Star Wars está metida en lo más profundo de mi inconsciente. Creo que está más en ese lugar que en mi lado consciente, pues disfruté las películas a muy temprana edad, y asumo que todo niño crecido en los ochenta o los noventa, que tuvo acceso a la cultura popular, se puede sentir igual que yo, y lo veo también en las niñas y niños de hoy; veo a mi hermano de ocho años que adquirió la información de Star Wars de manera diferente a la mía, él con una versión animada de Lego, pero veo que nos conectamos en ese momento importante en que ambos queremos ser jedi.
No soy una fanática como algunas amigas y otros conocidos que me he topado a lo largo de la vida y que se saben bien el guión, el porqué de cada personaje y su mensaje, cada momento, cada rincón, pero aun así, a mi manera, esta película me llegó profundamente.
Lo primero y más potente, la imagen y significado del jedi, algo que más adelante, al sentirme fascinada por la filosofía budista pude comparar con el concepto del "guerrero pacífico". Cuando me encuentro en la vida con alguien admirable, un humano joya, se me vienen a la mente las siguientes frases: número uno, “aquella persona es muy Zen”; número dos, “aquella persona es un jedi” y así lo digo, sin acordarme específicamente de las escenas de la película. Yo sé, en lo más profundo de mí, que esos caballeros con capa y espada luminosa personifican la fuerza de la bondad, y que priorizarán los valores humanos antes que la ambición por el poder y la expansión. Un ser no avasallador y demasiado disciplinado, que evita la guerra, no ataca y defiende con sabiduría y que, por esa misma razón, tiene un poder superior.
Creo que Star Wars fue la primera película hollywoodense que me transmitió estos conceptos, que después absorbí en otros lados y admiré en otros héroes y sobre todo en la cultura y filosofía orientales. El concepto de la fuerza se me hace muy Tao y al leer sobre Star Wars, me doy cuenta que George Lucas tomó muchos elementos de Kurosawa. También cuando leí El arte de la guerra de Sun Tzu, lo sentí todo muy jedi, muy de los consejos que da Yoda.
Cuando escribí la canción Espada tuve en mi mente Star Wars, y más que algo sexual -como muchos creen-, yo tenía en la cabeza el concepto de "rendición". Los caballeros jedi usan las espadas, que son una extensión de la fuerza, y querer que una espada entre en tu cuerpo simboliza una rendición ante el poder del otro.
Otro concepto que vivo a diario y he tocado en mi obra es el del “viaje del héroe”, que tan bien nos muestra Star Wars. Cuando me lo enseñaron en el colegio, instantáneamente mientras el profesor nos explicaba de qué se trataba este viaje, Star Wars fue lo primero que se me vino a la mente. Este concepto me acompaña desde ese día en clases. Tratar la vida como este viaje épico ha sido algo muy inspirador para mi lírica, sobre todo con el disco Otra Era; la gente me lo dice mucho y creo que los fanáticos de Star Wars también comparten conmigo este modo de ver la vida.
Estéticamente me he sentido muy conectada con Star Wars, sobre todo en relación al vínculo espiritual con la fuerza, y, por ende, con la filosofía budista. La capucha que me tapa la cabeza al comenzar mis shows se ha convertido en un ritual y se ve muy jedi, le da solemnidad al momento de entrar a esa ceremonia de comunión que se produce en un concierto.
Otro elemento importante que he metido en mi arte han sido los sables de luz. Cuando escribí la canción Espada tuve en mi mente Star Wars, y más que algo sexual -como muchos creen-, yo tenía en la cabeza el concepto de "rendición". Los caballeros jedi usan las espadas, que son una extensión de la fuerza, y querer que una espada entre en tu cuerpo simboliza una rendición ante el poder del otro, que el otro te entregue toda su fuerza sin anteponerse a ella; por ahí fui yo, y al momento de escribir esa frase recuerdo perfectamente cómo los sables de luz aparecían en mi mente. Es por ello también que al momento de armar las coreografías de mis conciertos se me ocurrió la idea de comprar los sables de luz para que mis bailarinas hicieran una coreografía que apelara a un duelo de espadas. Mi coreógrafa Tuixen Benet interpretó mis pensamientos y creó una danza. Cada vez que interpretamos “Espada” los sables se prenden y se convierte en el momento más intenso del show.
La primera canción que me aprendí en flauta dulce fue el tema central de Star Wars, y su música, al igual que las imágenes, se apoderaron de mí desde muy pequeña, reafirmo, en una etapa en que lo que ves, lo que escuchas y lo que aprendes te marca de una manera muy profunda, como dice Violeta Parra: “volver a sentir profundo, como un niño frente a Dios”.
Javiera Mena es compositora y productora. Sus discos son Esquemas Juveniles (2006), Mena (2010), Primeras Composiciones 2000-2003 (2013) y Otra Era (2014). Ha participado en numerosos festivales y conciertos en países como Chile, México, España y Estados Unidos. En 2015 recibe la nominación a los Grammy Latino con Otra Era.