Por Yenny Cáceres Junio 23, 2017

Onda Media: www.ondamedia.cl.

“Viajar es soñar”. La frase es de una profesora que el documentalista Patricio Guzmán tuvo cuando tenía 10 años y vivía en Viña del Mar. Carmen se llamaba esa mujer que le enseñó a viajar con el dedo, moviendo su mano de un extremo a otro del mapa. Ella le enseñó el amor por la aventura y le prestó los primeros libros de Julio Verne que leyó. El recuerdo de su profesora y esa frase, reveladora para entender el cine de Patricio Guzmán, son rescatados en su documental Mi Julio Verne (2006), un bellísimo preludio para su obra mayor, Nostalgia de la luz (2010).

Es un Guzmán más íntimo, alejado de esa obra monumental que es La batalla de Chile (1973-1979), crónica audiovisual del quiebre político más doloroso de nuestra historia reciente. Un testimonio que aún nos remece y que, paradójicamente, nunca ha tenido la circulación que se merece aquí en Chile, en las mismas calles donde fue filmado. La batalla de Chile y otros documentales de Patricio Guzmán pueden ser vistos ahora en forma gratuita en la plataforma de películas chilenas Onda Media (ondamedia.cl), lanzada hace pocos días por el Consejo de la Cultura. Es un catálogo enfocado principalmente en directores más jóvenes, como Matías Bize, Pablo Larraín, Sebastián Lelio, Che Sandoval y Sebastián Silva. De Raúl Ruiz sólo está Cofralandes, esa serie documental que filmó en los inicios de su regreso creativo a Chile, a fines de los 90. En el caso de Guzmán, es un tesoro a descubrir, porque está casi toda su filmografía.

Es un Patricio Guzmán en todos sus estados. El más político de La batalla de Chile o En nombre de Dios (1986) —filmada en plena dictadura y que mostraba la labor de la Vicaría de la Solidaridad—, el que vuelve a algunos de los personajes de La batalla de Chile en Chile, la memoria obstinada (1997) y el que construye un retrato personal y único en Salvador Allende (2004).

Un Guzmán menos conocido, pero no por eso menos importante es el que aparece en trabajos como Madrid (2002) y Mi Julio Verne. “Madrid fue la primera ciudad de mi vida que me hizo descubrir el pasado”, dice Guzmán en el primero, con su ya clásica voz en off. Una frase que resuena como una declaración de principios en un director en que el rescate de la memoria cruza toda su filmografía. Es un cine de detalles, que captura los rostros de unas mujeres que miran, fascinadas, una vitrina o que, en un hermoso ejercicio estilístico, se dedica a filmar las sombras que en Madrid, dice Guzmán, parecen dibujadas con tinta china. Mi Julio Verne es un homenaje al escritor francés, pero también a una serie de viajeros que, como sacados de un libro de Verne, se atrevieron a soñar. Un astronauta que estuvo en una estación espacial, la increíble y solitaria travesía de una mujer en la Antártica o un espeleólogo que pasó medio año bajo un volcán. Historias para dejarse llevar y descubrir a un cineasta indispensable para mirar nuestro pasado, nuestros sueños y nuestros fracasos.

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