Por Carlos Reyes Octubre 13, 2017

República 787, Limache. Tel. 977640338.

La Famosa (y Secreta) Receta de Papá, de Joanna Mora (editorial Casa de Cartón, 2016) es un libro ilustrado con la historia de una familia acostumbrada, cada viernes, a que papá cocinara su famosa receta secreta… y de paso dejara la escoba cada vez que lo hacía. Un libro-broma que llegó muy lejos, porque este año consiguió el primer premio en la categoría Ilustración y el segundo puesto entre los Mejores Libros de Sándwich en la 22ª edición del Gourmand World Cookbook Awards, una especie de premio Grammy del rubro. Un reconocimiento potente, con un detalle extra: se trata de una historia real. Papá existe y se llama Marcelo Clivati —el esposo de Mora—, quien regenta Pizzati, una pequeña pizzería de la parte vieja de Limache.

Ya no desconcierta como antes, a juzgar por el cuidado aspecto de un local que casi es una pieza, en medio de un paraje casi campestre de casas de fachada continua. Los techos son altos, contrarrestando en algo la estrechez del lugar y posee un mesón donde apretujadas comen cuatro personas. Es evidente: las pizzas son para llevar. El horno moderno y la paciencia que se debe tener tras cada pedido indican el cuidado puesto en sus productos. Aparte de ordenado, aprendió a darles excelencia a sus masas: esponjosas y crocantes en los bordes, que saben aguantar la salsa de tomates, el queso y lo que les venga encima. Se pueden comer con la mano y eso se agradece. Junta una buena lista de opciones (30) con un rango de precios que va desde los $ 2.800 a $ 8.800, donde la clave vegetariana es mayoritaria.

Hay jamones por allí, tocinos por allá, pero lo justo, y da casi igual, porque juegan bien con los sabores. En la Cicciolina, por ejemplo, con la base de mozzarella y salsa, sumando queso de cabra y ají. O en la Sophia Loren, que lleva zapallito italiano, albahaca, parmesano, ajo y aceitunas; mientras que, en el área carnívora, luce la Franco Nero, con atún, aceituna verde y cebolla. No hay mayores estridencias ni artilugios para con los ingredientes (ojalá, algún día puedan servir vino o cerveza); sólo se trata de pizza bien hecha y un hallazgo culinario en la Quinta interior, aderezado con una pequeña y sabrosa historia familiar.

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