Por Diego Zúñiga Diciembre 1, 2017

No hay personas en esta historia, no hay figuras humanas, prácticamente. Sí muchísimas construcciones destruidas; es el paisaje que surge después de la catástrofe: la guerra, los terremotos, el mar que se lleva todo a su paso. La historia natural de la destrucción. Los escombros. Eso es lo que vemos en las pinturas de Jorge Tacla (1958), es el mundo que recorremos en Todo lo sólido se desvanece, su última exposición —curada por Christian Viveros-Fauné— que se acaba de inaugurar en el Centro Cultural CA660. Son 31 pinturas —la más antigua de 1988— en las que contemplamos, sobre todo, el paisaje devastado. Los seres humanos están ausentes, o más bien su presencia es fantasmagórica: la guerra, los edificios derrumbados, alguna fábrica borrosa. Los trazos de Tacla se dirigen, justamente, hacia esa lugar: trabajar la brumosidad hasta conseguir que las imágenes pierdan su nitidez y se conviertan en otra cosa: en una obra de él. Lo interesante de todo esto es cómo sobrevuela, en el fondo, la pregunta por la representación en los tiempos de catástrofes: qué hacer con esos escombros que quedan después de un terremoto, después de un atentado; qué hacer con lo que el hombre —y la naturaleza— destruye. Y que Tacla elija la pintura para tratar de responder esta pregunta es una declaración contundente: las fracturas de la historia —las consecuencias de una guerra— parecen esquivar, siempre, cualquier literalidad, pues son procesos más complejos e inexplicables. Y es ahí donde la pintura —el trabajo con el óleo y el acrílico y el polvo de mármol— le permite indagar en esas fisuras, en los restos.

Tacla se instaló en Nueva York en 1981 y desde ahí construyó una obra que ha abordado la violencia política de las últimas décadas en distintos lugares del mundo. Sin embargo, en la exposición resalta una pintura en particular, “Identidad oculta 25”, en la que observamos La Moneda bombardeada, La Moneda desfigurada, azul, completamente azul, como si fuera parte de un sueño, o más bien de una pesadilla. La historia de una derrota que no fuimos capaces de evitar.

Todo lo sólido se desvanece, de Jorge Tacla. Hasta el 21 de enero en el Centro Cultural CA660.

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