Entre 1954 y 1957 la exhibición “Design in Scandinavia” recorrió 24 museos de Estados Unidos mostrando 700 objetos de diseño creados en Suecia, Dinamarca, Noruega y Finlandia. Más de un millón de personas hicieron fila para ver la muestra de sillas, alfombras, platería, vasos y jarrones traídos del frío nórdico. Su influencia fue tal que transformó la decoración de los hogares estadounidenses con su estilo, que hoy se conoce como mid-century modern, y de paso, creó la marca del diseño escandinavo.
Hoy éste es uno de los más respetados y populares del mundo. Finlandia, específicamente, ha aprovechado esa marca y la ha transformado en una industria y prioridad, impulsada por una política nacional de diseño. Esta semana una delegación proveniente de Helsinki, la Capital Mundial del Diseño 2012, llegó a Chile para contar las claves de su éxito en la 5ª Bienal de Diseño, que estará en el Centro Cultural Estación Mapocho hasta el 13 de enero. “En esta bienal queremos ver cómo podemos, a través del diseño, fortalecer la imagen país, la identidad país, mejorar la competitividad, generar emprendimientos y potenciar una industria que hoy es bastante incipiente”, explica Alejandra Amenábar, presidenta de la bienal y decana de la Facultad de Diseño de la Universidad del Desarrollo, que organiza la cita junto a la Universidad Católica. “Finlandia es un referente de esto mismo. De partida es un país muy pequeño, con pocos habitantes, que a partir de sus tradiciones, de su trabajo con materiales locales -como la madera y el vidrio- ha sabido potenciar esto, y a partir de las competencias, habilidades y sensibilidades propias de sus diseñadores han sido capaces de desarrollar productos sumamente vanguardistas para el mercado global”.
Cuestión de estado
Si bien el tour por Estados Unidos fue el hito que internacionalizó el diseño escandinavo, además del éxito de los muebles de Alvar Aalto y los textiles de Marimekko, el trabajo en Finlandia había comenzado mucho antes. Ya a fines del siglo XIX se había creado la Sociedad Finlandesa de Artesanías y Diseño, que tenía como objetivo promover las artes manuales dentro de la industria y la educación. Por esta razón creó una escuela que enseñaba estos oficios artesanales, que con los años fue ganando reputación y en 1973 se transformó en la Universidad de Arte y Diseño de Helsinki, que hoy es una de las más respetadas de su área en el mundo.
“Hemos tenido Diseño Industrial como una profesión por varias décadas ya. Somos uno de los pioneros, después de la Escuela de la Bauhaus de Alemania, en los estudios profesionales en esa área. Es una parte integral de la industria finlandesa”, dice Harri Koskinen, actualmente el principal diseñador finlandés y quien participará en dos paneles durante la bienal en Santiago.
La reputación del diseño finlandés se creó a mediados del siglo XX, gracias a la combinación de su participación en las trienales de Milán, una serie de premios y un trabajo de promoción internacional. Sin embargo, su momento clave fue en los años 90: el país estaba en recesión, la banca en crisis y el desempleo en alza, a lo que se sumó el endeudamiento del Estado, la inflación y el colapso de la Unión Soviética, un importante socio comercial.
Fue entonces que surgió un movimiento nacional que apostaba por medidas de largo plazo, más que por soluciones inmediatas. Entre ellas figuraba la creación de una política nacional de diseño. Su formulación comenzó en 1996 y Design 2005! finalmente vio la luz el año 2000 con tres objetivos: mejorar la calidad del diseño, promover el uso de oportunidades inherentes al diseño para mejorar la competitividad y fomentar el empleo, y desarrollar la calidad de vida y una cultura nacional distintiva.
Clave en la implementación de esta política fue el Design Forum Finland, el nombre más internacional que tomó la Sociedad de Artesanías y Diseño en la década de los ochenta para centrarse en promover el diseño entre la pequeña y mediana empresa, y el extranjero. “Nuestra tarea más importante es promocionar el diseño finlandés tanto en casa como en el exterior. Crear los contactos correctos con diseñadores, empresas y retailers. También es clave que las empresas entiendan la importancia del uso del diseño”, explica Heidi Valkola, project manager de la organización, que además de diseñadores como Koskinen y Ville Kokkonen, traerá la muestra “Light Wood” a Santiago . “Nuestro desafío es conseguir que las compañías vean la necesidad de invertir en diseño. Porque éste todavía se percibe principalmente como el diseño de objetos”.
Esa visión global es lo que muchos creen que Chile debería imitar. “Esa política nacional de diseño es algo que a nosotros nos falta. Ellos enseñan diseño en los colegios, hasta hay beneficios tributarios para las empresas que incorporan diseño en sus procesos, y una serie de otras acciones que apuntan al desarrollo de esta industria que gira en torno al diseño”, comenta Amenábar.
Lecciones para Chile
Una de las razones por las que la organización de la bienal invitó a Finlandia a la muestra es por los paralelos que ven entre ambos países -el relativo aislamiento geográfico, su reducido mercado interno, el uso de materias primas- e incluso cierta similitud en el estilo.
“Lo que se hace en Chile es muy parecido al diseño nórdico. Por la simpleza, la forma en que se trabaja, las terminaciones”, dice Alfonso Díaz, jefe de Arte, Arquitectura y Diseño de la Dirección de Asuntos Culturales (DIRAC) del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Y su experiencia puede servir de mapa para el camino que debe recorrer nuestro país. Tal como hace Chile ahora, Finlandia comenzó a hacerse un espacio participando en ferias internacionales. En eso es lo que está trabajando el Consejo de la Cultura, ProChile y la DIRAC, organismos que han sido fundamentales para concretar la presencia nacional en el Salón del Mueble en Milán y 100% Design en Londres, dos de los eventos más importantes de la industria. Chile ya ha participado de manera oficial por dos años consecutivos y volverá a hacerlo en 2013.
Sin duda el diseño nacional pasa por un buen momento, que los involucrados esperan se pueda aprovechar para hacerse un nombre a nivel internacional, como ocurrió antes con la arquitectura. “Hay un posicionamiento del diseño chileno como diseño joven en el mundo, que es súper importante, porque acá no hay próceres. Entonces cuando se preguntan adónde buscamos diseño joven, Chile aparece como candidato en donde ya hay al menos diez empresas que tienen productos que son interesantes”, comenta Cristián Montegú, presidente de Chile Diseño, la asociación del sector.
Una de esas es The Andes House. La oficina, que nació en 2007 con la exitosa línea de lámparas Made in Mimbre, ha participado en estas ferias con éxito y eso les ha permitido sentar las bases para internacionalizarse. Y en gran medida su receta ha sido muy finlandesa: objetos originales creados con materias primas locales y una cuota de diseño. “Yo creo que la diferencia es poder trabajar con el contexto que nosotros tenemos. Yo no quiero diseñar como diseñan los italianos, o como lo hacen los ingleses, los holandeses o los suecos. Yo tengo una realidad y con eso tengo que trabajar. Y eso da una oportunidad de hacer un diseño distinto que es lo que llama la atención”, afirma Cristián Domínguez, uno de los socios de The Andes House.
Ese modelo es más o menos similar al que han seguido las otras marcas chilenas que han tenido aceptación en el extranjero. “Las que acá percibíamos como debilidades -la precariedad de la industria, la escala pequeña, los oficios antiguos, el uso de materiales muy chilenos- en el extranjero se han transformado en fortalezas”, explica Díaz, de la DIRAC.
Quizás el impulso final es lograr que el país entienda el valor agregado que aporta el diseño. “Uno de los puntos que queremos destacar quienes vamos a Chile es cómo la industria y los diseñadores deben colaborar. Usar el diseño es realmente un recurso de la industria, tiene que funcionar como una especie de empresa conjunta, debe ser una parte integral”, dice Koskinen, que en sus 42 años ha diseñado para marcas como Iitala y Seiko, y es el responsable de la botella del vodka Finlandia. Y él lo sabe mejor que nadie.