Ya que hemos visto a Miley Cyrus crecer bajo los focos, podemos asumir que el título de su sexto disco, Younger now, hace referencia a que se siente más joven ahora que antes, cuando la veíamos trabajar, siendo una niña, personificando a Hannah Montana. O más joven que cuando la vimos romper con todo en el video de “Wrecking ball”. Pero, en realidad, es inevitable verla más madura: en Younger now, Miley Cyrus vuelve a sus raíces, al pop con una veta country, olvidando casi por completo el rhythm and blues de Bangerz (2013). En este disco no hay twerks ni poleras que dicen “R.I.P. HANNAH MONTANA”. Este es, a medias, un disco de ruptura amorosa y uno de esos trabajos de reivindicación que hacen las jóvenes estrellas que han sido expuestas toda la vida, siendo las canciones románticas las mejores del disco. Me refiero a “Week without you”, “Miss you so much” y “I would die for you”. Sin embargo, el disco tiene otros momentos brillantes, como una colaboración con Dolly Parton (“Rainbowland”) y la casi rapeada “Thinkin’”.

La crítica no ha reseñado muy bien a Cyrus, diciendo que se trata de un disco intrascendente, ni de cerca tan bueno como Bangerz. Y si bien es cierto no es un álbum redondo y lo más criticable son sus letras (ni un solo verso destacable), a muchos otros se les da más por menos. Lo que está claro es que por mucho que este sea un regreso a sus raíces, Miley Cyrus nunca se queda en el mismo lugar. En 2013, después de representar durante años al personaje de Disney Hannah Montana, lanzó Bangerz sólo para escandalizar con su ahora hipersexualizada imagen. Luego, en 2015, Miley Cyrus & Her Dead Petz, con la colaboración de algunos miembros de los Flaming Lips. Un disco de veintitrés canciones, todas escritas y producidas por ella en las que habla de sexo, marihuana y animales. Younger now tiene canciones brillantes y el fuerte de Cyrus: su voz profunda. Probablemente no sea el mejor disco de su carrera, pero de ninguna manera es una caída, como se le ha llamado. Miley Cyrus tiene talento, valentía e inventiva como para sorprendernos de nuevo. El resto: la conjura de los necios, siempre apuntando al que lleva las cosas un poco más adelante.