Por Alejandra Costamagna, escritora Abril 2, 2014

La elegancia de la señora al momento de sufrir tortura a las sirvientas. Las hermanas Clara y Solange no pueden disimular el trastorno que les provoca la inviolable compostura de su patrona en momentos críticos. “El dolor la transforma, la embellece aún más”, se lamentan las criadas. Pero al decir esto ya le han perdido el respeto, se han rebelado y han perpetrado el crimen que ahora representan. Las criadas, la primera obra teatral de Genet, escrita en 1947 y basada en un asesinato cometido por las hermanas Léa y Christine Papin en Francia, es llevada a escena por María Gracia Omegna y Catalina González como las atormentadas empleadas, y Alexandra Von Hummel en el rol de la señora. El dramaturgo, novelista y poeta francés  Jean Genet (1910-1986), hijo de una prostituta y un padre desconocido, criado por una familia de campesinos, delincuente condenado a cadena perpetua en 1948 y liberado poco después gracias a las gestiones de Jean-Paul Sartre y Jean Cocteau, viene a recordar en escena que todo en el teatro es insinuación. Y el énfasis que pone el director de esta versión chilena, Rodrigo Soto, apunta al erotismo latente entre las mujeres cuando juegan a vestirse como la patrona, a ser ella e imitar sus modos: a ser la que somete y la sometida al mismo tiempo. Es interesante el protagonismo que va adquiriendo paulatinamente el deseo en el montaje, y tal vez ganaría fuerza si hubiera mayores pausas y silencios en escena. La gigantografía de la patrona, que cubre el fondo del escenario, da cuenta también de su agobiante presencia y minimiza cualquier figura que circule frente a ella. Con esta obra, el Teatro del Puente inicia su temporada 2014: un buen síntoma para el resto del año.

“Las criadas”: hasta el 27 de abril, en Teatro del Puente.

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