Michelle Bachelet 53,5%
Cecilia Morel 5,2%
Jacqueline van Rysselberghe 3,5%
Carolina Goic 3,2%
Que la presidenta Michelle Bachelet encabece la lista de las mujeres más poderosas e influyentes del país probablemente no sea sorpresa para nadie. Motivos tiene de sobra: ha gobernado por casi cuatro años (casi ocho en total si se consideran ambos gobiernos) y durante su última administración ha encabezado una serie de reformas que, para bien o para mal, dejan claro no sólo su sello, sino también su influencia sobre el devenir del país. De hecho, es habitual verla como una de las mujeres más poderosas de la región y también del mundo. Sin embargo, el abismo de distancia entre la mandataria y las siguientes mujeres nombradas en esta encuesta (Ana Lya Uriarte, jefa de gabinete, aparece en el segundo lugar, 46,1 puntos porcentuales por debajo de Bachelet) deja clara una cosa: la invisibilidad del poder femenino.
“Es destacable el liderazgo de Michelle Bachelet. Pero, por otra parte, es destacable la poca visibilidad de los liderazgos femeninos. Porque sí las hay: Bernardita Méndez está investigando la cura del cáncer; Consuelo Saavedra es la mujer ancla de TVN, y tiene poder e influencia, y además hay varias directoras de empresas, como Vivianne Blanlot, que tienen poder e influencia. Mientras, la abogada Nicole Nehme ha sido muy premiada internacionalmente por su trabajo y trayectoria, y también tiene poder e influencia. Por lo tanto, no es falta de liderazgo, sino falta de visibilidad”, asegura Alejandra Sepúlveda, directora ejecutiva de ComunidadMujer.
Entre las mujeres nombradas, las principales están relacionadas con el sector público: la ex primera dama Cecilia Morel, la presidenta de la UDI, Jacqueline van Rysselberghe, y la senadora y candidata presidencial, Carolina Goic. “Si uno analiza las noticias y la figuración pública, es fácil concluir que estas son las mujeres que más aparecen hoy en los medios por declaraciones, por estar en campaña”, agrega Alejandra Sepúlveda.
A nivel empresarial, en los primeros diez lugares de la lista sólo están Lucía Santa Cruz y Alejandra Mustakis.
Pero además de explicarse por el momento electoral, también refleja que la deuda creciente es del sector privado, según asegura Francisca Jünemann, cofundadora de ChileMujeres. “Si bien la deuda es dar visibilidad a las mujeres y que tengan cargos de mayor decisión en todos los ámbitos de la sociedad, claramente, las pocas que se visibilizan están en el sector público, por lo tanto, la deuda es aún mayor en el sector privado”, asegura. Las posibilidades de incluir a mujeres en empresas del sector público se han visto reforzadas por la cuota voluntaria de incorporar a 40% de mujeres en el Sistema de Empresas del sector público (SEP). “Esto demuestra que junto con la ley de cuotas en partidos, por lo menos hay una acción (independientemente de si son las más idóneas o no), que muestra una voluntad del sector público”, agrega Jünemann.
A nivel empresarial, en los primeros diez lugares de la lista sólo está la directora de empresas Lucía Santa Cruz (en el octavo lugar, con un 1,7% de las menciones) y la presidenta de la Asociación de Emprendedores de Chile, Alejandra Mustakis, quien se ubica en el décimo lugar, empatando con la ex ministra Mariana Aylwin con un 1,5%. Esto, pese a que, por ejemplo, este año hubo hitos como el nombramiento de Janet Awad, gerente general de Sodexo, como la primera vicepresidenta de la Sofofa, mientras en Colbún se nombraron tres directoras.
Esto se condice con lo que ocurre en el mundo empresarial. De acuerdo con cifras compiladas por Comunidad Mujer, en las empresas del IPSA sólo el 6,9% de los directores y sólo 10,6% de los gerentes de primera línea son mujeres. En representación política, un 16% de los cargos del poder legislativo corresponde a mujeres, aunque se espera que con la ley de cuotas esta participación llegue al 20%.
Pero Chile sigue al debe en materia de equidad de género no sólo en posiciones de poder del ámbito político o de la empresa privada sino también en la participación de las mujeres en el mercado del trabajo, destaca María Elena Sanz, directora de +Mujeres. Por esto, desde su organización están impulsando tres medidas: identificar y trabajar sobre los sesgos inconscientes y los estereotipos de género, invertir en promoción y desarrollo de mujeres con talento que hoy ocupan cargos ejecutivos de línea para que puedan ejercer en el mediano plazo cargos de alta dirección; y diseñar políticas públicas que apunten a la corresponsabilidad, en concreto, abordar la modificación del artículo 203 del Código del Trabajo, en relación a la sala cuna.
Para Jünemann, además de avanzar en esos temas, la toma de conciencia es esencial. “Si se abre la puerta a mujeres con conciencia de su rol en la mejora de las condiciones laborales para que otras se desarrollen, aumentará la productividad y la resolución de conflictos. Pero deben ser mujeres las que asuman el rol para que otras puedan visibilizarse”, asegura.