Por Alejandra Costamagna Octubre 9, 2015

Seis sillas, una guitarra, once actores de entre veinte y ochenta años en ropa de calle, que nunca saldrán del escenario. Una de las mujeres, la mayor del grupo, se dirige al público: “Si me llego a olvidar de la letra, mis compañeros me van a ayudar”, advierte. Y a los pocos minutos se une, con sus pasitos lentos, a sus compañeros que ahora trotan en un gran círculo, rodeando a un muchacho que a ratos parece estorbarles.

Ese carácter de ensayo, de borrador, será el que marque la pauta de la siguiente hora y cuarto en escena. La multipremiada obra Mi hijo sólo camina un poco más lento, escrita por el croata Ivor Martinić y dirigida por el argentino Guillermo Cacace, funciona a partir del despojo de los artificios teatrales para dejar que sean las actuaciones “al desnudo” y la humanidad de la historia las que remuevan al espectador.

El muchacho luego aparecerá en silla de ruedas y sabremos que hoy cumple veinticinco años. Y no es que camine un poco más lento: es que no puede caminar. Nunca más podrá hacerlo. Quienes lo rodean son sus familiares y seres más cercanos: la madre, la hermana, la abuela, el abuelo, el padre, la tía, el tío, la aspirante a polola, el pretendiente de la hermana. Todos darán cuenta de la manera en que los afecta, directa o indirectamente, la enfermedad que lo tiene paralítico. Las aprensiones, los prejuicios y sin duda el cariño moldearán sus conductas. Cada uno verá en el otro las taras que sus aparentes condiciones de normalidad no les permitirán ver.

El montaje, que la próxima semana llega a Chile como parte de la extensión del Festival Internacional de Teatro de Buenos Aires (FIBA) a este lado de la cordillera, nos hará entrar así en una escalada de situaciones domésticas que transmiten contradicciones, traumas, cuentas pendientes, actos humanos bienintencionados que provocan daño o al revés: acciones torpes que se transforman en inesperadas recargas de oxígeno para los demás. O sea, emociones genuinas, que al fin y al cabo son la materia de la que estamos hechos.

“Mi hijo sólo camina un poco más lento”: 17 y 18 de octubre, en el Teatro Municipal de Las Condes.

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