¿Por qué Herzog decidirá el futuro del 3D?
[Por Gonzalo Maier]
Una tesis: Cave of Forgotten Dreams no es el último documental de Werner Herzog, sino el argumento que zanjará finalmente el debate en torno al 3D. Tal como lo escucharon: sanseacabó. Si lo nuevo de Herzog (Fitzcarraldo, Grizzly Man), no es conmovedor, sincero y aterradoramente real, el 3D difícilmente podrá optar a más. Ese será su techo. Por el contrario, si el nuevo documental que se cuela en las profundidades de la cueva de Chauvet y en las pinturas rupestres más antiguas de las que se tenga noticia funciona en tres dimensiones, el cine oficialmente habrá encontrado un nuevo camino. El motivo de tan inesperada sentencia se explica porque Herzog tiene sólo un método de trabajo. Y esa técnica milenaria se llama valentía. Es que Herzog filma literalmente en una frontera que él conoce mejor que nadie: la que separa al cine de la barbarie. Y si el 3D no soporta la valentía ni la belleza que coquetea con la muerte, no merece ser cine. A lo más podrá ser una subdivisión de los efectos especiales. Pero si las tres dimensiones de Herzog nos llevan a tinieblas aun más oscuras, se habrá abierto un inmenso y estremecedor camino. Ahora sólo queda echarse en una butaca y ver qué nos depara el futuro.
25 y 26 de junio en el Centro de Arte Alameda.
La lecciones de Conan
[Por Francisco Aravena]
Para los seguidores de Conan O'Brien, el año pasado lo redefinió todo. Conan, el más gracioso, atrevido e incorrecto comediante en conducir el Tonight Show, dejaba la silla de Johnny Carson tras sólo siete meses. Jay Leno, el anterior host, quería volver a su show y a su horario, y la "oferta" para O'Brien era: o vuelves al horario de la medianoche o te vas. Lo que hizo entonces fue lo que dejaría claro quién era Conan O'Brien: renunció, probó que sus fans eran un ejército con Twitter y puso en marcha una gira por Estados Unidos en el tiempo en que, por contrato, no podía aparecer en otro canal. Su duelo, decidió, sería público y sería gracioso. Afortunadamente para quienes no estábamos a su paso, accedió a que el realizador Rodman Flender lo siguiera con su cámara para hacer el documental Conan O'Brien can't stop.
Un comediante dándose un "baño de masas" para reinventarse, volviendo al nervio del chiste en vivo, suele ser gran material documental (Jerry Seinfeld lo hizo en Comedian). Pero lo de Conan no era una simple reinvención: era algo que se movía entre el desagravio de sus fanáticos y el culto al hombre que cayó del Olimpo de la TV y que ahora estaba improvisando un camino a un lugar más alto. Y todo contando chistes. Conan transformó su derrota en un chiste, en un show, en un documental, en una lección de vida y en una constatación universal: los sueños cambian, "y es nuestro fracaso en convertirnos en lo que pensábamos que era nuestro ideal lo que nos define como personas". Lo dijo Conan. Debe ser verdad.
23, 24 y 25 de junio.
Fidocs: entre el 20 y el 26 de junio. Programación completa en www.fidocs.cl