Todo fue rápido. La invitación, un par de días para pensarlo y luego aceptar y viajar con urgencia hacia Guadalajara.
Beltrán Mena -52 años, médico, autor de la novela Tubab (Alfaguara)- recibió a comienzos de noviembre del 2011 el llamado de Paz Balmaceda, secretaria ejecutiva del Consejo Nacional del Libro y la Lectura. A petición del ministro de Cultura, Luciano Cruz-Coke, lo invitaba a dirigir la comisión que estaría a cargo de preparar la participación de Chile en la próxima Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), que se realizará en noviembre de este año.
Beltrán Mena lo dudó un poco. Hizo las preguntas correspondientes. Cuánto trabajo sería. En qué consistía. Y ella respondió, le dio detalles, le explicó que su misión radicaba en ser "el comisario", es decir, quien estaría a cargo de los contenidos. Entonces, Mena aceptó y viajó.
Fueron dos días -sábado y domingo- en los que recorrió por completo la FIL observando, por sobre todo, el pabellón del país invitado: Alemania. Ahí pasó un buen rato pensando en cómo aprovechar de mejor forma esos 1.500 m2 que están a la entrada de la FIL. Observó el diseño de los alemanes -minimalista, con mucho espacio abierto, pocos libros- y entendió que lo que él quería, que lo que él imaginaba, es que ese espacio debía ser como una librería. Una librería gigante, donde los visitantes fueran descubriendo a Chile, pero no a través de folletos turísticos, sino que a través de sus libros.
-Y al centro de esta "librería" habrá un auditorio donde se podrán realizar distintos diálogos más íntimos y específicos, para unas 80 ó 100 personas -explica Mena. Su apuesta principal es llevar alrededor de unos 20.000 libros de distintas disciplinas y autores -consagrados, jóvenes, de regiones- que demuestren, principalmente, un dato: que Chile tiene una industria literaria y está preparado para ser un actor principal de Latinoamérica en el escenario mundial del libro. La idea es que alguna cadena de librerías mexicana ayude con la parte logística -hay conversaciones avanzadas con el Fondo de Cultura Económica-, y se buscó un nombre experimentado para dirigir esta librería. El elegido fue Sergio Parra, dueño de Metales Pesados, a quien se sumarían dos libreros más.
"No vamos a elegir escritores porque sí, o sea, no se trata de que haya 60 ó 70 cupos que llenar con nombres de escritores. No vamos a caer en esa idea, porque eso genera presiones, lobby y movidas que son muy incómodas", dice Beltrán Mena.
Beltrán Mena es médico, pero desde hace mucho rato que no ejerce la profesión. Aunque eso no significa que esté alejado de la medicina. Al contrario. Trabaja en la Universidad Católica, donde les enseña a los médicos a hacer clases. Y es director del Examen Único Nacional de Conocimientos de Medicina (Eunacom), prueba teórica que deben rendir los alumnos egresados de todas las escuelas de medicina del país. En 2009 publicó su novela Tubab, escribió columnas en Artes y Letras de El Mercurio y, muchos años antes, a fines de los 80, fundó el periódico literario Noreste, junto a Cristián Warnken y Santiago Elordi.
Datos que sirven para ubicar a Beltrán Mena dentro del panorama cultural, aunque en rigor él no se siente cercano a ningún grupo. Y eso, dicen editores y escritores, es una de las mayores cualidades que posee y que explica, en parte, que el ministro Cruz-Coke haya decidido elegirlo a él para dirigir este proyecto.
-La gracia es que Beltrán participa del sector del libro, pero no es un protagonista de la industria -explica Paz Balmaceda-. Esa lejanía es una suerte. Y es muy aplicado. Cuando hablamos de algún autor y él no lo conoce, se consigue los libros y llega a la otra reunión con los libros leídos.
Junto a Beltrán Mena y Paz Balmaceda, los que integran la comisión de Guadalajara son Pablo Dittborn -director de Random House Mondadori, representando a la Cámara Chilena del Libro-, Juan Carlos Sáez -representando a los editores independientes-, Gonzalo Oyarzún -representando a la Dibam-, Chantal Signorio -ex editora de El Mercurio, directora de Puerto de Ideas, representando a la sociedad civil- y Pedro Gandolfo, crítico de libros de El Mercurio.
-Mena es un tipo inteligente, criterioso -dice Rafael Gumucio- y que tiene la ventaja de no pertenecer a ninguna mafia. Ahora, me resulta un misterio qué va a hacer con esta comisión.
-Beltrán es de una cultura impresionante. Tiene una mirada novedosa, y eso ayudará a que todo salga bien -agrega Andrea Viu, su editora en Alfaguara.
Sin embargo no son pocos los autores y editores que dudan acerca de cuánto, realmente, conoce Beltrán Mena la industria del libro en Chile.
El propio Mena reconoce que no era un experto en el tema: "De ferias del libro no sabía nada, no tenía idea ni lo que eran, ni lo que se jugaba. Recién ahora he ido sabiendo un poco más".
-Yo no he conversado con él -cuenta Matías Rivas, director de Ediciones Universidad Diego Portales-, sólo he hablado con Paz. Pero hasta ahora sólo son conversaciones. Se ve que hay buenas intenciones, pero no hay nada concreto. Y hay que tener ojo, porque no es tan fácil ver qué autores van a ir. Yo no sé si está consciente del trabajo que significa eso.
-Siento que está un poco alejado de las editoriales -dice Josefina Alemparte, editora de Planeta-. Como que he tenido yo que llamar para saber en qué va todo, y eso no me parece bien.
Todos quieren ir a Guadalajara
En la oficina de Paz Balmaceda (29), ubicada en Ahumada 11, en el Consejo de la Cultura, hay dos mapas gigantes. Uno es de las actividades del Consejo del Libro y otro es, exclusivamente, de las actividades para la FIL. Un mapa grande. Una suerte de carta Gantt que le sirve para ir ordenando la planificación del "evento cultural del año", como lo califica.
-Por envergadura, por todas las áreas que están trabajando, Guadalajara es el proyecto del año -explica. Doctorada en Literatura, Balmaceda conoce perfectamente el mapa literario contemporáneo: vivió varios años en Barcelona y el año pasado organizó los "Diálogos narrativos latinoamericanos" en la Feria del Libro de Santiago, que ahora serán replicados en la Feria del Libro de Buenos Aires.
Balmaceda y el resto de la comisión de Guadalajara se están reuniendo desde enero para coordinar qué eventos se realizarán durante los diez días que dura la FIL, desde el 24 de noviembre hasta el 2 de diciembre. Porque no se trata solamente de invitar a escritores: su misión es armar un completo panorama cultural, que significa montar exposiciones en museos, preparar un ciclo de cine chileno actual y coordinar la actuación de nueve grupos de música que tocarán en un sector especial de la FIL.
Otro tema a definir fue la construcción del pabellón: la semana pasada se determinó, a través de una licitación, que una empresa mexicana diseñará el lugar. Por eso recién ahora, cuenta Mena, han comenzado a ver con mayor detención los contenidos de las mesas. La idea es convocar a poetas, narradores, críticos, editores y también a autores extranjeros -principalmente mexicanos-. Además, esperan sumar a autores de novelas gráficas e ilustradores.
-No vamos a elegir escritores porque sí -explica Mena-, o sea, no se trata de que haya 60 ó 70 cupos que llenar con nombres de escritores. No vamos a caer en esa idea, porque eso genera presiones, lobby y movidas que son muy incómodas. Queremos trabajar tranquilos, sin presiones. Van escritores, claro, pero no van sólo como autores a hablar de su libro, sino que van a hablar sobre temas.
Es decir: si en una mesa se habla de infancia, la idea es elegir a tres o cuatro autores cuyos libros traten de ese tema.
-Por supuesto que hay autores que tienen que ir sí o sí. Pero buscamos llevar una muestra ecléctica, pues los méritos para ir pueden ser muy diversos -dice Mena-. Me parece indispensable que gallos que venden mucho vayan, por ejemplo.
Dicen que las expectativas que tienen los mexicanos son altas, aunque no olvidan que en 1999 Chile también fue el invitado de honor y la imagen que dejaron los escritores, según lo que escuchó Mena en Guadalajara, no fue la mejor. Si uno revisa la prensa, los recuerdos están centrados en las distintas polémicas que se vivieron entre escritores, particularmente entre Marcela Serrano -cuyo marido, Luis Maira, era embajador en México- y la periodista Faride Zerán.
-No sé si hubo tantos problemas -cuenta Jaime Collyer, quien fue a Guadalajara en esa ocasión-. Un periodista sacó un par de cuñas y armó una polémica. Pero en realidad estuvo superbién todo. Ahora, hay que pensar en el momento en que ocurrió esto. Hace un año habían detenido a Pinochet en Londres y se sentía en la delegación un aire de renovación. Chile era un tema en el mundo, entonces fue especial la visita.
"No sé si desde la organización tienen conciencia de que varios de los autores que deben invitar están en contra del gobierno de Piñera. Y que cuando los entrevisten, van a hablar de todo lo que está pasando en Chile. ¿O crees que Lemebel no lo hará?", dice Matías Rivas.
Al revisar el listado de la delegación chilena que se anunció ese año, nos encontramos con el nombre de un escritor que si estuviera vivo sería, sin duda, la mayor atracción de la FIL: Roberto Bolaño.
El autor de Los detectives salvajes, eso sí, a última hora decidió no ir. Pero su nombre está ahí, junto al de varios autores que es probable que vuelvan a Guadalajara.
Desde las editoriales explican que hasta ahora la comisión no se ha comunicado con ellos, aunque están a la espera de una invitación oficial a los escritores de sus catálogos, pues recién ahí van a armar sus listas paralelas de autores. Aunque ya hay algunos nombres seguros. Melanie Jösch, editora de Random House Mondadori, dice que Rafael Gumucio es un autor al que llevarán con o sin invitación oficial, pues sus libros se distribuyen en México y es uno de los chilenos más reconocidos allá. Acerca de si Roberto Ampuero -actual embajador en México- participará en la FIL, dice que no está segura, pues al parecer sólo cumpliría un rol político.
Josefina Alemparte explica que en Planeta recién están planificando su participación, aunque admite que hay autores de su catálogo que deberán estar sí o sí, como Pedro Lemebel y Diamela Eltit. Desde Alfaguara, Andrea Viu dice que todavía no han definido nada, aunque esta editorial tiene autores muy leídos en México, como es el caso de Alberto Fuguet, Hernán Rivera Letelier y Marcela Serrano, aunque la participación de la autora de Diez mujeres se ve más complicada. En conversación con Qué Pasa explicó que no le interesa participar en este evento siendo parte de la delegación chilena, aunque no quiso explayarse en los motivos.
-No sé si desde la organización tienen conciencia de que varios de los autores que deben invitar están en contra del gobierno de Piñera. Y que cuando los entrevisten, van a hablar de todo lo que está pasando en Chile. ¿O crees que Lemebel no lo hará? -dice Matías Rivas, planteando un tema que en 1999 ya se vivió, pues en ese entonces las críticas contra el gobierno de Eduardo Frei vinieron a raíz de la censura de El Libro negro de la justicia chilena, de Alejandra Matus, lo que generó más de una molestia en la delegación.
-El tema es que hay autores que deben ir sí o sí. Como Alejandro Zambra, Diamela Eltit, Pedro Lemebel, Germán Marín, Raúl Zurita, José Ángel Cuevas, que son conocidos allá y que no se van a quedar callados. ¿Cómo van a hacer una mesa de crítica si no invitan a Nelly Richard? -agrega Rivas.
Beltrán Mena dice que está consciente de que habrá pelambres y que se criticará la elección. Pero asegura que la lista no estará regida por criterios políticos, que eso no ha sido tema en las reuniones y que tienen absoluta libertad a la hora de elegir nombres .
Las que tampoco van a faltar son las editoriales independientes. Los editores Galo Ghigliotto (Cuneta) y Marcelo Montecinos (La Calabaza del Diablo) fueron contactados por el comité y tuvieron una reunión en el verano, junto a miembros de la FIL, con quienes conversaron acerca de la participación de estas editoriales más pequeñas en la Feria.
-La gente de la Feria estaba muy interesada en la participación de las editoriales independientes. Sobre todo porque en México hay una industria importante de editoriales más pequeñas -dice Montecinos. Él junto a Ghigliotto postularán a la convocatoria "ventanilla abierta" -del Consejo de la Cultura-, que este año aumentó de 50 a 100 millones de pesos su presupuesto para financiar proyectos que busquen sumarse a la FIL. Montecinos y Ghigliotto piensan llevar el catálogo de sus editoriales, además de armar mesas de discusión con sus autores.
Hasta ahora, la lista de escritores que irán no está completamente definida. Pero ya se ha comenzado a contactar a narradores, poetas y críticos, quienes han recibido un llamado de Beltrán Mena pidiendo absoluta confidencialidad, pues la FIL exigió que la programación se dé a conocer, completamente, la primera semana de julio. Mientras, siguen sonando teléfonos con invitaciones. Los convocados no saben con quiénes compartirán el vuelo ni la mesa en la que participarán. Pero hasta ahora nadie se ha negado a ir.