Por Felipe Cussen* Septiembre 19, 2009

Mis amigos escritores creen que para ser serios tienen que escuchar a músicos serios como Bob Dylan o Lou Reed. Yo también quisiera ser serio, pero no consigo comprar la autenticidad de los sufridos rockeros. Prefiero creer en quienes no trafican mensajes de autoayuda disfrazados de vivencias profundas, en quienes se atreven a cantar aunque no tengan nada que decir.

El título del nuevo disco de Miranda!, Es imposible!, podría leerse como una poética: nada de lo que se cuenta es cierto, pero no importa; importa el falsete, la cita recurrente y sobreexpuesta. Su barroquismo resulta tan subversivo como proponía Sarduy: "Malgastar, dilapidar, derrochar lenguaje únicamente en función de placer". No hay otro fundamento que el capricho.

Al igual que los últimos madrigales de Monteverdi, cada canción aspira a transformarse en una pequeña ópera. "Móntame un showcito" es el mejor ejemplo de esta conciencia del artificio, proyectando en el voyeurismo del amante nuestro propio deseo de oír historias falsas. La única verdad es la sonrisa de Ale Sergi y su promesa de una alegría sin culpas: "c'mon!".

* Académico de la Escuela de Literatura Creativa de la UDP y miembro del podcast sobre TV "Somos millones".

Relacionados