Por Yenny Cáceres Septiembre 29, 2015

Como crítico de la prestigiosa revista Cahiers du cinéma, Serge Toubiana siguió de cerca los inicios de la carrera de Raúl Ruiz en Francia. Lo entrevistó y escribió un famoso texto, “El caso Ruiz”, cuando la revista le dedicó un número especial, en 1983. Fue el primer paso para la consagración del chileno en Francia, y que ahora, después de su muerte en 2011, suma un nuevo hito.

El próximo año, la Cinemateca Francesa dedicará una retrospectiva al cineasta chileno, la más completa que se ha hecho hasta ahora de su obra, en la que se exhibirán cerca de 80 películas. Toubiana, actual director de la Cinemateca Francesa, una vez más está a la cabeza de este reconocimiento de la obra de Ruiz en Francia.

¿Qué lo sedujo de las películas de Raúl Ruiz?

—En esa época, en 1983, en Cahiers du cinéma estábamos asombrados, sorprendidos, seducidos por los mundos fantásticos que aparecían en las películas de Raúl Ruiz. Él venía de otro mundo, de otro universo, distinto al que nosotros conocíamos. Desplegaba en sus películas una increíble cultura barroca y pagana, literaria y coreográfica, que venía de su conocimiento profundo de la literatura de América Latina, y por supuesto de su país, Chile. Lo que también nos sorprendía era su capacidad de adaptación a Francia y al cine francés. Raúl se tuvo que adaptar ahí, donde vivía, donde le ofrecieron los medios para hacer sus películas. Él hizo cortometrajes, mediometrajes, largometrajes, películas para la televisión, en Super 8, en 16 mm, en video. Un genio de la experimentación. Y él rodaba rápido, encadenaba las películas, una tras otra, inspirándose tanto en la realidad como en los sueños o los fantasmas. Por eso tiene una obra tan fructífera, de más de 120 películas.

—Después de su muerte, ¿cuál es la importancia de la obra de Ruiz? ¿No ha perdido vigencia?

—Después de su muerte, es importante dimensionar la magnitud de su trabajo y de su obra. La magnitud imaginaria de su cine. ¿De qué hablan sus películas? ¿Qué nos muestran? ¿En qué medida están ligadas a una visión barroca del mundo y de la historia de las representaciones, de los relatos? Estas son preguntas fascinantes, abiertas, que nos deja su obra. Para eso, es esencial volver a ver sus películas, que están, por naturaleza, dispersas. Dispersas entre muchos idiomas y muchas épocas, y varios países de origen: Chile, Francia, España, Portugal…

 

"Ruiz se tuvo que adaptar a donde le ofrecieron los medios para hacer sus películas. Hizo cortometrajes, mediometrajes, largometrajes, películas para la televisión, en Super 8, en 16 mm, en video. Un genio de la experimentación. Por eso tiene una obra tan fructífera, de más de 120 películas"

—¿Cuál ha sido el desafío más grande al organizar esta retrospectiva?

—Debido a esta dispersión, el desafío para nosotros es reconstituir la magnitud de la obra integral de Raúl Ruiz. Ha sido necesario realizar una recolección de sus películas, cortos y largometrajes, mediometrajes, videos, realizados en condiciones económicas y culturales diferentes. Por ejemplo, Ruiz realizó películas para la Casa de la Cultura de Le Havre, o de Grenoble, trabajó para el INA (Instituto Nacional Audiovisual), para cadenas de televisión, filmó para cine (con Paolo Branco, uno de sus productores más fieles). El desafío es juntarlo todo, y después mostrarlo todo. Es un poco una locura. Como Ruiz, que amaba las locuras.

Palomita blanca estará en esta retrospectiva y nunca se ha mostrado en Francia. ¿Hay un interés en Francia por ver sus filmes chilenos, como Tres tristes tigres y Palomita blanca?
—Ruiz se hizo conocido en Francia con Tres tristes tigres, hace mucho tiempo. Su experiencia en Chile es primordial, porque es ahí donde comenzó a hacer películas, antes de exiliarse en Francia, después del golpe de Estado de Pinochet. Antes de su muerte, volvió a su país a realizar una película. Gracias a las gestiones de Valeria Sarmiento, se pudo restaurar Palomita blanca. Estoy encantado, porque nunca la he visto. Es la prueba de que en la obra de Ruiz todavía hay continentes por descubrir.

Al rescate de Ruiz - Revista Qué Pasa

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