Por Álvaro Uribe Marzo 22, 2012

© José Miguel Méndez

"No he visto el Twitter hoy. Deben estar ansiosos los amigos y bravos los enemigos". Para Álvaro Uribe (59), la red social es su nuevo terreno de batalla. Tras dejar la presidencia de Colombia, que ocupó entre 2002 y 2010, quien fuera el mandatario de derecha más popular de la última década en Latinoamérica se abocó con todo a defender su legado a través de internet.  En ocasiones, ha superado los cien tuiteos al día. Y el pasado 13 de marzo superó el millón de seguidores, el único político sudamericano en hacerlo tras Hugo Chávez. Mucho de eso se explica por su postura. Uribe tiene fama de "duro" y polémico. Pero, además, es una de las pocas figuras que se atreven a defender a viva voz los postulados clásicos de la derecha. Esta semana, visitó Chile por 24 horas para participar en el seminario "VI Conferencia Andina", organizado por LarrainVial.  En la antesala del cónclave de los think tanks de la derecha chilena, que se realizará hoy viernes, ésta es su mirada.

- ¿Cuál es el escenario de la derecha latinoamericana?

-No estoy muy de acuerdo con la clasificación de izquierda y derecha. Uno tiene que mirar cuáles son los países que van en una democracia de avanzada y cuáles están retrocediendo. Una democracia progresista necesita cinco elementos: la seguridad; las libertades, entre ellas la libertad de la iniciativa privada; la cohesión social; la institucionalidad y la participación pluralista de los ciudadanos. Y hay países de la región que se llaman de izquierda, queriéndose presentar como los adalides de la democracia, e incurren en prácticas dictatoriales.

-¿Como cuáles?

-Está el caso de Venezuela y, en alguna forma, Ecuador. Pero lo importante es mirar cuáles son los países que están cumpliendo los parámetros de las democracias progresistas. Chile ha sido un gran ejemplo, los dos últimos gobiernos de Uruguay. Perú: el primer año del presidente Humala me llama gratamente la atención. Está aumentando la inversión social sin afectar la inversión productiva. Y la situación de Paraguay muestra también que el gobierno del presidente Lugo no ha hecho daño. Hay gobiernos de izquierda que más bien podríamos decir que han hecho bien.

-Y en esos países, ¿cómo puede la derecha atraer a la gente para que vote por ella?

"Muchos líderes del continente han sido laxos y permisivos con la dictadura cubana. Así como los neocomunistas son tan vociferantes, los exponentes de la democracia, muchas veces por complacer, son tan pasivos que terminan dando señales en contra de la democracia"

-Hay que tener una relación muy equilibrada entre promoción de inversión y política social. Si usted no promueve eficazmente que el país tenga una alta tasa de inversión, no va a obtener recursos para política social. Y si logra tener una alta tasa de inversión, pero se rezaga en lo social, entonces no va a haber legitimación popular a las políticas de inversión. Y ambas necesitan trabajar en un contexto de muchísima seguridad.

-¿Por qué defiende el concepto de inversión privada como una clave?

-Hace pocos días estaba en una universidad, y les dije a los estudiantes cómo la iniciativa privada era lo único que le había servido a la prosperidad de la humanidad. Les dije: "Miren por qué se cayó el muro de Berlín. Por qué colapsó la Unión Soviética. Por qué la China de Mao Zedong hizo el tránsito a la China de Deng Xiaoping". Hubo un elemento transversal: falta de calidad de vida. Porque en esos países no había iniciativa privada. Y eso fue el factor que incitó a las protestas que derribaron el comunismo. Cuba, por ejemplo, ha sido un fracaso. Ha vivido de dos subsidios: del soviético y del venezolano. Tuvo un gran avance en salud y en educación, que por falta de iniciativa privada nunca se tradujo en bienestar para los ciudadanos

-¿Y por qué Cuba se ha sostenido, entonces?

-En ese caso, algunos estudiantes decían por la represión, otros por el subsidio venezolano y el soviético. Pero llegamos a un punto: también porque muchos líderes democráticos del continente han sido laxos y permisivos con la dictadura cubana. Así como los neocomunistas son tan vociferantes, los exponentes de la democracia, muchas veces por complacer, son tan pasivos que terminan dando señales en contra de la democracia.

-Pero en la región hay gobiernos de derecha, como los de Santos y Piñera. ¿Lo ve como una falta de liderazgo, en general, de los gobernantes?

-Eso ha sido un problema de la región. La permisividad con las dictaduras de Castro y de Chávez, y al mismo tiempo, la falta de liderazgo, de discurso, de actitud para defender los valores democráticos.

"Chile tiene continuidad en lo fundamental"

El año pasado, Uribe visitó Chile tres veces. Y pese a que está al tanto de las protestas, piensa que la situación del país es buena: "A mí me dicen: 'Chile está encasillado entre izquierda y derecha'. Yo no lo creo desde afuera", es su mirada.

-¿Por qué?

-Porque han alternado el poder, pero han tenido continuidad en lo fundamental, que es justamente lo que ha dado confianza en Chile. Puede haber matices en la orientación, pero en lo fundamental han tenido continuidad. Chile es un líder en la región. Y uno desde afuera lo ve menos polarizado de lo que ustedes lo sienten desde adentro.

-¿Cómo ha visto al gobierno de Piñera?

-Las cifras de Chile son buenas. Si mira cómo hicieron la recuperación del terremoto, con tanta rapidez, con tanto resultado, es porque es un gobierno muy ejecutivo. Ahora, problemas tenemos todos. Y a Chile, ¿qué le pasa? Ha progresado mucho y hoy le van a exigir más. Como ha logrado tantas cosas buenas, está acreditado para que le exijan más. Pero mire: la historia de la humanidad demuestra que cuando los gobiernos son incapaces, no les exigen. De pronto, lo que le pasa al presidente Piñera es que, como los chilenos saben que es capaz, le exigen mucho.

La derecha según Uribe

-¿Pero cómo analiza el tema de las manifestaciones?

-Uno no tiene por qué asustarse. Lo importante es resolver esos problemas sin salirse de lo fundamental. Por ejemplo, en el tema de la educación, usted tiene que resolverles un problema a esos estudiantes, a los padres de familia. Pero si va a resolverlo tomando medidas que acaben con la confianza de los inversionistas y desmotiven al sector privado, no es capaz de sostener la solución ni resolver ese problema en el largo plazo. Por eso hay que tener ese gran equilibrio. ¡No se le vaya a ocurrir tomar medidas que desmotiven la inversión, porque entonces no es capaz de financiar en el largo plazo el presupuesto educativo! Y eso, creo yo, es aplicable a cualquier problema social que usted quiera resolver.

"No hay que desmotivar la inversión privada"

-Usted destaca bastante el tema de la inversión social, algo que no es típico en el discurso de derecha. ¿Por qué?

-Lo grave en América Latina ha sido, en el discurso político, contraponer la iniciativa privada a la inversión social. Y no se puede contraponer, son dos factores inseparables. Yo les repito a los colombianos: con los niveles de pobreza y de desigualdad que tenemos, necesitamos recursos para superarlos, que no se dan si no es con una gran prosperidad de la empresa privada. Y yo a la empresa privada le digo: si ustedes quieren tener una estabilidad a largo plazo, necesitan un gran prestigio con el pueblo, que no se obtiene sino con una gran inversión social.

-¿Cómo ve el rol del Estado?

-América Latina ha cometido varios errores. En momentos han querido desmantelar todo el Estado. Y en el otro extremo lo han quebrado, lo han llenado de costos. Los extremos se han juntado. Ambos han llegado al resultado de quebrar el Estado. Yo he creído en un Estado que genere equilibrios. Que no cree obstáculos al sector privado, pero que sí haga esfuerzos para que las libertades y las posibilidades estén al alcance de todos.

-En Chile hay un debate al interior de la derecha sobre si realizar o no una reforma tributaria. ¿Cuál es su postura ante ese tema?

-Como principio general, creo que los países que van bien en la recaudación, si quieren hacer ajustes tributarios, no pueden cruzar la línea a partir de la cual se crea la desmotivación a los inversionistas. Nuestros países tienen que apuntar a tener tasas de inversión no inferiores al 30% del PIB, año tras año, para atender todas las demandas sociales. Y eso implica también ser muy cuidadoso en materias tributarias.

"¡Para mí es mucho más importante defender los principios que tratar de complacer a todo el mundo!"

Contra Chávez y Santos

Durante su gobierno, Uribe alcanzó una popularidad del 80%. Pero también enfrentó duras peleas con Hugo Chávez, presidente de Venezuela. Hoy, además, está enfrentado con su sucesor, Juan Manuel Santos -quien fue su ministro de Defensa-, en medio de una serie de causas judiciales que investigan su mandato, sobre todo ligadas a la lucha contra las guerrillas y los paramilitares.

-Usted enfrenta en Colombia una serie de acusaciones por actos durante su gobierno, como espionajes ilegales…

-¡Eso es por una bobadita! Cuántos tipos se querrán vengar del gobierno nuestro, que  extraditó a 1.200 narcotraficantes, a 14 jefes paramilitares, dejó bien debilitadas a las guerrillas... Yo recuerdo que el día que tuve que tomar la decisión de extraditar a los 14 jefes paramilitares, mi señora me dijo: "¿Estás preparado para la venganza que se te vendrá de por vida?".

-Su gobierno tuvo una postura muy dura sobre Chávez. Su sucesor, Juan Manuel Santos, ha adoptado un tono distinto. ¿Qué le parece?

-El presidente Santos, como ministro y como periodista, fue una de las voces más radicales en la crítica a Venezuela. Hoy hay una apariencia de normalización en las relaciones económicas, pero Venezuela sigue por fuera de la Comunidad Andina, no hay una garantía de libre mercado, libre comercio con Colombia en el largo plazo. Hoy hay mucha disminución de capacidad adquisitiva para comprarnos, y no tienen qué vendernos. Las relaciones diplomáticas de cortesía no resuelven los problemas per se. Mira, por ejemplo: hubo años en que le compramos a Venezuela US$ 1.200 millones. Ahora les compramos US$ 200 millones, porque han desmantelado el aparato productivo y el sector privado.

-Habla de inversión privada, innovación, seguridad e inversión social. Pero en Latinoamérica parece que está vetado y es impopular referirse desde la derecha a esos conceptos. ¿Cuál es la autocrítica a su sector?

-Lo que nosotros hicimos en Colombia demostró que el modelo servía. A mí no me respaldó el pueblo  por mi figura, yo soy muy bajito y regordete. Ni por tener las mejores relaciones: yo soy combatiente. Me respaldó porque lo que estábamos haciendo servía. Y si eso sirve, ¿por qué en lugar de continuarlo y mejorarlo lo derogan? No sé, no debería ser.

-¿Y por qué a los gobernantes de la derecha les cuesta tanto defender la inversión privada, como usted lo hace?

Uribe se pone de pie, sube el tono de la voz y afirma:

-¡Porque para mí es mucho más importante defender los principios que tratar de complacer a todo el mundo!

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