Por Antonio Díaz Oliva Mayo 18, 2011

Sucedió una vez más. En una entrevista emitida el lunes y martes recién pasados, James Frey (41), el autor de las polémicas memorias En mil pedazos, volvió a disculparse frente a Oprah Winfrey. Nuevamente, se arrepintió de haber hecho creer a sus lectores que la historia narrada en En mil pedazos era totalmente verídica, además de comentar The Final Testament of the Holy Bible, su último trabajo, con Jesús como protagonista, que lo tiene mediáticamente de vuelta. Fue el último capítulo de una polémica que se remonta al 2003, año en que apareció un libro que empezó vendiendo bien gracias a un progresivo boca a boca de los lectores. Aquí, Frey contaba su historia: la de un joven de 23 que terminaba, luego de muchos años drogándose y cometiendo crímenes, en un centro de rehabilitación. De todos quienes leyeron aquel libro, alguien terminó siendo clave: Oprah Winfrey.

En 2005, casi dos años luego de su lanzamiento, la famosa animadora no sólo pasó toda la noche leyendo esas memorias: invitó a Frey a una edición de su show que, justamente, se llamó "El libro que mantuvo a Oprah despierta toda la noche". Eso disparó las ventas. Frey, en pocos días, se convirtió en un fenómeno mediático. Le escribía gente que estaba en centros de rehabilitación para contarle lo mucho que su libro los había inspirado y ayudado, y rápidamente se volvió una figura de culto. Automáticamente se puso a trabajar en una secuela de esas memorias: My friend Leonard, donde Frey cuenta su vida al salir de rehabilitación. Luego de años sumido en un infierno de drogas y alcohol, parecía -por fin- encontrar algo de equilibrio. Y no sólo eso: su libro estaba ayudando a gente que pasaba por la misma situación.

Un año después de su explosión mediática, The Smoking Gun, un sitio web estadounidense de periodismo de investigación, descubrió que Frey había exagerado ciertas partes de En mil pedazos. Escenas en las que Frey cuenta que pasó tres meses en la cárcel, cuando en verdad estuvo apenas algunas horas retenido. O la parte en que un dentista tiene que sacarle los dientes (podridos a causa de la heroína y el crack) y la dolorosa intervención sucede sin ningún tipo de anestesia. Ante esas acusaciones, Oprah quiso aclarar las cosas. Invitó a Frey otra vez al show para dejar en claro todo. Y fue ahí, en vivo, para todo el país, cuando el escritor confesó que había exagerado ciertas partes. Oprah, por supuesto, se enfureció: lo acusó de ser un mentiroso frente a millones de espectadores. Los hechos, a continuación, se sucedieron rápidamente: tanto el agente literario de Frey como su editorial lo dejaron. Él, a su vez, se refugió en París por unos meses. No se supo mucho de su paradero. Simplemente, desapareció.

"Tú eres el próximo de nosotros", le dijo Norman Mailer a James Frey cuando se conocieron. Para el autor de "En mil pedazos", fue un espaldarazo: "Tuve la oportunidad de conocer a Mailer un poco antes de que muriese. Él es definitivamente uno de mis héroes no sólo literarios, sino por su figura y lo que representa".

"Un gran desorden. Sí, eso fue: un grandísimo desorden en mi vida", dice James Frey para Qué Pasa cuando se le pregunta qué siente sobre ese capítulo. Hoy, mirando atrás, confiesa que está arrepentido. Pero, claro, también tiene sus matices al respecto. "Más que arrepentido, hay algo que tengo claro: que esa etapa de mi vida fue un desorden en que cometí varios errores. Aunque también sé que últimamente todo eso me ha beneficiado. Es imposible negarlo". Y la polémica, pese a lo que muchos apostaban, tuvo una actualización esta semana. La nueva entrevista hecha por Oprah a Frey -como parte de los capítulos de despedida de su programa, The Oprah Winfrey Show- resultó la forma en que el escritor espera cerrar todo ese episodio y, de a poco, reinventarse. "Terminó siendo una gran experiencia: hablar en retrospectiva de lo sucedido con En mil pedazos, hablar de nuestros encuentros (malos y buenos) y acerca de mi libro nuevo", dice. Y luego asegura: "Me enorgullezco de haber hablado nuevamente con Oprah".

Literatura de shock

Así, obviamente, la pregunta es inevitable: ¿con qué se topa uno al leer En mil pedazos (editado el 2006 en Chile)? En una línea: uno se encuentra con un tour de force dentro de un centro de rehabilitación. Muchas escenas que parecen sacadas de Trainspotting o Réquiem por un sueño. Y muchos drogadictos que parecen tener sus vidas tan trizadas que ningún programa de rehabilitación conseguirá volver a pegarlas. "Esta apertura me está permitiendo recoger los pedazos de una vida destrozada", dice el narrador del libro hacia el final, cuando ya hemos leído bastante de crack, heroína, autos robados, prostitución y alcohólicos anónimos, y cuando -por fin- su vida se compone de a poco. Literatura de shock, es la etiqueta que se le puso a la obra de Frey en su momento. Una corriente emparentada con lo hecho por Chuck Palahniuk. O Bret Easton Ellis, quien en su momento se deshizo en elogios: "Muy pocos libros logran este tipo de lágrimas".

El último polemista

Pero, tal vez, la clave de todo está en el encuentro entre Norman Mailer y Frey. Pasó en una de las tantas cenas a las que Frey fue invitado después de volverse una figura mediática. Una en que Norman Mailer se le acercó apenas lo divisó, ya que no sólo había leído En mil pedazos, también estaba al tanto de todo lo sucedido posteriormente. Mailer, por lo demás, era uno de los héroes literarios de Frey y alguien que desde sus inicios fue tildado como polémico. Hablaron por un par de horas. Y al final de esa conversación, Mailer le dijo una frase que quedó retumbando en los oídos de Frey: "Tú eres el próximo de nosotros". Fue la confirmación de que había ingresado a una casta de pocos: la de los escritores controvertidos. "Tuve la oportunidad de conocer a Mailer un poco antes de que muriese. Él es definitivamente uno de mis héroes no sólo literarios, sino por su figura y lo que representaba. En todo caso, todo lo que comentamos -en esa oportunidad y otras que se dieron- prefiero mantenerlo en privado. Pero fue increíble poder pasar un tiempo con él", dice Frey.

Después de su reclusión en Francia, Frey sabía que no todo estaba perdido. Su próximo plan era escribir ficción. Novelas que, en lo posible, siguiesen siendo igual de polémicas que su trabajo anterior. El 2008 publicó Una mañana radiante, donde desenmascara a Los Ángeles: "Amo a esa ciudad. Y quería escribir un libro grande y ambicioso al respecto. Porque creo que Los Ángeles es el lugar más representativo del siglo XXI. Una ciudad que tiene un lado bello y un lado horrible", comenta. Pese a las apuestas de muchos, Una mañana radiante recibió buenas reseñas (y, claro, alguno que otro ataque). "A muchos críticos no les gustó que usase múltiples narradores, pero creo que la ciudad es demasiado grande y diversa para narrarla usando sólo un personaje". En todo caso, con esta novela James Frey había demostrado que podía ser un escritor propiamente tal.

-¿Te consideras un escritor controvertido?

-Escribo lo que quiero escribir. Si es controvertido, bien. Si no lo llega a ser, bien. Me da lo mismo. Pero en el fondo me gusta escribir libros que fuercen a la gente a tomar una posición. Una mala o buena posición.

Una fábrica de libros

Su última novela se llama The Final Testament of the Holy Bible y salió a fines de abril, y como ya es costumbre con los libros de Frey, ha dividido a la crítica y a los lectores. La historia va así: un día cualquiera, Jesús hace su segunda aparición en la Tierra. Esta vez, lo hace en pleno Times Square. Pero el Mesías, esta vez, es una suerte de barbón hipster que tiene problemas con la bebida, fuma marihuana, vive en el Bronx y frecuenta los peores prostíbulos neoyorquinos (hacia la mitad de la novela, deja embarazada a una prostituta). "Siempre me he preguntado qué sucedería si el Mesías se presentara entre nosotros. ¿Cómo sería esa persona?, ¿qué diría la gente?, ¿cómo lo recibirían? Pues bien, me puse manos a la obra y esto es lo que salió". No sólo eso: hoy Frey está involucrado en tantos proyectos que, asegura, el día se le hace corto. Junto con Mark Wahlberg afinan detalles para un programa de HBO. Y el tema, claro, no puede ser mejor: la industria pornográfica en Los Ángeles."No me dejan adelantar mucho, pero estoy haciendo una serie dramática para esa cadena televisiva sobre el negocio de la pornografía. Mark es el productor".

"Lo que hacemos en Full Fathom Five es empujar el límite de cómo se puede 'presentar' un libro. Y nuestra idea es hacer de todo. Mezclar todo. Libros inspirados en videojuegos, videojuegos inspirados en libros y juegos que parezcan que uno está leyendo un libro o al revés", dice James Frey sobre el plan de su empresa literaria.

Los múltiples proyectos que lleva a la vez tienen una razón. James Frey sabía que, si quería vivir de las letras, tendría que sustentarse con varios proyectos a la vez. Y uno de esos es, hoy por hoy, el que le está dando más frutos: Full Fathom Five, una empresa que literalmente crea novelas. O, más bien, las fabrica. Funciona así: Frey se pasea por las principales escuelas de literatura creativa de Estados Unidos. Da charlas y les deja su tarjeta a los alumnos. Si alguno de éstos tiene una buena (y potencialmente comercial) idea, le escribe. Se juntan, desarrollan la idea y Full Fathom Five se encarga de que se publique. Lo engañoso, para algunos, está en las regalías: Frey se queda con el 70% de todo: de las ventas y de las adaptaciones. El caso más exitoso, hasta el momento, es Soy el número cuatro, una novela que Frey escribió en conjunto con Jobie Hughes -un alumno de escritura creativa de Columbia-, y que firmaron bajo el seudónimo de Pittacus Lore. No sólo vendió millones de ejemplares y se tradujo a diversos idiomas, velozmente consiguió una adaptación al cine luego de una provechosa negociación con DreamWorks.

-¿Has leído las críticas que se te hacen por tu trabajo en Full Fathom Five? Algunos alegan que se aprovechan de alumnos de escuelas de literatura creativa a quienes, luego, no les llega mucho dinero.

-No me interesa. Mira, Full Fathom Five es una compañía que produce libros de la misma forma en que un estudio de un artista funciona. O sea, colaborando. Surgen ideas, y trabajo con otros escritores para hacer de esas ideas los libros. No veo nada malo en eso.

-Al final, es como una fábrica de literatura comercial. ¿En qué momento se te ocurrió crear una empresa como ésta?

-Me encanta Harry Potter y leo literatura "comercial". Además, siempre se me ocurren ideas para libros comerciales. Pero no tengo tiempo para escribir mis historias y, a la par, crear proyectos como los que te comento arriba. Por eso inventé Full Fathom Five e inventé un sistema para poder hacer ambas cosas.

-Full Fathom Five, de hecho, firmó un convenio con una marca de celulares para vender historias en forma de mensajes de texto. ¿Crees que el futuro de la literatura se puede encontrar ahí?

-Absolutamente. Lo que hacemos en Full Fathom Five es empujar el límite de cómo se puede "presentar" un libro. Y nuestra idea es hacer de todo. Mezclar todo. Libros inspirados en videojuegos, videojuegos inspirados en libros y juegos que parezcan que uno está leyendo un libro o al revés. Nuestro plan es ambicioso: intentar adivinar cuál es el futuro de los videojuegos y de la literatura y mezclarlos. El futuro de las historias, definitivamente, está en ese terreno.

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