Por Carlos Reyes Noviembre 10, 2017

Colo Colo 1219, cerro O’Higgins, Valparaíso. Tel. 322375159.

Su estampa de casa porteña no falla y, sin embargo, Los Deportistas, en la parte clásica de cerro O’Higgins, sin otra señal para instalarse allí que un sólido boca a boca, se las arregla para evolucionar. Señales: dejó atrás los biombos, abriéndose a una nueva iluminación, o su rico “arreglado” con frutillas, hecho de tintos más finos que los de caja. Detalles nuevos para un baluarte nacido en 1962 que sabe revalorizarse desde la tradición.

Su puñado de platos, nueve durante la visita, sigue demostrando ser un compendio rotundo y sabroso. Por un precio fijo de $14.000, incluye platos de fondo y guarniciones con repetición, si se quiere, donde por estos días puede aparecer un Cordero arvejado; o, mejor dicho, un cuarteto prolijo de osobucos de gusto suave, sin grasas evidentes, sumado al verdor consistente de esa legumbre cuando está fresca. Algo más cotidiana es la Mechada, blanda y jugosa, como recién sacada de un ollón puesto paciente al fuego. En suma, y por si alguien desea matricularse, una clase de historia de la comida urbana, versión zona centro chilena.

Los agregados de arroz grumoso, de gruesas papas fritas cocinadas a la minuta, de paltas al natural perfectas, la mezcla de cebolla con lechugas pálidas y aliño casero o un tomate desalmado por no estar en temporada —el punto más bajo de la comida— forman parte de ese compendio. Y pese al bache, todo sigue siendo evocador. Lo mismo ocurre en sus postres: manzanas asadas con un toque de crema, casi salidas de la revista Saber Comer y Vivir Mejor, aparte de conservas caseras imposibles de hallar en otro lado, como una de membrillo. Inolvidable.

Lo cotidiano, hablado en el lenguaje de Los Deportistas, significa un homenaje a lo conocido, a la repetición pertinaz de Ida Delgado, cocinera por instinto y gracia. Pequeña, enjuta, movediza, nonagenaria e Hija Ilustre de Valparaíso, sigue exigente consigo misma, con su hijo Renato Navarro y, desde hace poco, con sus nietos. Una pasión familiar que perdura, para bien del gusto criollo.

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