Por Valeria Bastías Julio 25, 2013

© José Miguel Méndez

“Somos la única casa productora que hace teleseries. Y  TVN es el único canal que está externalizando teleseries, no conozco otro que lo esté haciendo”, afirma Álex Bowen, socio de Bowen/DDRio. 


La productora ha logrado que los melodramas de la tarde engorden el rating general del canal, lo que si bien no implica una inversión de alto retorno para TVN, sí ayuda a posicionar su marca.

 

 

Bastó una conversación para que Álex Bowen, productor y director audiovisual, reconociera que la oportunidad que tanto había esperado estaba frente a sus ojos. En medio de una de las grabaciones de la miniserie Amar y morir en Chile (2011), que fue exhibida por Chilevisión, Bowen se enteró de uno de los proyectos más importantes de Pablo Díaz, quien participó como actor en la serie. Díaz, junto a sus hermanos y su mamá, era parte de un family office que tenía intereses en las comunicaciones y en el área audiovisual. Un fondo de inversiones que calzaba perfecto con los proyectos de Bowen, que estaba en busca de un socio.

Nació entonces la sociedad Bowen/DDRio, hoy conocida por ser la productora que se tomó el horario del almuerzo en TVN, con la teleserie Solamente Julia y, antes,  con Dama y obrero, de la mano de una innovación programática que fue instaurada primero por la teleserie Esperanza: cultivar el melodrama tradicional latinoamericano, propio de las producciones mexicanas. Teleseries de bajo presupuesto que han sabido conquistar a un público compuesto mayoritariamente por dueñas de casa y personas de la tercera edad. 

En 2011, Álex y Pablo estaban en pleno proceso de decisiones y dilucidando cuál era la mejor manera de asociarse, cuando TVN abrió el proceso de licitación para producir Dama y obrero. Bowen postuló y junto a Díaz evaluó y diseñó el proyecto. La operación fue exitosa. “Lo que nos diferenció de los otros proyectos es que aseguramos que podíamos producir con los recursos que ofrecía el canal, que eran superacotados, pero siempre y cuando hubiera una proyección a largo plazo. La idea era generar economías de escala para reutilizar ciertas cosas y también negociar con el  equipo por períodos más largos”, afirma Pablo Díaz.  Álex Bowen agrega: “Esperanza (la teleserie anterior a Dama y obrero en esa franja, que estuvo a cargo de la productora MyFriend) había sido un buen adelanto, pero había que mejorar la manera de producirla y nosotros entramos para perfeccionarla”.  

A mediados de 2012 y con la producción de Dama y obrero en sus manos, Bowen y Díaz le dieron vida a Bowen/DDRio. De ese modo, TVN se convirtió en el primer y único cliente de la productora, la que a partir de entonces desarrolla, produce, posproduce y entrega las teleseries listas al canal para su transmisión. La afirmación es en plural, porque ya van por una trilogía de telenovelas: primero fue Dama y obrero, la historia de un amor que triunfaba por sobre las clases sociales y que lideró esa franja, promediando 15.3 puntos.  Luego vino Solamente Julia, que tiene un promedio de 12 puntos, y que aún está al aire, con la historia de una mujer a la que le roban su guagua y que, por cosas del destino, llega a trabajar de niñera a la casa de un matrimonio adinerado que adoptó a su hijo. La niñera, por supuesto, se enamora de su patrón y viceversa.  

Y, actualmente, está todo listo para comenzar la producción de una tercera telenovela, que estará basada en historias de familias coreanas y árabes del barrio Patronato. Así, TVN ha ido recuperando ese espacio que antes ocupaban las teleseries mexicanas y venezolanas, y Bowen/DDRio ha implantado su modelo de trabajo.  “Somos la única casa productora que hace teleseries externamente. Y TVN es el único canal que está externalizando teleseries, no conozco otro que lo esté haciendo”, afirma Álex Bowen, productor ejecutivo,  que ha sabido junto a Pablo Díaz, director ejecutivo de la productora, fortalecer un diseño de producción inédito.

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Como unos apasionados por el formato. Así se definen Álex y Pablo. Por eso sus ganas de contar historias que emocionen. Pablo asegura que como actor nunca ha renegado de las teleseries. Al contrario, desde la primera vez que participó en una, en Piel canela, le encanta lo popular y lo masivo del género. Por su lado, la experiencia de Álex no deja espacios para dudar de que su vida es lo audiovisual. Bajo su dirección nacieron los largometrajes Campo Minado (1999) y Mi mejor enemigo (2005), y con su anterior empresa, Alce Producciones, trabajó en la creación de la teleserie Corazón Rebelde de Canal 13, Amar y morir en Chile, miniserie histórica de Chilevisión, y Adiós al Séptimo de Línea, para Mega. 

La dupla ha sabido potenciar su vocación y con eso el modus operandi de Bowen/DDRio, que se caracteriza por su capacidad de optimizar los recursos.  El negocio es simple: TVN le entrega el guión a la productora y ellos se encargan del resto. Desde el  sonido, la imagen, la dirección de arte, cámaras, etc. El canal  aprueba el presupuesto y define a los protagonistas. 

En el caso de Solamente Julia “les pasó” a los tres actores protagonistas y para la próxima teleserie TVN designará a algunos de sus rostros para los roles protagónicos. Los nombres que ya están confirmados son el de la actriz Alejandra Fosalba (Separados) y el de María José Illanes (Dos por uno). El resto del elenco es elegido con pruebas de cámara y pequeños castings. Para cada rol presentan una terna de actores y es TVN quien finalmente elige. De este modo, queda en manos de la productora entregar una teleserie de 120 capítulos, cada uno de 35 minutos de duración. 

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Julia (Susana Hidalgo), la niñera, está sentada en el piso jugando con Simón, en medio de la sala principal. Entra Emilio (Felipe Braun) a escena, el padre del niño, los mira, sonríe y fija la vista en la joven. Un primer plano a sus ojos y luego un close up al rostro de ella. La mirada los delata y el conflicto se desenmascara,  pero un plano general del lugar nos recuerda el contexto: él es el patrón de Julia, un hombre casado que vive junto a su familia en una gran casa del barrio alto. La inmensidad del espacio abre un abismo entre ellos. Pero esa inmensidad fuera de la ficción es falsa. 

La gran casa no es más que uno de los doce sets, que ya están siendo desarmados,  en que se grabó esta teleserie. Aquí ya sólo hay restos de Solamente Julia y cuesta creer que lugares como la clínica, la pieza de Simón o la sala de la casa principal de la teleserie hayan estado ahí, todos juntos. “En el mismo espacio que TVN hubiese usado para la clínica de la teleserie, nosotros instalamos eso, más la casa entera de la familia principal”, asegura Bowen. 

Un ejemplo concreto de lo que Álex y Pablo llaman economía de escala. “Todo el mundo que entraba a este set decía que no lo podía creer, que en la tele se veía  enorme”, agrega Bowen y explica que esas escenografías pequeñas están hechas para ser grabadas con lentes especiales, que les dan una mayor amplitud.  Porque en Bowen/DDRio está todo calculado.  Incluso su ubicación.  Álex recorrió casi todo Santiago, hasta que decidió que la comuna de Recoleta era el lugar perfecto. Allí se encuentran los dos galpones de la productora, que suman 600 metros cuadrados y que acogen los sets de grabación, las oficinas de administración y producción ejecutiva, las salas de edición, vestuario y de arte, las bodegas y hasta el estacionamiento, donde instalaron un  móvil de televisión desde el cual se dirigen las grabaciones. 

“Apostamos a instalarnos aquí no solamente porque el metro cuadrado es más barato que en Bellavista 0990, sino porque creemos que estamos bien conectados con la ciudad, cerca del canal. Aquí, podemos hacer enlaces en directo con el canal. O sea, podríamos ser como un estudio más del canal”, asegura Díaz. 

Secreta como la receta de la Coca-Cola. Así es la fórmula que aplican Bowen y Díaz. Y aunque juegan al misterio y la risa es simultánea al preguntarles cómo consiguen abaratar costos, se aventuran a explicarlo. “Es un diseño de producción que hemos logrado desarrollar y ajustar. Por ejemplo, nuestras teleseries tiene menos exteriores que las de la tarde o de la noche y eso es parte del modelo.  Lo que hacemos es una maximización de los recursos e intentar mantener al equipo. De hecho estamos en la etapa de negociación con ellos para que se sumen a la próxima teleserie”, afirma Pablo y agrega que la ciencia no es ahorrar sino administrar los propios recursos. 

Producir un capítulo de una teleserie como Solamente Julia cuesta 14 millones de pesos: la mitad de lo que vale un capítulo de una teleserie nocturna ($30 millones), como Socias, y aún lejos de los $22 millones de una vespertina como Dos por uno. Así, la productora ha logrado que los melodramas de la tarde engorden el rating general del canal, lo que si bien no implica una inversión de alto retorno para TVN, sí ayuda a posicionar su marca.

Más allá de las cifras positivas que ha obtenido la productora, una crítica que ha golpeado las puertas de los estudios tiene que ver con los sueldos de los actores, que son más bajos que los que ofrecen otras producciones. 

Bowen y Díaz no desmienten esa crítica, pero advierten que a cambio han abierto un espacio que no existía. “Les ofrecemos a muchos actores lo que siempre han esperado: un antagonista, o un secundario potente.  Aquí tienen el espacio para lucirse, para que los vea mucha gente”, dice Díaz y agrega: “A lo mejor no ofrecemos un contrato millonario ni asociado después a ser rostro de una multitienda, pero aquí hay minutos para que puedas desarrollarte. Nosotros nos tomamos este horario para hacer teleseries chilenas y les estamos quitando este horario a las teleseries que vienen de afuera y que no generan ni siquiera un puesto de empleo”.

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