Niños del cerro
Ocurrió muchas veces: los invitaban a tocar a algún lugar del centro de Santiago y ellos aceptaban. El problema para Simón Campusano (22), el vocalista de Niños del Cerro, era la vuelta hacia La Florida, al paradero 16 de Vicuña Mackenna, donde vive. Se acuerda subiéndose a la 210, de madrugada, rumbo a la casa, con la guitarra al hombro, cargando el amplificador, caminando por esas calles oscuras. Hoy es distinto: Niños del Cerro se ha convertido en una de las bandas ícono de esta nueva escena y pueden contratar un auto que lleve los instrumentos.
Sentado en una plaza, frente a una multicancha, a una cuadra del departamento donde vive, Simón cuenta la historia de la banda, que en 2015 lanzó Nonato Coo (Piloto), su primer disco, infaltable en la lista de los mejores álbumes del año pasado en Chile. En ese lugar de La Florida creció Simón y el disco está lleno de referencias a la comuna. Hay, indudablemente, un gesto político en eso, pero también es la cotidianidad de él y de los otros tres integrantes de la banda. “Estoy consciente de esa lectura política, pero mi relación con el barrio es más egoísta. No soy como los raperos, soy más bien antisocial y estos lugares son por los que transito desde siempre”, explica Simón.
En Nonato Coo suenan guitarras, muchas, pero buscando siempre una calidez que en algún punto de las canciones explota. Es un pop atmosférico, intenso, lleno de matices que lo envuelven todo. Aparecen los ecos de Animal Collective y Deerhunter. No les interesa sonar predecibles, algo que los une al resto de las bandas compiladas en NMC. Andrés Panes da otras claves que unen a los grupos: “Es importante el tema de la autogestión. Con el compilado queremos decir que esta es la forma de hacer las cosas en un medio que no te da las herramientas para desarrollarte en vivo ni en estudio. Ellos no se complican, están lejos de la imagen del músico emergente que se siente víctima del mundo”. Y es así. De hecho, Niños del Cerro ensaya en el paradero 26, en la casa del papá de Simón, donde han realizado varias tocatas míticas que se pueden ver en YouTube. Si buscan ahí, también los encontrarán tocando un cover memorable de “Si tú no vuelves”, de Miguel Bosé, lo que muestra el amplio rango por donde se mueven musicalmente. “Nosotros crecimos descargando discos de internet, no con la radio AM como la generación de Javiera Mena, entonces es inevitable que sonemos distintos”, explica Simón, quien de todas formas disfruta de los primeros discos de Gepe y del trabajo de Mena. Ahora ya piensan en el nuevo disco. Han estado en conversaciones con Heyne. Quieren que suene diferente, hacer un pop medio esquivo, que las canciones exploten.
Patio Solar
Dicen que todo empezó con Temporada (Piloto), el disco debut de Patio Solar. Que esta nueva escena del pop chileno comenzó a configurarse a partir de la aparición de este álbum, a fines de 2014, inicios de 2015. Nueve canciones que les bastaron a estos chicos de La Florida para llenarse de reseñas entusiastas y dejar de ser un secreto. Claudio Gajardo (23), guitarra y voz de Patio Solar, mira todo con escepticismo. Desde los 15 años que toca música, pero fue a fines de 2012 que empezó a grabar canciones y en 2014 la banda tomó la forma que tiene hoy: cinco integrantes que han construido un pop entrañable, cálido, pero que en vivo tiene una fuerza inusitada y contagiosa. En gran parte eso se debe a Claudio, que en apariencia es un chico medio silencioso, desconfiado, pero que arriba del escenario, con una guitarra eléctrica en sus manos, se transforma. También puede ser una guitarra acústica, porque las canciones de Temporada son pequeños hits hechos para tararearlos en cualquier lugar. “Todos los del compilado son músicos apasionados por lo que hacen, con ganas de hacer muchos discos y tocar donde sea”, dice Heyne.
Después de aparecer en muchos rankings entre lo mejor de 2015, Patio Solar acaba de lanzar Los Movimientos, un EP con cinco canciones que los muestra mucho más oscuros, mucho más complejos también, intentando capturar nuevas atmósferas. “Queríamos redescubrir el sonido, porque es muy fácil autoplagiarse —dice Claudio sobre este EP que tuerce un poco más lo que podemos entender como pop—. No nos cerramos sólo a un estilo. Nos gusta mucho la música instrumental. Escuchamos de todo, Beach House, Protistas, Marc DeMarco, The Strokes, Sonic Youth”.
Por ahora, ya piensan en el nuevo disco, que les gustaría grabar este año. Claudio no se cansa de componer canciones. Nadie sabe cómo van a sonar, y sienten que esa es la gracia.
Los Movimientos, by Patio Solar
Paracaidistas
La historia de Paracaidistas empieza en una fiesta, varios años atrás: Joaquín Saavedra (24) conoce a Mariela Llovet (23), conversan, coquetean, toman mucho, avanza la noche, se escapan de ese lugar, se enamoran. Eso es lo primero. Luego viene la música. Joaquín había tenido varias bandas fallidas, pero en 2014, finalmente, encuentra en Mariela una cómplice. Lo descubre porque empiezan a armar temas como jugando, pero de pronto esas grabaciones ya no son un juego, sino que son maquetas —aún se pueden escuchar en su SoundCloud—, y más tarde canciones, algunas de las cuales agruparon en Paracaidistas, su primer EP, que lanzaron a fines de 2015. Cinco temas donde brillan las guitarras —una al mando de Joaquín— y el bajo que maneja, con actitud, Mariela. En vivo son un delirio. Las guitarras suenan más fuertes que nunca, parece a ratos punk, pero están conscientes de que lo que hacen es pop, y sus cinco integrantes lo disfrutan. Escuchan Pánico, Los Prisioneros, Beat Happening. Escuchan a Javiera Mena y a Dënver. No tienen problemas con la generación que los antecede, pero les gusta cómo suena la mayoría de las bandas que los acompañan en NMC. “Es un pop más cercano, menos plástico. Tiene algo de indie, pero con un espíritu contracultural”, dice Mariela sentada en un patio del Campus Oriente de la UC. Ahí estudió Arte, ahí Joaquín estudia Estética, antes cursó Literatura. Son de los pocos que participan en el compilado que han estudiado en la universidad. El nombre de la banda viene de Altazor, de Huidobro. En ese campus tuvieron su primera tocata, en 2014, aunque recuerdan con más cariño el Festival Pop Subterráneo, en agosto de 2015, donde por primera vez vieron a gente cantar sus canciones. Para el compilado, grabaron un tema nuevo con Heyne, “Posmodernismo”. Ya firmaron con el sello Sudamerican Records (Chinoy, Oddó) y grabarán su primer álbum, que debería aparecer durante el segundo semestre. Ha sido todo vertiginoso, pero lo pasan bien. “Nos gusta la idea de tener una actitud punk, pero sonar muy pop. Que los temas tengan una composición simple, son canciones románticas”, dice Joaquín. Les encantaría vivir de la música, pero saben que es difícil. También saben que las bandas tienen un tiempo límite. “Después empiezas a hacer covers de ti mismo”, explica Joaquín, aunque el entusiasmo no se los quita nadie. paracaidistas
Playa Gótica
De pronto estaban ahí, los cuatro integrantes de Playa Gótica arriba del escenario de la ex OZ, teloneando nada menos que a J Mascis, líder de la banda estadounidense Dinosaur Jr. y referente de muchos de los grupos compilados en NMC. Era mayo de 2015, llevaban tocando menos de un año juntos, pero ya habían empezado a hacer ruido con un par de temas que circulaban por internet. No sólo era la consistencia de sus guitarras y sus sintetizadores consiguiendo un sonido muy pegajoso, sino sobre todo el encanto de la voz dulce de Fanny León (24). Una mezcla particular, que además tiene aún resabios de las otras bandas que han tenido sus integrantes, en las que estaban más cerca del post rock que del pop. Hoy, esos sonidos se mezclan y se les suman, además, las búsquedas de Fanny, quien ha aportado con su gusto por el J-Pop (pop japonés), consiguiendo un estilo realmente particular. Basta escuchar “Reptil no gentil” —tema compilado en NMC— o el sorprendente “Fuego” para saber que ahí hay mucho futuro. Así lo vieron también los integrantes de Dënver, Milton Mahan y Mariana Montenegro, quienes van a producir el primer disco de Playa Gótica con su sello Umami. “Teníamos un origen más oscuro, pero la esencia de la Fanny nos infectó con el bichito del pop”, cuenta Cristóbal Loader (31), bajista del grupo y quien tocó un tiempo con Dënver. Fue a través de él que Milton Mahan escuchó los primeros temas de Playa Gótica y se convenció de que debía producirlos. El proyecto es que el disco aparezca durante el segundo semestre. Fanny ha estado dedicada a las letras y los demás componen, en un proceso muy grupal e intuitivo. “No siempre estamos componiendo en el mismo estado emocional, por eso las canciones suenan distintas”, explica Fanny. “Los temas van a ser más complejos que simplemente pop, canciones más funky, harto ruido, harta onda disco”, explica Carlos Fariña, el hombre a cargo de la guitarra y de los sintetizadores. Saben que las expectativas son altas. Por ahora ensayan en una sala cerca de Avenida Matta y se preparan para estar a la altura de lo que han construido. Playa Gótica
Columpios al Suelo
Juan Pablo Órdenes (27) lleva muchos años en esto de la música, comparado con otros miembros de las bandas que integran NMC. Columpios al Suelo nace en su cabeza en 2006, pero recién toma forma hace un par de años, cuando, junto a los otros tres integrantes de la banda, comenzó a encontrar el sonido que los caracteriza: oscuro, caótico. Eso es lo que define en parte su estilo, lleno de guitarras que distorsionan cierto concepto de un pop más ameno, más inocente. “Siempre he visto el pop como un lugar donde uno hace lo que quiere, desde una trinchera desprejuiciada, donde uno no tiene miedo a que le salga un tema bonito, aunque quiera sonar más fuerte”, explica Juan Pablo. Justamente el tema que eligieron para la compilación —“Un día afuera”— es una de sus canciones más poperas, que además representa bien lo que será su primer EP, que lanzarán en estos próximos meses bajo el Sello Fisura. Hasta ahora, sólo se podían escuchar algunas canciones de Columpios al Suelo en su SoundCloud, pero ya están terminando de mezclar las cuatro canciones que compondrán Un día afuera. Ha sido un camino más largo que el de las otras bandas, pero Juan Pablo Órdenes siente que si no hubiese sido así, no habrían alcanzado el sonido que tienen hoy, donde pueden moverse entre atmósferas lóbregas y melodías luminosas. “Nuestro punto de inflexión fue en marzo de 2014, en una tocata en la Maestranza de San Bernardo. Ahí nos vimos en la urgencia de dedicarnos a esto, porque para mí, la vida es esto o no es nada más”, dice Juan Pablo, quien tiene entre sus referentes a The Velvet Underground, Sonic Youth, Violeta Parra y David Bowie. Así, Columpios al Suelo, como otras bandas del compilado, es una apuesta total. “Hay mucho talento en estas bandas, depende de ellos hasta dónde quieran llegar. En los 90 también había talento, pero por temas de motivación muchos se fueron quedando. Estos grupos tienen ideas y ganas. Todo es posible con ellos”, dice el crítico de música Cristián Araya, del sitio especializado Super 45. Pero Heyne mira con distancia y serenidad todo: “En la historia de la música ha habido excelentes proyectos que han durado sólo uno o dos discos. No me parece menos respetable un proyecto que sólo dura un disco que uno que dura diez. Ojalá existieran más registros de las escenas underground que ha habido desde siempre en Chile”. Y sí: NMC funciona así, como un registro de algo importante que está comenzando a pasar. Columpios al suelo