública es reducir el daño a las personas. Mucho alcohol hace daño, pero hay evidencia científica de que un poco de alcohol a la semana es beneficioso para la salud. En exceso, es malo. Es como manejar: necesitamos el auto, pero en ocasiones puede convertirse en un arma peligrosa. Hay cosas que la sociedad acepta y tolera, pero que pueden llegar a ser perjudiciales.
¿Qué piensa del uso medicinal de la marihuana?
Aquí hablamos concretamente de legalizar la marihuana. Y es complicado. Un principio de la salud pública es que mientras más drogas estén disponibles, mayores serán los problemas con esa determinada sustancia. Poner la marihuana al alcance de todos hará que los problemas que se le relacionan aumenten su frecuencia. En mi opinión, la planta de marihuana nunca será legitimada como medicina. Es demasiada la variación entre cada especie.
¿Pero determinadas cepas?
La Food and Drug Administration (agencia del gobierno de Estados Unidos responsable de la regulación de alimentos y medicamentos) sólo aprobará un químico puro, un componente. Por ejemplo, si tomas un solo químico de la planta de marihuana como el cannabidiol, y ves que sirve en tratamientos para niños, por ejemplo, tiene que ser probado y luego consumido en cápsulas. No directamente de la planta, donde todo cambia y donde no sabes qué estás sacando directamente. La FTA no puede considerar una planta, además, porque fumar nunca será bueno. Por eso, la idea de la marihuana como medicina tiene muchos problemas y deficiencias.
Solo las pruebas químicas determinaran si algo que puedes obtener de la marihuana sirve como medicina.
¿Y el aceite?
Si eres capaz de verificar que el aceite será siempre igual, entonces puedes hacer una prueba. Pero es muy difícil que siempre obtengas el mismo de la planta. Por eso tienen que ser cápsulas de un compuesto concreto.