Raúl Ruiz tenía amigos en todos lados. Valeria Sarmiento, su mujer, siempre lo supo, sólo que ahora, cuatro años después de su muerte, esa certeza toma otra dimensión al leer los diarios que el cineasta llevaba desde que cumplió 54 años.
–Los estuve leyendo el otro día y ahí te das cuenta de la cantidad de amigos que podía tener Raúl por todos lados. “Hoy día almorcé con tal, hoy día conversamos con tal. Viajé a Tokyo, vi a tal persona. Viajé a Hong Kong, me encontré con tal”. En todas partes del mundo, en Estados Unidos, Canadá, en todos lados tenía amigos y eso nos ayuda –dice su viuda.
Son esos amigos los que ahora están apoyando el rescate de la obra del prolífico cineasta, que filmó más de cien películas, principalmente en Francia, donde se exilió después del golpe. Por eso, cuando nació la idea de crear en París una asociación para preservar su legado, el nombre vino casi de forma natural: Les amis de Raoul Ruiz (Los amigos de Raúl Ruiz). En esta asociación, que se formó en febrero pasado, hay nombres del círculo más íntimo de Ruiz, como el filósofo Andrés Claro y el poeta Waldo Rojas.
A ellos se unen, como presidentes honorarios, algunos de los actores más importantes que trabajaron junto a Ruiz, como la española Marisa Paredes, los franceses Arielle Dombasle y Melvil Poupaud, y el estadounidense John Malkovich, que trabajó bajo las órdenes de Ruiz en El tiempo recobrado y Klimt.
–Malkovich me respondió inmediatamente: “Sí, yo todo lo que sea por la obra de Raúl”, fue muy bonita su carta –cuenta Sarmiento en el departamento de calle Huelén, el hogar de Ruiz en Chile desde que llegó con sus padres a Santiago, en la década del 50.
La misión más inmediata de Les amis de Raoul Ruiz tiene fecha límite: ayudar a reunir y a restaurar parte de las 80 películas que la Cinemateca Francesa mostrará en abril y mayo del 2016, en lo que se ha anunciado como la retrospectiva más grande de la obra de Ruiz hasta ahora.
El hito no es menor. La Cinemateca Francesa es una de las más importantes del mundo, y para su programación 2015-2016 anuncia retrospectivas dedicadas a Martin Scorsese y Gus Van Sant. Su actual director, Serge Toubiana, fue uno de los críticos que más apoyó a Ruiz en los inicios de su carrera en Francia, y en 1983, cuando la reconocida revista Cahiers du Cinéma le dedicó un número especial, escribió un texto que hoy es un clásico: “El caso Ruiz”.
Sarmiento –quien también es cineasta y trabajó como montajista en las películas de Ruiz– decidió formar esta asociación cuando se dio cuenta de que el rescate de sus películas era una labor titánica: “Llegó un momento en que yo ya no podía preocuparme más, era demasiado trámite, me pedían muchas cosas, era realmente agotador y además no tenía capacidad”.
Por cuestiones legales, en Francia era mejor formar una asociación que una fundación. Waldo Rojas, amigo de Ruiz desde los años 60 y su vecino en el barrio parisino de Belleville, es el secretario de Les amis de Raoul Ruiz. Dice que uno de los objetivos de la asociación es “buscar soluciones para los problemas de derechos audiovisuales”. Otra tarea apunta a “obtener subvenciones de parte de organismos públicos y recurrir al mecenazgo para salvaguardar y restaurar los filmes”.
Cuando comenzó a organizarse esta restrospectiva en la Cinemateca Francesa, Valeria Sarmiento supo que había una película que no podía faltar: Tres tristes tigres. Así, tuvo que emprender una labor casi detectivesca.
LOS AMIGOS FRANCESES
François Ede es una autoridad en el tema de restauración de películas en Francia. Estuvo tras el rescate de Playtime, de Jacques Tati, pero también fue estrecho colaborador de Ruiz en sus primeros años en Europa, como ayudante de dirección (La vocación suspendida, entre otras), director de fotografía de cuatro largometrajes (Bérénice, por ejemplo) e incluso aparece acreditado como guionista de Las tres coronas del marinero.
Ede recuerda que Las tres coronas... fue un proyecto que inicialmente fue rechazado en todas partes, y que al final llevó más de 100 mil espectadores a las salas, e hizo conocido a Ruiz en Francia, en 1983. Ede es parte de la troupe de amigos que se han sumado a este rescate de Ruiz y está a cargo de supervisar las restauraciones de sus películas en Francia.
Dice que como Ruiz filmó películas en muchos países, como Italia, Alemania, Holanda y Portugal, lo más difícil al momento de restaurar sus películas es que se trata de una obra prolífica y dispersa:
–Para ciertas películas no hay más que copias diseminadas en distintas partes, o versiones en video de mala calidad. Considero que es esencial hacer el esfuerzo para encontrar y restaurar estas películas rodadas en la penuria, pero que para mí tienen tanta importancia como las “grandes películas” y que se han vuelto invisibles, y que son como las piezas de una obra en forma de puzle.
Para financiar las restauraciones en Francia, han logrado el aporte de instituciones como el INA (Instituto Nacional Audiovisual de Francia), que aceptó restaurar tres largometrajes que fueron producidos por este instituto (La vocación suspendida, La hipótesis del cuadro robado y Las tres coronas del marinero) y el CNC (Centro Nacional del Cine francés), que junto a la distribuidora Petit Bureau aportaron fondos para restaurar tres de las películas más mediáticas de Ruiz: Tres vidas y una sola muerte, Genealogías de un crimen y El tiempo recobrado.
Gracias al CNC, que aportó 70 mil euros, también se pudo rescatar Diálogos de exiliados, la primera película que Ruiz filma en Francia, en 1974, cuyo negativo estaba vinagre y a punto de perderse. Inicialmente la restauración de esta película iba a ser financiada por el Consejo de la Cultura, pero Sarmiento, que ha tenido que hacer “milagros” para financiar todo este rescate, ocupó al final estos recursos para restaurar La recta provincia, junto a fondos de la Cinemateca Francesa.
Durante esta semana debería quedar lista la versión restaurada de “Palomita blanca”, impulsada por la Cineteca Nacional. Lo más valioso es que el proceso de restauración de color ha sido supervisado por el director de fotografía de la película, el cineasta Silvio Caiozzi.
Ruiz hizo una versión de cine de la miniserie que exhibió TVN, que estrenó en el Festival de Roma en 2007, pero Sarmiento dice que acá en Chile se hizo una copia de mala calidad y que la proyección en Roma fue un desastre. “La película es preciosa, y como yo sabía que Raúl le tenía mucho cariño, y que esa película significaba su pasado chileno, la historia de sus abuelos, decidimos terminarla bien”, cuenta.
No es el único aporte chileno a este rescate. Durante esta semana debería quedar lista la versión restaurada de Palomita blanca, película que nunca se ha mostrado en Francia, y que está siendo rescatada por la Cineteca Nacional. Lo más valioso es que el proceso de restauración de color ha sido supervisado por el director de fotografía de la película, el cineasta Silvio Caiozzi.
“Así se podrá salvaguardar la película y también se podrá contar con copias para difusión en formatos para proyección en alta calidad, como el DCP, que es el que actualmente están usando las salas de cine”, explica Mónica Villarroel, directora de la Cineteca Nacional.
Villarroel destaca otros rescates que están realizando de la obra de Ruiz, como la digitalización de cuatro capítulos de Cofralandes:
–También estamos preservando con fines de archivo algunos materiales de una película inconclusa de Raúl Ruiz, La telenovela errante (filmada en 1990 en 16mm), que han aparecido recientemente, pero no se trata de la película completa sino sólo de un material de cámara, negativo de imagen.
SALVAR A LOS TIGRES
Es un leopardo dorado, más bien pequeño, que reposa como otro adorno más, casi fuera del tiempo, en el departamento de Huelén, donde Valeria Sarmiento se encuentra instalada desde fines de julio. Sólo una diminuta placa, pegada en la madera que sostiene al leopardo, es la señal de que éste no es cualquier adorno. Porque este es el Leopardo de Oro que Ruiz ganó en 1969 durante el Festival de Locarno con Tres tristes tigres, su primer largometraje, que fue financiado por su padre, marino mercante, y sus amigos, que se asociaron bajo el nombre de Los Capitanes.
El Leopardo de Oro fue el primer premio importante que recibió Ruiz en su carrera, con una película que hasta el día de hoy sigue siendo un referente por su rescate del lenguaje coloquial chileno y por su exploración de un mundo bohemio. Desde su debut, en 1968, Tres tristes tigres recibió el apoyo de la crítica, pero sus méritos se vieron ensombrecidos por los problemas de sonido que tuvo durante su estreno.
–Lo que pasa es que las salas de acá no estaban adaptadas para películas habladas en español –dice Valeria Sarmiento.
Durante décadas a la película se le perdió la pista, hasta que a fines de los 90 la Corporación Cultural Cinemateca Chilena, vinculada al Cine Arte Normandie, se lanzó a la restauración de Tres tristes tigres con una de las pocas copias existentes, que se encontraba en la Cinemateca Uruguaya. Esta versión restaurada se estrenó en el cine Normandie, y pese a los esfuerzos, también tuvo problemas de sonido.
Valeria Sarmiento no conocía esa copia hasta que la vio en 2012, en el Festival de Cine de Lima, durante un homenaje a un año de la muerte de Ruiz:
–Es espantosa. Esa copia está hecha de otra copia, que estaba en la Cinemateca Uruguaya, que estaba vieja. No, es un horror eso, yo no quiero que se muestre más. Esa copia es inmostrable. Y sin embargo, a pesar de todo, tú sientes la fuerza de la película.
–Esa es la copia a través de la cual las nuevas generaciones han conocido la película.
–¡Lo cual es el colmo!
Pero no todo estaba perdido. Sarmiento cuenta que Ruiz llevó una copia de Tres tristes tigres a Italia, a inicios de los 70, “porque Roberto Rossellini le había ofrecido hacer buenas copias de la película. Y vino el golpe, y tratamos de encontrar el negativo. No pudimos saber dónde quedó en Italia. Pero antes de perderse el negativo, se hace una copia de muy buena calidad, y esa copia llegó a Kino Arsenal, donde estábamos nosotros recién exiliados en Berlín”.
Valeria Sarmiento revela que lo que vieron y escucharon fue una sorpresa:
–El sonido que escuché en la sala en Berlín, en Kino Arsenal, era excelente. No había ni un problema, se entendía todo, y Raúl decía “ven, le echaban la culpa a (Jorge) Di Lauro que el sonido era malo”. El sonido es fantástico, se escucha todo, están todos los planos de sonido. Raúl estaba muy contento de tener una buena copia.
Cuando el British Film Institute (BFI), en Inglaterra, trató de hacer una retrospectiva de Ruiz, en los años 80, tomó esa copia que estaba en Berlín e hizo un internegativo. Ésa es la copia que Sarmiento comenzó a pesquisar. Pero no fue fácil, tuvo que golpear puertas e insistir, hasta que los del BFI aceptaron sacar el negativo de sus archivos para su revisión:
La restauración de “Tres tristes tigres” tiene una larga historia. Todo comienza con una copia que Ruiz llevó a Italia, a inicios de los 70, a petición de Roberto Rossellini. Luego vino el golpe, y se le perdió la pista,
pero antes de perderse el negativo, se hizo una copia que llegó a Berlín.
–Yo he pagado de mi bolsillo, o sea del bolsillo que dejó Raúl –se ríe– para que limpiaran el negativo. A pesar de que ellos están distribuyendo la película, me cobraron igual, porque los ingleses son piratas piratas. Logré que revisaran el negativo, lo limpiaran. Me cobraron 2.500 euros por eso.
Luego, el negativo fue enviado por el BFI a un laboratorio para hacer un 2K, que es un estándar internacional de calidad para preservación en digital. A partir de eso, se podrá hacer una copia. El total de esta restauración cuesta cerca de 20 mil euros, de los cuales Sarmiento ya ha puesto 5 mil. Por eso este viaje a Chile tenía un objetivo crucial para ella: salvar a los Tigres. Después de un mes de gestiones, esta semana el Consejo de la Cultura le confirmó a Valeria Sarmiento que aportarán el resto del financiamiento para esta restauración. Y así, después de décadas, al fin Tres tristes tigres se podrá escuchar como Ruiz siempre soñó.