“Nadie anda apurado por llegar a alguna parte. Todos andan a paso cansino, impera una cierta tranquilidad. También vi mucho personal militar en las calles, pero no están ahí porque sean guardias, sino porque están fuera de servicio o se están moviendo de un lugar a otro”.
Lo excepcional comenzó de la manera más aburrida posible: siguiendo el conducto regular. Considerando que el objetivo del proyecto del fotógrafo singapurense Aram Pan, titulado DPRK 360, era recorrer y fotografiar la vida y paisajes cotidianos de Corea del Norte, lo que buscaba era excepcional: es poco lo que el resto del mundo ha podido ver de ese país, más allá de las imágenes de marchas y poderío militar que el régimen de Kim Jong-un libera. Sólo desde hace poco se puede ver algo de ese territorio en Google Earth, y con poco detalle. “Este proyecto tiene mucho que ver con la curiosidad, con querer saber qué hay realmente dentro de ese país y al mismo tiempo compartirlo con los demás. Da lo mismo lo que encuentre, quiero compartirlo. Probablemente sabemos más de las galaxias que de Corea del Norte”, cuenta hoy, ya de regreso, almorzando en un mercado en la ciudad-Estado de Singapur.
Lo primero, entonces, era lo primero: pedir permiso. “Desde un comienzo esta propuesta se planteó como algo oficial. No quería ir a Corea del Norte a sacar fotos como si fuera un traficante. Y tenía que ser así, oficial, porque siempre he querido que las imágenes se publiquen online y para ello era necesario establecer una cooperación con el gobierno”, explica. “Lo curioso es que pedí permiso oficial para hacer este trabajo y obtuve respuesta rápidamente. He intentado lo mismo con otros países y jamás me responden”.
Así fue como Aram Pan se embarcó, en agosto de 2013, en un vuelo directo desde Kuala Lumpur hasta Pyonyang, una de las pocas conexiones directas que existen entre la capital de Corea del Norte y el resto del planeta.
El resultado: imágenes “normales” de un país del que solemos leer a menudo, pero que hemos visto muy poco. Lejos, claro, de los despliegues militares o del gris triste que solemos poner de fondo cuando pensamos en esa parte de la península. “El principal objetivo de este viaje fue tener una experiencia al nivel de la gente. En el futuro espero poder acceder a zonas de la vida cotidiana, como mercados u hospitales, para tener una imagen más completa del país. Ojalá sea posible. Es cierto que en los medios vemos mucho sobre el presidente, sobre las fuerzas militares, tanques y soldados, pero creo que muchas veces nos olvidamos que detrás de todo eso hay gente común y corriente que tiene vidas normales”.
-En la página de su proyecto en Facebook publicó una declaración con respecto a los alcances de la iniciativa, pidiendo a los usuarios que no la relacionaran con la política. ¿Era necesario?
-Sí, porque me han preguntado y contactado muchas personas que quieren saber si pueden usar mis imágenes para promover el socialismo, por ejemplo. Así como también otros que desean usarlas para lo contrario, y yo no quiero tener nada que ver con la política, yo no tengo una agenda política ni nada de eso, sólo quiero tener una experiencia con un lugar y ver las cosas que están ahí. Cualquier posición que tomes podría ofender a alguien. Y yo deseo que mi proyecto sea muy claro: se trata de un lugar, de sus paisajes y de su gente.
-Es inevitable pensar en política cuando hablamos de Corea del Norte...
-Es cierto, pero creo que hay suficiente cobertura sobre ese tema. Hay analistas, académicos y expertos que saben mucho más que yo sobre eso. Yo sólo quiero mostrar lo que vi dentro del país, ni más ni menos. Y lo digo de verdad, no deseo que mis imágenes tomen partido.
(Fotografía: Aram Pan, todos los derechos reservados)
EN DÍAS HERMOSOS, FOTOS HERMOSAS
A comienzos de mayo, Pan nuevamente viajará a Corea del Norte. Podrá ampliar, de este modo, su ya enorme colección de fotografías, casi todas disponibles en su sitio web www.dprk360.com. Durante su estadía en el país, visitó los famosos juegos de Arirang, donde miles de personas hacen una presentación coreográfica alucinante, así como diversas ciudades, hoteles, áreas turísticas y, también, una escuela de formación para los futuros líderes. Siempre acompañado de dos “guías”, quienes muchas veces le impedían tomar fotos de personas trabajando o de soldados caminando a su casa. “En cualquier caso, creo que es mejor una foto que ninguna foto”, concluye.
-Algunas imágenes parecen de fantasía. ¿Cómo sabemos que el gobierno no puso a las personas ahí para que usted las divulgue?
-Para ser franco, no te queda más que creerme -dice antes de soltar una carcajada. Hablando en serio: no trabajo para los norcoreanos, no existe ninguna conspiración, lo que fotografié es lo que vi. Hay una foto que es una maravillosa vista de Pyongyang desde la ventana del hotel donde alojé. Pues bien, eso fue simplemente un día perfecto, soleado, hermoso. En días como esos, cualquier foto que tomes será preciosa. No tuve que hacer nada para que luciera así.
-En mayo volverá, ¿cuáles son sus nuevos objetivos?
-Me gustaría fotografiar, con el permiso de las autoridades, escenas de la vida diaria. Quiero acceder a los mercados donde la gente compra, a lugares, para ver cómo viven. También quiero tomar fotografías en distintas estaciones del año, por eso ahora iré en primavera, y espero a fines de año ir también en otoño, para ver cómo lucen las ciudades con otros colores.
UN MUNDO EN 360 GRADOS
La principal “arma de batalla artística” de Pan son las fotografías en 360 grados, que permiten mostrar una imagen completa de los lugares que visitó, entre ellos un parque nacional, la Torre Juche, los juegos de Arirang, una fábrica de agua mineral, un museo y el parque de diversiones Kaeson. Ver esas fotos es como estar ahí.
-Más allá de las fotos y las formalidades, ¿cómo se ve la ciudad, sus vehículos, la gente en el metro, en las calles?
-Una cosa que vi y que es muy distinta a cómo se comporta la gente en mi país, Singapur, es que nadie anda apurado por llegar a alguna parte. Todos andan a paso cansino, impera una cierta tranquilidad. También vi mucho personal militar en las calles, pero no están ahí porque sean guardias, sino porque están fuera de servicio o se están moviendo de un lugar a otro. Cuando las personas me veían, se sentían atraídas, actuaban con curiosidad. Me imagino que eso ocurría porque yo andaba con dos cámaras. La mayoría de ellos eran muy tímidos, me miraban, sonreían y luego desviaban la vista.
-A veces se tiende a pensar que la vida en Corea del Norte es distinta, que viven de forma extraña, que son casi como marcianos...
-No, no, en modo alguno. Nadie es marciano en Corea del Norte. La gente me pareció muy normal, en ninguna parte vi algo que mostrara que se estén preparando para una guerra, por ejemplo. La gente simplemente vive su vida diaria, los chicos van a la escuela. Sí debo mencionar que las encargadas del tráfico en las ciudades son algo especial. Parece que escogieran solamente a las mujeres más hermosas para realizar ese trabajo, lleno de movimientos robóticos. Yo creo que, en realidad, lo único que hacen es distraer a los conductores, porque son realmente hermosas.
-Uno de los mayores proyectos de Kim Jong-un es potenciar el turismo en Corea del Norte. ¿Vio usted algo que demuestre que se preparan para ello?
-Creo que están tomando medidas para recibir a más turistas. Cuando estuve ahí, vi a muchas personas de China y también de Malasia. Y había un bus con turistas de Occidente también. Creo que quieren recibir más turistas, sí. Cualquier medida que se tome para mejorar la interacción entre el mundo y Corea del Norte es buena, porque abre las esperanzas a una relación mejor entre todos. Los norcoreanos podrán ver cómo son los extranjeros y les dará la oportunidad a éstos de tener una idea de cómo se vive en ese hermoso país.