Su nombre cruza como una ráfaga el más atrevido punk-pop chileno de los años 80. Cantante de los Pinochet Boys, Daniel Puente estuvo luego en los inolvidables Parkinson antes de viajar a Europa y continuar allá con la enérgica cruza de referentes geográficos y estéticos que consiguió en Niños con Bombas y Polvorosa. Su visita a Santiago -desde su residencia en Barcelona- para presentar su nuevo disco Disparo, lo muestra por primera vez como cantautor solista.

-Has sido un hombre de muchas bandas. ¿Por qué ahora un trabajo solista?

-Una de mis influencias más importantes son los bluesmen de antes de los años 50 en Estados Unidos. Siempre me han maravillado esos discos de Son House, Robert Johnson, John Lee Hooker, Blind Willie Johnson. Esto es como un tributo a todo eso: la soledad, la carretera; aunque le quise dar un toque caribeño. Durante la grabación tenía la fantasía de un bluesman perdido en Cuba.

-La canción “Babylon” habla de un hombre solitario, extraño al mundo.

-Creo que siempre he sentido esa distancia, incluso en medio de un movimiento juvenil como fue la movida de los 80. Siempre me he sentido un bicho raro, como el que no pertenece ni se logra adaptar; lo cual me da una increíble libertad para experimentar.

-El año pasado la serie Los 80 ficcionalizó brevemente sobre los Pinochet Boys. Un grupo under, que muy poca gente vio en vivo, de pronto estaba en televisión. ¿Alguna opinión al respecto?

-Me confirma que existieron una energía y un carisma especiales. Se sigue hablando de ello, a pesar de que en esa época no pasamos por ningún medio formal de la llamada industria del entretenimiento.

-¿Qué presentarás en Santiago?

-Voy a performar sólo con mi guitarra Dobro y mi slide al estilo de los viejos bluesmen, porque de eso trata este disco. Sin artificio: hueso, tendones y guitarra, porque creo que en estos tiempos lo que se necesita es autenticidad. Simplemente música directa del alma.

Daniel Puente en vivo: 30 de abril, Onaciú (Loreto 460, Bellavista). www.danielpuenteencina.com