Imaginemos que la vida de Elisa Zulueta (29) es como un parque con muchas entradas. Que una entrada dice teatro, que otra dice cine, que otra, un poco más lejana, dice televisión. Y al centro de este parque, una casa, una familia, los recuerdos de Elisa, las historias que ella imagina: una familia de apellido Pérez, una familia con una tía que se llama Gladys. Las historias que están en su cabeza y que se mezclan con la realidad y que luego ella escribe y lleva al teatro. Lo hizo así con Pérez (2009), protagonizada por Luis Gnecco y que le valió críticas entusiastas; lo hará ahora con Gladys, junto a Catalina Saavedra, que se estrenará a inicios de julio en el teatro El Puente.
Pero para llegar a esa casa, a esas historias de familia que hay en la cabeza de Elisa, debemos entrar al parque por alguna de esas puertas. Y eso significa visitarlas, observar y ver qué significa cada una de ellas: conocer a la Elisa que fue ayudante de Guillermo Calderón (Neva); visitar su paso por las teleseries Lola y Feroz, de Canal 13; detenerse y recordar a Elisa siendo protagonista de Tanto tiempo, esa película de una pareja que se reencuentra después de años, tal como ocurre en Antes del atardecer. Y, al final, llegar a esa casa del centro, a su familia, a sus obsesiones.
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El dibujo era el siguiente: un patín con cara y pelo largo, otro patín con cara, pero con pelo corto. La psicóloga del colegio le había pedido que dibujara a sus padres y Elisa -de 8 años- le entregó aquel dibujo.
Meses atrás sus padres se habían separado y su vida familiar comenzaba a desordenarse. Su padre se fue de la casa y su madre se tuvo que quedar a cargo de ella y sus dos hermanos. Estudiaba en el colegio Juanita de los Andes, de Las Condes, donde la becaron.
"Lo pasé bien mal en el colegio. Aprendí mucho, conocí buenos profesores, pero a la vez mi familia vivía una realidad económica y social muy distinta, que no tenía nada que ver con eso", explica Elisa, quien años después entraría a estudiar Bachillerato en la Universidad Católica y luego Teatro en la misma casa de estudios.
Elisa escribió, dirigió y contó las historias de familia que conoce. La historia de ese padre que un día se fue, pero también de los que se quedaron: de su madre, de sus hermanos, de sus tíos y abuelos que son y no son los que están representados en "Gladys".
"Una de las cosas importantes que me pasaron ahí fue conocer gente con la que armé compañías, como la Natalia Grez y la Antonia Santa María, con quienes terminamos siendo amigas", dice, acerca de las dos actrices que dirigió en Pérez, su debut como dramaturga y directora, en 2009.
Sin embargo, lo mejor de ese tiempo fue otra cosa: "Cuando salí de la universidad, me llamaron para ser ayudante de Guillermo Calderón. Con él me di cuenta de la importancia del teatro, de tener un discurso. Fue ahí cuando me dieron ganas de escribir y dirigir".
Y eso hizo: escribió, dirigió y contó, de alguna forma, las historias de familias que fue acumulando con el tiempo. La historia de su familia, de ese padre que un día se fue, pero también de los que se quedaron, de su madre, de su hermano que tenía un problema de aprendizaje, de sus tíos y abuelos que son y no son los que están representados en Gladys, la historia de una mujer (Catalina Saavedra) que sufre el síndrome de Asperger, y que un día decide regresar de Estados Unidos y enfrentar a una familia que ya la olvidó.
Pero antes de eso, antes de que Elisa se convirtiera en una revelación por Pérez y pensara en escribir Gladys, Diego Muñoz la vio actuando en la obra Estaciones de paso y se la recomendó al director Herval Abreu para integrarla al equipo de la nueva teleserie de Canal 13. Fue en 2007, cuando nadie sabía que esa teleserie -llamada Lola- sería la más larga de la televisión chilena.
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Era un papel pequeño, una secretaria llamada Julia Amigo que fue tomando fuerza y que consiguió que Elisa saliera del anonimato. "Hasta el día de hoy, hay gente que se acuerda de Julia. Debe ser porque Lola duró mucho", dice y se ríe. Elisa generalmente se ríe, pero también se pone seria cuando corresponde. Lo hace, por ejemplo, cuando habla acerca de su trabajo en la televisión. Ahora está grabando la nueva teleserie nocturna de Canal 13, Soltera otra vez: "No puedo renegar de la tele. Me entretengo, me da para vivir, lo paso bien. A veces me pregunto dónde estoy, pero luego pienso que no le hago daño a nadie con esto. No estoy haciendo un reality, no estoy riéndome de la gente, estoy haciendo un género de televisión que entretiene y listo".
Elisa (o la chica que lo quiere hacer todo)
Elisa camina por el living de su departamento en Providencia. Suenan -y han sonado en todo momento- los Beatles. Cada cierto rato mira su iPhone, también su iPad 2, que tiene aún en la caja. Se sienta, se levanta, se ríe, revisa su Twitter, que se creó a comienzos de 2011 y que en su biografía dice: "Soy la ex de Thom Yorke". Twittea harto. Cosas como: "Terrible de pulento / y mega rico el famoso iPad II / tiene cáaaaaamaraaaaaaaaa / asi es que voy a hacer una pelicula / llamada "DM"". O: "Aipad dos: te amo / tengamos guagüitas / aipadsitos 3". Se ríe. Camina por el living, muestra algunos libros que hay en su biblioteca. Elisa lee. Parte de su sueldo lo gasta en eso: en comprar libros. Le gusta McEwan, Murakami. Le gustó mucho la última novela de Alejandro Zambra. Leyó Missing, de Alberto Fuguet, para escribir Gladys. El año del pensamiento mágico, de Joan Didion, es su libro favorito.
Dice que lo de Pérez fue una sorpresa. El recibimiento del público y de la crítica. Ahora habla más seria. A ella la han tratado bien, aunque eso no le quita el nerviosismo que siente por Gladys. "Me pone nerviosa ser juzgada, sacar el segundo disco les resulta a muy pocos. Además que van a querer compararla con Pérez. Y no quiero eso, porque esto es otra cosa", dice. Pero no sólo Gladys le quita su atención. También está Pérez, que vuelve, pero no como obra de teatro sino como película. En la última función de 2010, se acercó Boris Quercia y le dijo que su obra tenía todos los elementos para ser una película. Y ella aceptó. Y se puso a escribir, mientras asistía a un taller del guionista Julio Rojas (La vida de los peces). Al proyecto se sumó Álvaro Viguera como director, y filmaron a comienzos de este año la película, que ahora está en etapa de posproducción. Y Elisa se ríe y dice que no sabe decir que no a los proyectos, que le cuesta, que ahora está aprendiendo, pero que antes casi siempre decía que sí. Como cuando le ofrecieron protagonizar la película Mamá, como cuando le ofrecieron el rol de Elisa en la historia de amor Tanto tiempo.
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No se acuerda si grabó primero Mamá (2010), de Juan Pablo Fernández, o Tanto tiempo (2008), de Claudio Polgati. De lo que sí se acuerda es de los días de grabación de Mamá, pues su padre había fallecido poco tiempo antes de eso. Grabaron la película en El Quisco. Elisa dormía en la misma pieza que Emilio Edwards, el otro protagonista, y no dejaba de tener pesadillas. "Me acuerdo que el Emilio me decía: 'Loca, hai gritado toda la noche. Nos levantamos a las seis de la mañana a grabar y quiero dormir. ¿Te exorcizo? Como que hay algo adentro de ti, un monstruo que está gritando'", cuenta entre risas, con vergüenza, pero también con la tranquilidad de quien terminó por entender a su padre poco antes de que muriera. "Él escogió la vida que quería escoger e hizo lo que pudo. Claro, dejó a mi mamá sola, pero aparecía cuando tenía que aparecer", cuenta Elisa.
Y aquí empezamos a regresar, a acercarnos a la casa que está en medio del parque, con una familia, con una historia simple, de ésas que le gustan a Elisa, de ésas que no apelan más que a las relaciones entre las personas, las que contó en Pérez, las que va a contar ahora en Gladys, donde se adentra en los secretos de familia, en el abuso de poder, en las personas discapacitadas.
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Y acá está Elisa, dentro de esa casa, junto a los personajes que ha creado. Acá está ella, dirigiendo un ensayo de Gladys en estos días caóticos, pues se le acaba de ir una actriz (Patricia Guzmán) por motivos de salud, pero ya encontró a la reemplazante: Coca Guazzini. Son días de locura, pero de a poco llega el orden y ella lo demuestra hoy, cuando por primera vez ensaya el elenco con la nueva integrante.
Están sentados alrededor de una mesa. Cada actor va diciendo el diálogo que le corresponde, mientras ella, muy concentrada, anota en su guión, tacha, corrige y va dándole instrucciones a Coca Guazzini. Pero también se ríe con la Gladys de Catalina Saavedra, quien se despacha un par de monólogos delirantes, y conversa, cada cierto rato, en voz baja, con Antonia Santa María, a quien le consulta todas sus decisiones.
Los actores suenan convencidos del trabajo de Elisa. Le explican con seguridad a Coca Guazzini el drama de esta familia, de esta gente obsesiva, algo autista, los silencios, los secretos que se van develando y que están ahí: en esta casa, en los recuerdos de Elisa, en la historia que ella ha imaginado.