“El zen de Bennett” ha sido una frase clave este año para el más famoso crooner ítalo-americano después de Sinatra. Así se titula un documental reciente (de próximo estreno en el festival In-Edit Nescafé) sobre su interacción en estudio con otras estrellas musicales (de Aretha Franklin a Amy Winehouse, semanas antes de su muerte), y el concepto está, también, impreso en la portada de su nuevo libro de memorias. Ambos proyectos coinciden en querer presentar al hombre de “I left my heart in San Francisco” como un sabio del “saber estar” filtrado en el ansioso showbiz; un hombre de filosofía tranquila pero bien dirigida, anclada en lo que él llama “mis dos mantras: seguir tu pasión y entregarle a la comunidad algo de vuelta”. Bennett es el tipo de cantante que desdeña la moda y la voracidad comercial, no tanto por un asunto ético como porque ambas impiden, según él, cuidar el repertorio que todo intérprete debe levantar: aquel que cruza audiencias, trasciende décadas y valora la inteligencia de quien lo escucha. Escucharlo en vivo a estas alturas (86 años de edad) es, por eso, un ejercicio de nostalgia, pero también de descubrimiento de cómo era que se hacían las cosas cuando existía un tiempo de pulimiento musical que hoy casi nadie se puede permitir.
Tony Bennett en vivo. Sábado 8 de diciembre, Teatro Municipal, 21 h. www.feriaticket.cl