Kedi. Disponible en iTunes.
“Quien no ama a los animales no puede amar a las personas”. Esa frase, en el caso de los fanáticos de los gatos, es una declaración de principios. La escuchamos al inicio de Kedi, el documental sobre los gatos callejeros de Estambul que fue una de las grandes sorpresas del año en Estados Unidos, donde se estrenó con éxito en salas y también por YouTube Red. A tanto llegó el entusiasmo que IndieWire lo calificó como “el Citizen Kane de los documentales de gatos”.
La locura por Kedi (gato en turco) también contagió a los críticos, y su directora, Ceyda Torun, estuvo nominada a los Critics’ Choice Documentary Awards junto a leyendas del género como Frederick Wiseman (Ex Libris: New York Public Library) y Agnès Varda (Visages, villages). Finalmente, fue premiada en la categoría de mejor ópera prima.
07Ceyda Torun ha dicho que quiso filmar una Estambul distinta a la que muestran las películas de James Bond, los documentales de viajes o las noticias, con una situación política cada vez más convulsionada. Torun se crió en Estambul, en una ciudad en que los gatos callejeros conviven con las personas desde hace cientos de años. Cuando niña los alimentó y cuidó y, de alguna manera, como repiten varios entrevistados en este documental, los gatos la salvaron.
El documental les sigue la pista a siete gatos de las calles de Estambul, síntesis perfecta de las distintas personalidades de estos felinos. Allí está la típica gata salvaje, blanca y con una mancha negra en uno de sus ojos, ladrona de pescados y archienemiga de los perros. En el otro extremo está el gato educado, que vive en las afueras de un restaurante, pero que jamás pide comida a los clientes y que sólo come queso emmental y pavo.
Pero Kedi también se detiene en las historias de hombres y mujeres que fueron salvados en algún momento de sus vidas por los gatos. Esto es lo que hace de Kedi algo más que otro cute cat video. Así vemos a un pescador que, luego de perderlo todo, cambió su destino cuando un misterioso gato se cruzó en su camino. O una mujer que alimenta a más de 60 gatos callejeros, que dice que si existe un más allá, prefiere volver a ver a su gata favorita antes que a su abuela.
Kedi es una película luminosa, alegre, casi ingenua. Hay mucho amor y, también, algo parecido a la felicidad. Esa misma sensación de plenitud que sientes cuando un gato ronronea junto a ti. Porque cuando amas a los gatos, no hay límites para esa devoción incondicional por esas pequeñas criaturas salvajes. Una devoción que Doris Lessing, la Premio Nobel que dedicó un libro a los gatos de su vida, describió así: “Un gato es un auténtico lujo… lo ves caminar por tu habitación y en su andar solitario descubres un leopardo, incluso una pantera. La chispa amarilla de sus ojos te recuerda todo el exotismo escondido en el amigo que tienes al lado, en ese animalito que maúlla de placer cuando lo acaricias”.