El lunes 16 de noviembre, Eliodoro y Bernardo Matte Larraín pisarán por primera vez Guaíba, la pequeña ciudad del estado de Río Grande do Sul, en el sur de Brasil, donde, literalmente, se comenzará a escribir la nueva historia forestal del grupo.
A dos meses de que los dueños de la Papelera -cuya familia controla el 55,83% de la firma- compraran en US$ 1.430 millones la planta del grupo Aracruz, las cabezas del clan contemplarán in situ la magnitud de su reciente adquisición.
Junto al gerente general de la compañía, Arturo Mackenna, y el secretario general de CMPC, Gonzalo García, los hermanos Matte aterrizarán en Sao Paulo para luego adentrarse en el frondoso y agreste sur de ese país. Por algo Río Grande do Sul es considerado el estado más frío de Brasil -está en la frontera con Argentina y Uruguay-, y también uno de los más ricos, por su fuerte actividad comercial, que incluye turismo, industrias, viñas y bosques.
La plana mayor de la compañía chilena llegará a Porto Alegre, la capital del estado, donde se alojarán un par de días para que el presidente de CMPC y su hermano menor conozcan en terreno la planta de celulosa, la fábrica de papel, el bosque y el vivero que, según los entendidos, tienen el potencial de convertirse, en términos de su producción, en un nuevo Chile para la Papelera.
Será una travesía de sólo un par de horas, pero que implica un salto definitivo a las grandes ligas de la industria forestal. Pero aun cuando es la primera vez que los Matte viajan a la zona, Mackenna y García han ido y venido en varias oportunidades en los 10 meses que demoró la silenciosa operación. Fueron ellos, junto con el gerente del área Tissue de la firma chilena, Sergio Colvin los enviados para negociar los términos de la transacción y sellar el acuerdo que remeció al mercado el 22 de septiembre pasado.
La fábrica de celulosa que CMPC compró a Aracruz está en Guaíba, en el extremo sur de Brasil. Se trata de un pequeño pueblo de 100 mil habitantes, cuya actividad gira en torno a la planta.
En Porto Alegre -ciudad que está justo frente a Guaíba, al otro lado de un lago- los estará esperando Álvaro Díaz, el embajador de Chile en Brasil y ex subsecretario de Economía de Ricardo Lagos. La presencia de Díaz no es casual. El propio Eliodoro Matte le informó telefónicamente los detalles del acuerdo, una vez que cerrada la operación.
Díaz formará parte de la comitiva que visitará la planta y de paso será el representante del gobierno chileno en la comida de bienvenida a la región que les ofrecerán el lunes en la noche la gobernadora de Río Grande do Sul y el alcalde de Guaíba.
"Sencillamente, un jaque Matte". Así grafica esta operación un conocedor del rubro forestal. A juicio de quienes saben de este negocio, sólo una crisis económica mundial, como la vivida en los últimos 12 meses, pudo llevar a los Matte a concretar este deal. "Sin crisis de por medio este negocio no hubiese resultado nunca", sentencia un empresario que conoció la operación.
El primer movimiento
Fue el crash financiero mundial el que gatilló la unión de dos grandes empresas forestales brasileñas: Votorantim y Aracruz. De ahí surgió Fibria, el gigante número uno de la fabricación de celulosa mundial. Los ajustes provocados por la fusión y una serie de malas inversiones en reales -por apuestas a futuro con la moneda brasileña- obligaron a los dueños de la empresa a hacer caja. Aracruz decidió, entonces, sacrificar la planta de Guaíba. Ése fue el primer paso para que el clan chileno comenzara a planificar la jugada.
Los Matte llevaban tiempo mirando ese país. De hecho, los máximos ejecutivos de la Papelera viajaron un par de veces, antes de esta operación, a sondear varios activos. Pero los precios no los convencían.
Había una sola razón para intentar crecer más allá de la cordillera de los Andes. El corazón del negocio forestal en Chile -bosques y pulpa- está prácticamente "chantado", como dice un ejecutivo. Eso explica, por ejemplo, que el otro actor forestal, los Angelini, también estén ampliando sus fronteras con compras en Uruguay.
Hace más de 20 años que los Matte querían tener bosques fuera de Chile para elevar el potencial de la compañía, pues las tres plantas que poseen aquí no tienen demasiado espacio de crecimiento. "No hay maderas para las fábricas que ya existen", asegura un entendido en el tema.
La apuesta por Brasil debía ser planificada cuidadosamente por razones particulares de los Matte. Hasta ahora, la única experiencia vivida con bosques y celulosa en el exterior no fue muy alentadora. En la década de los noventa apostaron fallidamente por Argentina: compraron 70 mil hectáreas en el norte del vecino país. Formaron Empresa del Plata, firma que vende madera y se ha pasado los últimos años "empatando", como comentan internamente en el grupo.
Consciente del difícil momento por el que pasaban los dueños de Aracruz, fue un banco de inversión extranjero el que les dio la alerta, a fines del año pasado, a los Matte sobre "la joyita de Guaíba". El mensaje de la entidad fue claro: con una buena oferta de por medio, Fibria estaría dispuesta a vender la planta, bosque y la pequeña productora de papel en Río Grande do Sul.
Un gran lago separa al pueblo de Guaíba de la moderna y pujante Porto Alegre.
De inmediato, la reconocida capacidad negociadora del grupo chileno se puso en alerta. En CMPC no querían perderse la oportunidad de crecer fuera de Chile -como lo estaba haciendo su competencia-, pero había que estudiar la operación concienzudamente.
Para tener una idea de lo que implica la adquisición de la planta, bastan dos datos. Primero: si el grupo hubiera comprado este activo en un escenario sin crisis, el valor real de la fábrica superaría en varios millones de dólares a la cifra final. Segundo, y lo más importante: la transacción incluye los permisos ambientales para ampliar la capacidad de la planta hasta 2 millones de toneladas. Hoy, en Chile las tres plantas de Empresas CMPC -Laja, Pacífico y Santa Fe, todas ellas entre la VII y IX regiones- producen cerca de 2 millones de toneladas de celulosa de fibra corta y larga. En unos años más, nuevas inversiones de por medio, Brasil podrá aportar casi otros 2 millones más de fibra corta. Para ponerlo en simple: la misma cantidad que producen todos los productores chilenos juntos.
Se estudiaron las características del activo y se nombró a quienes -a nombre de la familia- negociarían con los brasileños: Colvin, Mackenna y García.
Jaque Matte en Brasil
Competidores en el camino
De inmediato comenzaron los viajes, negociaciones y contactos. A fines de marzo de este año, durante la junta ordinaria de accionistas, cuando ya se habían producido los primeros acercamientos en Brasil, Eliodoro Matte anticipó que estaban "atentos a las oportunidades que se nos puedan presentar para ampliar y afianzar nuestra base de negocios". Ya lo tenían en mente, aunque faltaba mucho camino por recorrer.
De hecho, hubo un minuto de total entrampamiento. "Las negociaciones no avanzaban", reconoce uno de los protagonistas. Y aunque en el grupo chileno no quieren revelar la razón del congelamiento, otros actores del rubro forestal aseguran que no se llegaba a acuerdo sobre el precio.
Recién los primeros días de septiembre se retomaron los contactos, apenas un par de semanas antes de cerrar el trato y anunciar la megaoperación.
El precio no fue el único obstáculo. Debido a lo suculento de la unidad que se vendía, a los Matte les salieron competidores al paso. CMPC debió pelearles la planta de Guaíba a gigantes, como la china Nine Dragons Paper, la sueco-finlandesa Stora Enso y la brasileña Suzano; y aunque cuando se conoció la operación se especuló que el grupo Angelini también apostó por este negocio, en Chile aseguran que ellos, por ahora, sólo están concentrando su apuesta en Uruguay.
Los planes
En casi un mes los Matte serán dueños de una fábrica de celulosa con capacidad de producción de 450 mil toneladas anuales, algo más grande que la planta de Laja, el buque insignia que la Papelera posee en Chile.
En el mismo paquete de compra asumirán una fábrica de papel para impresión y escritura con una producción de 50 mil toneladas al año, destinada completamente al mercado interno brasileño; un bosque de 212 mil hectáreas de eucaliptus y un vivero con capacidad de producir 30 millones de plantas al año.
El precio no fue el único obstáculo. Debido a lo suculento del activo que se vendía, los Matte debieron pelearles la planta de Guaíba a gigantes, como la china Nine Dragons Paper, la sueco-finlandesa Stora Enso y la brasileña Suzano. Incluso, se especuló que los Angelini estaba interesados.
Los US$ 1.430 millones que involucra la operación -que pagarán con recursos propios, créditos y un aumento de capital por US$ 500 millones ya puesto en marcha-, los hará amos y señores de Guaíba, un pueblo de 100 mil habitantes, que vive en torno a la planta de celulosa.
Pero hay más. El valor "oculto" de esta transacción está en los permisos ya otorgados, que vienen en el paquete, para duplicar la producción de pulpa, y que según cálculos del mercado los podría obligar a desembolsar otra cifra similar a la inicial.
¿Cuándo? Oficialmente la respuesta entregada a la SVS es que "se analizará la oportunidad para desarrollar el proyecto en cuestión, así como las alternativas para financiarlo". Lo cierto es que eso no ocurrirá antes de los próximos cinco años, como dice a Qué Pasa un cercano a la operación. "Obviamente la disposición de CMPC es sacar adelante el proyecto cuando estén dadas todas las condiciones técnicas y de mercado para ello", agrega.
Es ésa la ampliación que los catapultará a consolidarse entre los líderes mundiales de esta industria.
En todo caso, CMPC aún no ha desembolsado los US$ 1.430 millones ni se han hecho cargo del complejo forestal. Todo está dispuesto para que el martes 15 de diciembre, junto con pagar US$ 1.000 millones, se realice el traspaso de mando. Los otros US$ 430 millones los deberán entregar en un período de 45 días.
Los cambios tampoco serán abruptos, dicen desde el grupo. La planta, el bosque, el vivero y la fábrica de papel en Guaíba -que en total suman 470 trabajadores- seguirán siendo "gerenteados" por el mismo brasileño que lo hace actualmente, Paulo Silveira.
La próxima partida
Además de la planta, la compra incluye una pequeña fábrica de papel.
La visita de los Matte a Brasil no sólo será a Guaíba. Tras dos días en esa localidad, regresarán a Sao Paulo donde Eliodoro y Bernardo conocerán Melhoramentos Papeis, la empresa dedicada a la fabricación y comercialización de productos tissue que el grupo compró, a comienzos de año, en US$ 55 millones a Melhoramentos de Sao Paulo.
La brasileña tiene dos plantas productivas en los alrededores de Sao Paulo, en las zonas de Mogi das Cruzes y Caieitas, con una capacidad instalada de 75 mil toneladas, con las que abarca el 10% del mercado del tissue en ese país, con ventas por más de US$ 190 millones.
Los máximos ejecutivos de la Papelera, junto al menor de los Matte, tienen agendada, asimismo, una reunión que será su "presentación en sociedad" en Bracelpa, la asociación gremial que reúne a las empresas de celulosa y papel en Brasil, de la que ya son parte.