No sé, de Valentina Novales. En SoundCloud.
Valentina Novales tiene diecinueve años y su sonido es todo lo lo–fi que puede ser. Completamente: graba en su pieza, con una guitarra desafinada y un xilófono, canciones tranquilas sobre no querer estudiar, el deseo de que alguien la bese o sus planes a futuro: “Quiero hacer una película, quiero tener plantas. Quiero tener hijos, pero no me quiero casar”. En sus canciones cada error se mantiene como si fuese planeado, una prueba de la honestidad de lo que está haciendo: una desafinación, ruido ambiental de fondo, lo que sea. Lleva un año componiendo, dice que aprendió a tocar guitarra para ser como Demi Lovato y Britney Spears, y que sus primeras presentaciones públicas con una guitarra fueron en misas, a los trece años. Este año subió a SoundCloud su primer disco, No sé, que consta de dieciséis tracks compuestos por ella. A pesar de que la presentación es descuidada (y la aceptación de ese formato es cosa de gustos), Valentina Novales sabe componer una canción pop, y supongo que si hubiera que relacionarla con algo, ese algo serían los Moldy Peaches: sus canciones son tristes y graciosas a la vez. Nada pretenciosas. Las canciones de una persona hastiada que es lo suficientemente inteligente como para tomárselo con humor. Es cosa de escuchar o leer su nombre: “Valentina Novales”. Vale, no vales.
En unos meses las canciones de Valentina Novales saldrán de su pieza y SoundCloud: desde este año trabaja un disco, el que saldrá por el sello Umami y está siendo producido por ella misma y Milton Mahan, de Dënver. Dice que está aprendiendo, que ahora sí pretende algo: juntos trabajan las armonías, cosa que nunca había hecho. Por lo pronto, este 7 de diciembre se presentará en la librería Qué Leo del Parque Forestal, en el lanzamiento del sexto número de Fanzinombre, junto a la banda Pasaje.