La primera vez que habla con revista Qué Pasa va camino a la India. La segunda está en Bombay. La tercera se dirige a Hong Kong. Peter Diamandis, ingeniero aeronáutico, médico, empresario, fundador de corporaciones dedicadas a alargar la vida humana, los viajes espaciales privados o a la minería en asteroides, busca en su estrecha agenda unos minutos para hablar con Chile, anticipando la primera versión en Latinoamérica, en Santiago de la SingularityU Chile Summit 2016, un evento que se realizará el 26 y el 27 de abril en el CA 660, organizado por BeSTinnovation.
“Quiero que los 100 sean los nuevos 60”, dice Diamandis sobre una de sus empresas, Human Longevity, Inc. (Longevidad Humana). Él tiene 54.
Nacido en el Bronx, en una familia de origen griego, Diamandis también es director de Zero-G, la corporación que hizo flotar a Stephen Hawking en un viaje de gravedad cero el año 2007. Él ayudó personalmente a mantener a flote al célebre físico. No es todo. Inspirado en Charles Lindbergh —la primera persona que voló desde Nueva York hasta París sin escalas, para ganar un premio de 400 mil dólares—, es además director de la Fundación X Prize, que ofrece, no miles, sino millones de dólares en una competencia pública a los primeros que puedan armar un vehículo para explorar la Luna, buscar una cura para la tuberculosis o explorar la base de los océanos. “Para fomentar el desarrollo tecnológico que podría beneficiar a la humanidad”, dice sobre el premio.
Diamandis resumió las ideas tras la mayoría de estas iniciativas el 2012, en un libro de título provocador para un mundo aproblemado por el cambio climático, el agotamiento de los recursos naturales y los conflictos armados. El ejemplar se titula Abundancia: el futuro es mejor de lo que piensas —coescrito por el futurista Steven Kotler— y pasó varias semanas entre los más vendidos del New York Times.
“Nada es escaso”, dice Diamandis a Qué Pasa sobre las ideas de Abundancia. Por el contrario, todo cunde, según plantea el libro. Incluso los recursos más preciados, como el agua o la energía, sobran. Sólo falta la tecnología para liberarlos y, con la tecnología de hoy, es cosa de tiempo e incentivos.
“Yo sostengo que la tecnología es una fuerza liberadora de recursos”, dice Diamandis. “Hay muchos recursos, sólo que no tienen una forma usable hoy. El cambio va pasando cada vez más rápido y en aspectos fundamentales”.
Y también eso está más o menos solucionado, argumenta en el texto: si es por tiempo, la tecnología crece de forma exponencial (no aritmética, o sea, a muy grandes zancadas), y si es por incentivos, los hay de sobra. El primero es la tecnofilantropía, donde grandes fortunas como la de Bill Gates tienen enormes recursos que pueden destinar a distintas iniciativas, como por ejemplo la búsqueda de una cura para la malaria. El segundo es la cultura del “hágalo usted mismo”, donde los privados pueden armar una empresa en el patio de su casa y competir con los grandes proyectos públicos, como ocurrió el 2003, cuando el bioquímico Craig Venter logró descifrar el genoma humano casi al mismo tiempo que la iniciativa gubernamental donde participaron científicos de 15 países.
La tercera fuerza es la de “los billones en ascenso”, el mercado que forman las personas más pobres de las economías mundiales, los que nunca han comprado ni producido nada, pero que estarían dando el paso hacia una economía conectada donde hay espacio, teórico, para todos.
Eso piensa Diamandis.
—Yo sostengo que la tecnología es una fuerza liberadora de recursos. Hay muchos recursos, sólo que no tienen una forma usable hoy. El cambio va pasando cada vez más rápido y en aspectos fundamentales. ¿Me estás llamando desde Santiago ahora? Porque en partes como São Paulo o Bombay, hace sólo 20 años conseguir una línea de teléfono era muy caro, había listas de espera que duraban varios meses, e incluso tenías que pagar una serie de favores para conseguir acceso a un teléfono porque era un trámite muy, muy difícil. Hoy la gente no sólo tiene un móvil, a veces tiene dos. Y los hijos o las hijas de las personas más pobres, cuando tienen un smartphone, pueden tener el mismo acceso a la información que tiene hoy Larry Page, el CEO de Alphabet. Es un cambio espectacular.
—¿Cómo puede sobrar la energía, cuando tenemos tantos conflictos asociados, precisamente, a la generación de energía a través de petróleo, gas, carbón, o polémicos proyectos hidroeléctricos?
—Existe mucha energía. La Tierra recibe cinco veces más energía proveniente del sol de la que consumimos como especie. Hoy estamos viendo cómo el rango de producción de energía solar está creciendo de forma exponencial, y cómo al mismo tiempo las tecnologías van bajando de valor. Creo que vamos a ver grandes niveles de producción de energía en lugares como Centro y Sudamérica, África y Asia, que son algunas de las partes más soleadas del planeta. La energía solar será la fuerza dominante para la producción durante los próximos 10 a 20 años. Y cuando tienes energía en abundancia, también puedes tener abundancia de agua potable. Hoy estamos trabajando en la Fundación X Prize en entregar un premio a la abundancia del agua. Nos estamos focalizando en cómo captar agua a partir de la humedad atmosférica. India, por ejemplo, tiene una humedad tan alta que podrías extraer agua del aire y entregar unos 20 litros diarios para la provisión de un hogar.
—Hoy, en el mundo, hay personas que tienen un celular pero no tienen acceso a un baño. ¿Traerá la tecnología necesariamente una reducción de la pobreza?
—En este momento estoy en Bombay. Hay mil trescientos millones de personas aquí. Bombay tiene una de las mayores pobrezas en el planeta. Pero también tiene uno de los más altos niveles de penetración de internet en el mundo. Alrededor de un 70% de penetración de internet. Si piensas en eso, piensa que hay dos cosas que transforman a una población: su habilidad para dar salud y educación a las personas. Si logras eso, vas a transformar sus vidas. El hecho es que hoy cualquier persona con acceso a un teléfono digital, a internet, tiene acceso a la información mundial a través de Google. La internet ha democratizado el acceso a la información y lo ha hecho igualitario, sin importar cuán rico o cuán pobre eres. Eso es transformador.
Un campus de ideas osadas
Combinado de universidad, centro de pensamiento e incubadora de negocios, Diamandis cofundó Singularity University en un campus de investigación de la NASA, en California, a partir de una idea de educación que superara el paradigma del siglo XIX, dedicado al aprendizaje, la memorización de hechos y, en los últimos años, la ultraespecialización.
Diamandis propone, en cambio, un lugar donde las personas puedan exponerse “a las más amplias y osadas ideas” en torno a las áreas que hoy se desarrollan aceleradamente y que, siguiendo su teoría de la abundancia, podrían trabajar juntas para elevar los estándares de vida de ni más ni menos que todo el planeta.
Los terrenos de Singularity University son la biotecnología (¿cómo crear un alga que genere combustibles baratos?), los sistemas computacionales (¿cómo conseguir 45 mil billones de IP únicas para llegar a “la internet de las cosas”?) y la robótica (¿cómo aumentar la productividad a través de la automatización?). También la manufactura digital (¿cómo imprimir no nuevas cosas, sino nuevos materiales en 3D?), la medicina (¿cómo generar laboratorios en chips, para tomar y analizar muestras del 60% de la población mundial que vive lejos de un hospital?) o la nanotecnología (para manipular la materia a escala atómica).
Otra de las áreas de Singularity, y una de las pasiones de Diamandis, es la Inteligencia Artificial, no sólo la IA “dura”, al estilo del robot que (casi) toma el control en la película 2001: Odisea del Espacio, de 1968, sino la inteligencia artificial “suave”, como la de los autos “que se manejan solos”.
—Nos dirigimos a un futuro donde la inteligencia artificial terminará volviéndose la mejor educadora del planeta. Será capaz de entregar la mejor educación posible a los hijos y las hijas tanto de un billonario como de los más pobres. Será capaz de entender tus deseos, tus habilidades de lenguaje, tu deportista y tu actor favoritos, todo. Será capaz de darte una educación personalizada como la que nunca antes vimos.
Cuando Diamandis habla de las bondades de la inteligencia artificial, las ilustra con la capacidad predictiva del buscador de Google o los autos robóticos —o vehículos autónomos — que, cree, ahorrarán enormes costos y vidas humanas al disminuir los accidentes causados por errores humanos.
—La inteligencia artificial también entrará al campo de la medicina. El mejor doctor del futuro no será humano, sino IA capaz de diagnosticarte mejor de lo que podría cualquier ser humano. Tenemos la capacidad de bajar los costos y democratizar el acceso a toda esta tecnología. Y eso transformará la vida de grandes porciones de la población mundial.