Por Paula Namur // Fotos: Paloma Olivares, Bar Victoria Octubre 13, 2017

Pasó el 18, pasó el 18 Chico y hasta pasó septiembre. Pero hay un lugar en Santiago donde la chilenidad se festeja todo el año.

Son las nueve de la noche de un viernes de comienzos de octubre y de fondo suena un disco de la Banda Conmoción. Todavía falta un rato para que empiece la fiesta en el Bar Victoria, en Pedro Aguirre Cerda, pero el ambiente nunca falta. En la cocina se preparan los ingredientes para las chorrillanas y tablas, dos de sus platos más populares. Pero su especialidad también son los tragos chilenos: el terremoto y el borgoña. Esos se prepararán en el momento. Fuera de la cocina, algunos barren, mientras otros ordenan las alrededor de 80 mesas con manteles a cuadros rojos y blancos, repartidas en los dos pisos del local.

En agosto celebraron los 10 años de este bar en la Cúpula del Parque O’Higgins.

Ana Luz Contreras, la dueña del Bar Victoria, está presente en todo. Va de un lado a otro. Desde la cocina, supervisando la preparación de la comida, hasta el escenario, arreglando un cartel que no han decidido bien cómo terminar de instalar. “Lo que más rescato siempre es el ambiente del bar”, dice cuando logra sentarse un minuto.

En agosto celebraron los 10 años del bar en la Cúpula del Parque O’Higgins y un afiche dentro del local, que ya quedó como parte de la decoración, lo recuerda, con nombres de artistas como Tommy Rey, Inti-Illimani, Conmoción y Daniel Muñoz. El 18 también estuvo celebrado: se instalaron en un recinto un poco más grande en la misma comuna, y por eso no han terminado de reinstalar toda la decoración.

La historia de este bar comenzó en la Feria Lo Valledor, como un restaurante que ofrecía platos chilenos. Luego Ana Luz decidió trasladarse a la ubicación donde hoy está, un galpón que pertenecía a su abuelo, en avenida Carlos Valdovinos 1951. Pero no nació inmediatamente como bar: primero fue una ramada de frutas y verduras, y después de un período de transición, comenzó a funcionar ahí un restaurante. “Después nos entusiasmamos con poner música. Pensamos hacer karaoke. Mi hijo DJ animaba y empezamos a traer también la cueca y a hacer talleres”, dice Ana Luz, quien desde siempre se fascinó con el nombre Victoria y por eso decidió ponerle ese nombre a su hija menor y a su bar.

“Mis hijos se criaron con la música de los Parra y tenían esa música impregnada. Después empezamos a traer a músicos en vivo y nos fuimos transformando y creciendo”, recuerda Ana Luz.

Recién pasadas las 10:00 de la noche comienza a llegar la gente y, cuando falta poco para la medianoche, empiezan a aparecer los grupos musicales. Esta noche es el turno de Los Trukeros y Los Tricolores, grupos que han retomado la cueca tradicional de la ciudad y que entusiasman a la gente a bailar. “Vienen personas de 18 a 90 años. Han celebrado cumpleaños de abuelitos, y los hacen parte de la fiesta igual”, asegura Ana Luz. “Aca se vive la cueca y la fiesta chilenera todo el año. Siempre hay alegría y fiesta”.

En su intento por rescatar las costumbres chilenas, todas las noches tienen un chinchinero, que al terminar pasa el sombrero tal como dicta la tradición. Además, realizan clases de cueca los jueves, talleres de arpillera y hasta de reciclaje.

“Bailamos cueca todo el año”, reza el cartel gigante instalado sobre el techo del local. Esa es la idea de este lugar que en sus diez años se ha caracterizado por ser una constante fiesta chilena.

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