Es un viernes de agosto y el reloj marca el mediodía. Hace frío, y el sol se rehúsa a salir. El Centro Cultural Espacio Matta (La Granja) está en silencio. Hay gente por los pasillos, pero nadie hace ruido. Afuera, pasan los autos pero no se escuchan. Adentro, sólo importa una cosa: la obra del pintor Roberto Matta.
Es la pieza principal. Es, de hecho, la razón de por qué existe ese lugar. Un espacio que se creó en torno a un mural y no al revés. Esa obra, clave en el desarrollo cultural de la comuna de La Granja, se llama El primer gol del pueblo chileno y fue creada en el año 1971 por el chileno Roberto Matta. Y si bien siempre estuvo en el n° 9014 de la avenida Santa Rosa, gran parte de su existencia se mantuvo oculta, escondida de la gente.
Paradójicamente, las capas que buscaron ocultarlo terminaron protegiéndolo de la humedad, del clima y del paso de los años.
Catorce capas de pintura trataron de ocultar el mural. Pero ni la pintura ni el paso del tiempo lograron borrarlo. La historia comenzó así: a un año de que Salvador Allende asumiera en el gobierno, el famoso pintor chileno decidió conmemorarlo. Entonces, creó un mural de 25 metros de largo y 4,5 de alto. Lo pintó al costado de la entonces piscina pública de La Granja, en plena época de la Unidad Popular, y en colaboración con la Brigada muralista Ramona Parra.
El mural tiene colores, es alegre. Su estilo hace alusión a un cómic, a una historieta. Hay viñetas sobre las personas que retrata. Una de ellas dice “hay que crear para creer”. Otra, a su lado, señala: “Ven, seremos uno”.
Pero tiempo después llegaría el golpe militar y lo harían desaparecer. Lo cubrieron y, año tras año, acumuló distintas capas de pinturas. Por décadas se pensó que había sido destruido. Sin embargo, hay cosas que son imposibles de borrar.
En 2005, la Corporación Cultural de La Granja se propuso restaurarlo. Entonces, decidieron consultar a Francisco González, jefe de restauración del Museo de Arte Contemporáneo (MAC), quien les aseguró que era una tarea que se podría llevar a cabo, pero que no sería del todo fácil. Veinte meses después de distintos procesos restaurativos, el 18 de abril de 2007, el mural volvería —casi en su totalidad— a su estado original.
Paradójicamente, las capas que buscaron eliminarlo terminaron protegiéndolo de la humedad, del clima y del paso de los años.
Con la obra de Matta restaurada, decidieron construir un espacio cultural a su alrededor. De esta forma se generaría una residencia definitiva para la conservación del mural. Nacería, entonces, el 25 de junio de 2008, el Centro Cultural Espacio Matta. Ofrecen talleres, y difunden obras y exposiciones, todas gratuitas y fomentadas por la existencia de una obra tan famosa como mítica. En 2015, de hecho, fue declarado Monumento Nacional por el Consejo de Monumentos Nacionales.
En las paredes, alrededor de la pieza principal, hay fotografías —en blanco y negro— que muestran a Matta pintando. A su lado hay personas que lo ayudan. También hay niños —muy felices— en traje de baño que posan junto al mural. Las imágenes que siguen por la pared son actuales, a color, que muestran el proceso de restauración. Las fotografías son lo único que acompaña al mural. Antes había obras del pintor, pero tuvieron que removerlas porque, debido a su alto valor, los intentos de robo eran recurrentes.
Ricardo López, gestor cultural de Espacio Matta, asegura que la existencia de esta obra en la comuna de La Granja es clave para descentralizar la cultura en el país. Al año, este recinto —que abre sus puertas todos los días, de 10:00 a 19:00 horas— recibe más de 100 mil personas.
Todos los visitantes, tanto chilenos como extranjeros, esperan encontrarse con la famosa obra de Matta, el mural que se resiste al olvido.