—Esta iniciativa es la confirmación de un paso imprescindible para el futuro de Chile —dijo Michelle Bachelet este lunes, al firmar el proyecto de ley para crear un Ministerio de Ciencia y Tecnología, pero entre los científicos la noticia se tomó con escepticismo. Como un buen gesto que aún no confirma nada.
Si bien la creación del organismo era una medida que han pedido desde hace años los investigadores chilenos, la falta de detalles sobre el proyecto y, sobre todo, la ausencia de compromisos de mayor financiamiento han mantenido mayormente el fervor en espera.
Lo que se sabe es esto:en el nuevo dibujo de la ciencia chilena que será enviado al Parlamento, el ministerio se encargará de definir los objetivos y las políticas de investigación a nivel país, la nueva Agencia de Investigación y Desarrollo reemplazará a Conicyt como brazo ejecutor del financiamiento, un consejo nacional asesorará al ministro de forma permanente, y un comité interministerial apoyará el traspaso a innovación.
Pero aunque la nueva intitucionalidad recoge parte de las recomendaciones que la Comisión Presidencial Ciencia para el Desarrollo entregó a la presidenta hace un año y medio, muchos investigadores no tienen claro cuánto impacto tendrá sobre un sistema en crisis.
Consultados al respecto, el diagnóstico de seis de los científicos más relevantes del panorama nacional es unánime:si no existe un aumento del financiamiento, al menos al doble de lo que existe hoy, la nueva institucionalidad no será más que un cambio cosmético.
El nuevo ministro tendrá que hacerse cargo de problemas en todos los frentes: la compleja inserción en el país de unos tres mil becarios de posgrados que el sistema no tiene cómo recibir, la regulación de las precarias condiciones de trabajo en los laboratorios nacionales y el reformulamiento de una burocracia extenuante que tranca, en muchos casos, la ciencia chilena.
» Pablo Valenzuela
Bioquímico, Premio Nacional de Ciencias.
Creador de la vacuna contra la hepatitis B y líder del equipo que secuenció el virus del sida.
El ministerio es una herramienta, pero no es el fin del asunto. Es algo vacío en este momento, no sabemos cómo se va a usar ni en qué condiciones. Es un misterio. Creo que puede ser muy bueno si el ministro tiene acceso directo al presidente, fuerza y libertad para acometer una serie de cambios importantes que tenemos que hacerle a la ciencia en Chile. Pero ese programa no se lo he oído jamás a Bachelet ni a nadie del gobierno.
Lo que es muy importante es ver el financiamiento de la ciencia. No se justificaría un ministerio sin un plan serio para aumentar el porcentaje del PIB que se invierte en ciencia y tecnología. Durante 30 años se ha hablado de hacerlo y no se hace. Lo segundo es una reforma importante a la manera en que adjudicamos los fondos. Simplificar el proceso de Conicyt, donde hay una burocracia tremenda y un problema constante con Contraloría que es cada vez peor, donde a los científicos se los trata como verdaderos ladrones. Porque se entrega plata para investigación, pero no se pueden comprar equipos, no se pueden hacer cosas, hay que hacer licitaciones públicas por una mugre de plata. Si el ministerio va a atacar estas cosas, excelente, pero nadie ha hablado de esto.
Otra área son las Becas Chile, que fueron mal diseñadas. Se gasta un montón de plata para pagar doctorados afuera, cuando Chile ha hecho un esfuerzo grande para hacer excelentes doctorados nacionales. El énfasis tiene que estar en financiar posdoctorados afuera, donde los investigadores marcan su futuro en un laboratorio de una persona líder. El ministro va a tener que hacer cambios importantes. Cambios que se pueden hacer si se tiene poder. Acá hay mucha expectación, una cantidad tremenda de esperanza… figúrese en la que se va a meter este ministro.
Vamos a ver cuánta libertad le dan
» Ricardo Finger
Astrónomo, Doctor en Ingeniería Eléctrica.
Diseñador y constructor de los 66 lentes y otras piezas de la Banda 1 del radiotelescopio ALMA.
Hay que hablar de plata. Chile tiene dentro de la OCDE el menor porcentaje del PIB dedicado a ciencia y tecnología, el 0,35%, cuando los otros países tienen hasta diez veces más. Pero sin ir tan lejos, incluso Argentina y Brasil nos duplican y triplican en ese porcentaje, siendo países que tienen problemas tanto o más grandes que nosotros. El ministerio no va a poder cambiar el panorama si no hay recursos, y un 0,7% es lo mínimo para no ser una vergüenza. Uno mira los gráficos y se sonroja un poquito.
Aún así, era necesario un Ministerio de la Ciencia. Porque Conicyt no tiene la estructura suficiente para administrar todo. Uno ve demoras supergrandes en los fondos, en la evaluación de proyectos. Una cantidad de trabas que hacen que ejecutar fondos grandes sea terrible. Uno puede demorar un año en comprar un aire acondicionado. Para cualquier compra por más de 120 mil pesos necesitas una licitación pública… y hay tornillos que me cuestan 120 mil pesos. Entonces es un límite ridículo.
Antes licitar no era tan terrible, pero Contraloría se ha puesto cada vez más pesada. Ahora te tienen que aprobar las bases, un proceso que tarda más de un mes, para que después la licitación quede desierta porque en Chile no hay proveedores. Después el proceso se empieza a extender hasta un punto que desafía toda lógica.
A los que hacemos tecnología es a los que más daño nos hace esto. El desarrollo tecnológico es de oportunidades: si viene un nuevo telescopio a instalarse y no me subo al carro en seis meses, me quedé abajo. Si me demoro un año en comprar cualquier cosa, no tengo ninguna posibilidad de competir. Lo mismo pasa cuando quieres viajar a una reunión donde se va a discutir quién construye un telescopio. Si tienes que avisar un año antes lo que vas a hacer, y si tienes que pasar por toda esta burocracia para adjudicarte un fondo, entonces no estamos capacitados para hacer tecnología e innovación.
» Alexander Vargas
Paleontólogo de vertebrados, refundador del área en Chile. Líder mundial en experimentos de dinosaurificación de embriones de aves.
En Chile las oportunidades para que científicos jóvenes pasen al siguiente nivel son muy pocas. En otros países, con los resultados que mi grupo tiene, estaríamos surfeando la ola. Luego de ser portada en Nature, del descubrimiento del Chilesaurio, estamos pegados porque hay muy pocos fondos grandes. Y todo es cada vez más lento. Los fondos Milenio, que se suponía eran todos los años, ahora son cada tres; los fondos Anillo, que eran cada tres, ya son cada cinco. Se abren poco las ventanas, y cuando pasa hay una competencia tan descarnada, que las áreas nuevas tenemos todas las de perder.
En temas patrimoniales, como son nuestros descubrimientos de dinosaurios, que además son muy atractivos para los chilenos, los políticos han desaprovechado la oportunidad de fomentar la ciencia. Que hayan hecho el ministerio me alegra y habla bien de ellos, pero ahora se tienen que involucrar de verdad. Si tuviéramos acceso a más fondos, podríamos proteger todos los fósiles que se están perdiendo, que salen al mercado internacional.
Hay una crisis en esto. Si miramos lo más reciente: el cementerio de ballenas prehistóricas descubierto en Caldera o los megayacimientos en La Serena, con docenas de esqueletos de animales, de personas, de alfarería, de collares de oro, ¡hallazgos espectaculares! Todo eso está en bodegas, incluso el Chilesaurio, en vez de hacer museos que los hubieran hecho atractivos mundiales.
Yo le diría al nuevo ministro que tenemos que crear fondos aparte para la inversión patrimonial, que hoy son nada. Si quieres proteger no puedes competir con la astronomía y con el cáncer. Hasta hace poco desconocíamos la enorme cantidad de material paleontológico que hay en Chile, y ahora no tenemos cómo protegerlo. No se sabe cuándo habrá concursos, desaprovechamos oportunidades, se nos van los jóvenes investigadores a otros países… estamos estancadísimos. Y deberíamos surfear la ola.
» Cristina Dorador
Bióloga. Experta en extremófilos del desierto, organismos que sobreviven a la radiación y el calor extremo, claves para entender el origen de la vida.
El ministerio es una buena noticia, porque por primera vez vemos una preocupación gubernamental para que conversemos sobre el desarrollo de la ciencia en Chile, pero hay que generar una valoración en todo el país de que la ciencia es importante. Es superimportante hacer que las personas lo sientan propio, creo que es el camino para solucionar los otros problemas de fondo, como la falta de recursos.
Ese es un trabajo muy importante que el ministerio tiene que hacer: la educación científica para todas las personas. Y tenemos que darles la oportunidad a todos los talentos del país. En regiones y también en ambos géneros. Sabemos que es un porcentaje muy menor el de las niñas que siguen la vocación científica, por la falta de oportunidades, y por el sesgo que comienza desde muy temprano en la formación educacional, desde los profesores de matemáticas que fomentan más a los niños. En Chile no hay más de un 30% de científicas mujeres.
Tenemos que formar lugares de trabajo que den las condiciones para que las mujeres se puedan desarrollar. Porque cuando las mujeres se están doctorando coincide con la edad reproductiva, y tener hijos es casi una decisión de si seguir en ciencia o no. Pasas dos años sin publicar, y luego es difícil recuperarse. Después cuesta mucho subir en la carrera académica de las universidades, y tampoco es fácil ser consideradas para congresos.
Creo que es un tema educacional. Quizás el ministerio por sí solo no lo va a lograr, y tiene que articular con el Ministerio de Educación y el Sernam. Hay que entender que formar en ciencia en la educación escolar no solamente sirve para crear científicos, sino también para crear personas con pensamiento científico, críticas, que van a pensar de otra manera y que no van a permitir que la televisión les siga mostrando pseudociencia.
» Andrés Couve
Director del Instituto de Neurociencia Biomédica.
Miembro de la comisión presidencial que asesoró al gobierno para la creación del Ministerio de Ciencia.
Que exista un ministerio no quiere decir que se apoye a la ciencia. Es un primer paso. Pero si tú quieres demostrar cuánto vale para ti algo, tiene que traducirse en recursos. Este primer paso tiene que ser capaz de establecer una visión clara para que en la discusión presupuestaria de 2018 uno pudiese decir: ahora sí, la ciencia se apoya en Chile. No quiero todavía manifestarme como un pesimista: esto es un paso necesario, pero no es la manifestación real de la voluntad. Esto al gobierno le cuesta cero.
La estructura del ministerio tiene sentido, va a permitir establecer objetivos y vincularlos con los del país. Porque Conicyt no es capaz de generar políticas científicas. El ministerio incorpora esa dimensión política y estratégica, y debería ayudarnos a construir un Chile en donde se valore mucho el conocimiento y su aplicación. Esa es la razón de ser de este ministerio.
Así como existe Becas Chile, el otro gran desafío va a ser aumentar el número de investigadores con un programa de Inserción Chile en las universidades, empresas y en el Estado. Porque yo no puedo financiar a los investigadores si no tienen a dónde llegar. También hay un déficit muy grande en las empresas. En Chile hay menos de un investigador por cada mil trabajadores, y el promedio de la OCDE es siete veces mayor. En un plazo de cinco años deberíamos duplicar ese número, pero para eso tiene que haber una fuerte vinculación con el mundo de la innovación, y el tema de la innovación quedó fuera de este ministerio por las defensas territoriales de los economistas de la Corfo. Eso es un problema grave que vamos a tener que discutir en el Parlamento. Éste es un ministerio que tiene que ser para Chile, no sólo para la comunidad científica.
» Tomás Pérez-Acle
Doctor en Biotecnología. Referente mundial en modelamiento biológico con supercomputadores y predicción matemática de eventos de caos social.
Si queremos crear políticas de ciencia y tecnología que nos lleven al desarrollo, eso va a significar revisar muchos de los programas que existen actualmente. Por ejemplo, el de acceso a la investigación científica, que gasta 7 mil millones por año en acceso a revistas internacionales, sólo para que cinco fundaciones —las universidades acceden por sí solas— puedan leerlas. Se necesita una revisión profunda del impacto real que tienen las iniciativas.
La gran bomba de tiempo son los científicos que mandamos afuera, y que luego no tienen ningún incentivo para su inserción. Seguimos invirtiendo en enviar 300 personas al año por el mundo, y los obligamos a volver, pero no tienen a qué. Entonces se quedan afuera, esperando que se les expire el pagaré. Eso es terrible, porque con plata de todos los chilenos estamos financiando la ciencia de países desarrollados. Necesitamos un programa de inserción en que los investigadores tengan un sueldo pagado por el Estado, como en Argentina y Francia.
Y lo segundo más importante es resolver la enorme precariedad laboral del sistema científico chileno. Hoy tenemos un gran número de gente altamente calificada trabajando sin acceso a contrato, que no tienen derechos laborales más allá de lo que el jefe quiera. Chicas que están embarazadas y en contacto con sustancias químicas peligrosas. Hay una precariedad laboral que tenemos que ser capaces de resolver, y para eso hay que aumentar los fondos para personal en un 20% en todas las instituciones.
El ministerio es un anhelo que tiene larga data y nos tiene felices. Pero del dicho al hecho hay mucho trecho. Su implementación puede ser tan escabrosa como el proceso que llevó a su creación: si tenemos un ministerio que lo único que hace es poner más burocracia por sobre Conicyt, el remedio va a ser peor que la enfermedad.