Por Antonieta De la Fuente Marzo 27, 2010

Todo ocurrió el jueves 18 de marzo. El mismo día en que la ministra vocera de gobierno, Ena von Baer, asumía que el presidente Sebastián Piñera no había cumplido su compromiso de vender su participación en LAN, y que las presiones políticas se hacían insostenibles, en las oficinas de Celfin recibieron un llamado.

Juan Guillermo Agüero, el director ejecutivo del banco de inversión mandatado por Piñera para enajenar su paquete accionario en la aerolínea, escuchó al otro lado de la línea la voz del gerente general de Bethia, Gonzalo Rojas, e intuyó que la operación del año estaba por dar un giro.

A esa altura, la fórmula para vender el porcentaje restante de la aerolínea era un nuevo remate en Bolsa, al que entrarían grupos empresariales chilenos y fondos de inversión extranjeros. Pero todo eso quedó stand by.

Rojas le pidió a Agüero retomar las negociaciones. A fines de enero, Celfin tuvo un primer acercamiento con el grupo Bethia, propiedad de la accionista de Falabella, Liliana Solari. Pero las conversaciones habían quedado sólo en eso. Ahora, el interés en comprar era inminente.

Las negociaciones no se hicieron esperar. El viernes en la mañana, Carlos Heller, hijo de Liliana Solari, llegó junto a Gonzalo Rojas y su abogado Alberto Morgan a las oficinas en el piso 20 de Celfin. Tuvieron otra reunión durante la tarde, hablaron el fin de semana y el lunes 22 en la mañana se llegó a un principio de acuerdo que debía ser confirmado a las 12:00 del martes.

Ese día, se reunieron los representantes de Bethia; los ejecutivos de Bancard, Nicolás Noguera, Santiago Valdés, José Cox y sus abogados -Bernardo Simián y Pablo Guerrero-; Agüero, el presidente de Celfin, Juan Andrés Camus, y el socio de la corredora, Max Vial. Se encerraron a las 3:00 de la tarde y dejaron listo el trato a las 3:30 de la madrugada del miércoles pasado.

- ¿Cómo se gestó el interés de Bethia por entrar a LAN?

-Pensamos que esto tenía mucho sentido para ellos, porque son un grupo muy importante pero muy concentrado en Falabella y veíamos que aquí había una oportunidad de diversificación relevante para ellos. También por su perfil sabíamos que no necesariamente buscaban una posición de control, como era el caso de otros grupos. Esto se ajustaba bastante al perfil que buscábamos y además tenían la capacidad financiera para hacerlo. Por eso hablamos con ellos a fines de enero.

-¿Los Cueto tuvieron que visar de alguna forma la entrada de Bethia a LAN?

-Para los Cueto es un socio estupendo. Están felices, porque es un socio con recursos, que va a apoyar a la compañía y no tiene vocación controladora. Además, LAN y Falabella comparten ciertos valores, como la internacionalización, no mirar sólo Chile, sino mirar Latinoamérica, construir una marca regional. Hay algo en común ahí.

- ¿Por qué el grupo Bethia compra el 8%?

-LAN tiene nueve directores, y el quórum en las juntas de accionistas es entre 85% y 90%. Por lo tanto, la estimación fue que con 8%, más algunas acciones que ellos ya tenían, tienen garantizado un director.

"Había un mandato otorgado, existía un proceso en marcha, hubo un terremoto, uno de los cinco más grandes en la historia de la humanidad... lo único que necesitábamos eran 15 días adicionales. Entonces, ¿de qué conflicto me hablan? Esas opiniones, para nosotros, provenían de gente que no tiene experiencia en manejar este tipo de transacciones".

- ¿Ellos ya tenían acciones de LAN?

-Algo tenían. Ellos o relacionados. No sé si ellos directamente, pero nos dijeron que tenían acciones que les daban los votos para elegir un director. Hay una junta de LAN citada para el 29 de abril, en la cual se elige directorio. Y lo más probable es que algún representante del grupo Bethia entre.

Las razones de la dilación

- ¿Qué pasó con los otros grupos chilenos interesados? Usted mencionó en una entrevista que eran más de dos, pero menos de cinco.

-Antes del terremoto, efectivamente había alrededor de cinco grupos interesados. Sabíamos que un director en LAN tenía gran valor, porque es una empresa aspiracional y que existe gente dispuesta a pagar por eso. Cuando entramos en tierra derecha, estábamos en conversaciones con dos grupos chilenos grandes. Después llegamos a la conclusión de que ninguno de ellos podía comprar por sí solo, porque era mucho dinero. Entonces intentaron hacer una oferta en conjunto, lo que finalmente no prosperó.  Y vino el terremoto y todo se dilató.

- ¿Después del terremoto se optó por aplazar el proceso?

-En los diez días siguientes al terremoto, nadie contestó los teléfonos en Chile. Ésa es la verdad.

-¿Quiénes eran los empresarios chilenos interesados? Hubo varios nombres dando vueltas.

-Eso no lo puedo decir.

- ¿Se juntaron alguna vez con los Luksic?

-Nos reunimos o al menos contactamos a los principales grupos económicos del país para esta operación.

-También se habló de un fondo internacional que estuvo interesado.

-En paralelo estuvimos en negociaciones avanzadas con un fondo de private equity americano, que tiene inversiones en otras aerolíneas en el mundo. Después de muchas discusiones, ellos llegaron a la conclusión que sólo entraban si se firmaba un pacto de accionistas con los Cueto, lo que no era factible, porque los Cueto no estaban dispuestos a ello. Todo eso fue tres semanas antes del terremoto.

Cómo se cerró el negocio de LAN

Presiones políticas

-¿Sintieron como Celfin las presiones políticas para vender cuanto antes LAN?

-Después del terremoto se suscitó una fuerte presión política, en nuestra opinión completamente injustificada. Aquí hubo opiniones y columnas de políticos y de gente de la academia que realmente no saben lo que es concretar un negocio de este tamaño. Se requiere normalidad y un ambiente de negocios estable y esa situación no existía en los días posteriores al terremoto. La verdad es que nos llamó mucho la atención ese tipo de reacciones. Incluso de gente que apareció rasgando vestiduras y acusando una falta moral grave del presidente por no haber vendido las acciones. ¡Pero por favor!

-Pero en la práctica no se había cumplido con el compromiso de vender antes de asumir la presidencia...

-Había un mandato otorgado, existía un proceso en marcha, hubo un terremoto, uno de los cinco más grandes en la historia de la humanidad... lo único que necesitábamos eran 15 días adicionales. Entonces ¿de qué conflicto me hablan? Esas opiniones, para nosotros, provenían de gente que no tiene experiencia en manejar este tipo de transacciones. Nuestro gran mérito es que mantuvimos el foco y el objetivo, que era vender bien, lo que significa en el precio adecuado, en el momento adecuado y a los compradores correctos. Y no nos dejamos presionar por ese tipo de opiniones, sino que nos mantuvimos en el plan que nos habíamos trazado anteriormente y que habíamos hecho público.

Las declaraciones de Ena von Baer

-¿Cómo tomó las declaraciones de la vocera Ena von Baer, quien dijo que por problemas de Celfin no se habían podido vender las acciones del presidente?

-Se malinterpretó a la ministra. No creo que ella haya querido deslindar la responsabilidad en Celfin o echarnos la culpa. Creo que lo que quiso decir ella es que producto del terremoto había habido un atraso. Cuando habló de situaciones internas de Celfin, yo creo que se refería a situaciones internas del proceso. Lo tomamos con tranquilidad y seguimos adelante.

- ¿Presentaron alguna molestia al gobierno?

-No, no lo hicimos. Eran días en que había muchos comentarios de políticos, columnistas y opinólogos, y preferimos seguir trabajando, business as usual.

-¿Los incomodó en algún momento estar involucrados en un tema fuertemente polémico y marcado por la política?

-Sabíamos desde el día uno que esta transacción tendría este componente político. No es algo a lo que estemos acostumbrados. Nuestro mundo es el de los negocios, no de la política. Por eso era muy importante no cambiar el plan que se había trazado.

"Efectivamente Axxion está acogido al beneficio de exención del impuesto a la ganancia de capital. Pero hay que consignar que Sebastián Piñera pagará más de $ 55 mil millones en impuestos. Eso lo convierte en uno de los mayores contribuyentes como persona natural, no empresa, en la historia de Chile".

- ¿Pero cree que en algún minuto la credibilidad de Celfin se vio afectada? Sobre todo en un principio, cuando Celfin tomó el contrato: la cercanía de Jorge Errázuriz con Sebastián Piñera dio pábulo a críticas y suspicacias.

-Jorge Errázuriz no participó en esta transacción. Justamente por la amistad que tiene con el presidente no quiso involucrarse de ninguna forma, ni inicialmente cuando fuimos a buscar el negocio, ni tampoco en estos contactos con inversionistas. Y en ningún momento sentimos que la credibilidad de Celfin estuviera cuestionada.

Pago de impuestos

- ¿Por qué era preferible que se vendiera el paquete completo de Axxion con un director? Las críticas por la demora en la venta apuntaban a que Bancard prefería vender Axxion y no LAN directamente porque esa sociedad no paga impuesto a la ganancia de capital.

-La verdad es que comprar Axxion fue una imposición del comprador. Ellos sabían que si adquirían LAN tenían que ir a un remate en Bolsa, en donde competían con fondos internacionales y con las AFP. En cambio, si iban por Axxion era a través de una OPA, que finalmente es lo que harán.

-Pero también es el escenario ideal para Piñera porque ahora no tiene que pagar impuestos por esa operación...

-Efectivamente Axxion está acogido al beneficio de exención del impuesto a la ganancia de capital. Pero hay que consignar que Sebastián Piñera pagará más de $ 55 mil millones en impuestos. Son más de US$ 100 millones. Eso lo convierte en uno de los mayores contribuyentes como persona natural, no empresa, en la historia de Chile. Porque él está tributando en su sociedad de inversiones personal. Y esa sociedad está tributando más de US$ 100 millones. ¿Cuántos empresarios han pagado eso?

Cómo se cerró el negocio de LAN

Cuestión de precio

-¿En algún minuto existió la opción de vender el 26% completo?

-Sí, pero había dos problemas. Uno, que los Cueto tenían un derecho preferente de compra. Por lo tanto, ellos veían este negocio como una oportunidad para consolidar el control. Y lo otro es que nosotros pensamos que el precio se optimizaba mejor separando en tres paquetes: 8,5% para la familia Cueto, 8% para el grupo Bethia, y 9,5% para el mercado.

- ¿Y se maximizó?

-Sí.

- ¿Aunque se vendió todo al mismo precio?

-Sí, éste es prácticamente el precio máximo histórico de la acción de LAN.

-¿Pero se esperaba que el grupo que comprara el porcentaje que le diera derecho a un director pagara un precio más alto?

-No necesariamente. Podía ser, pero eso se hizo en condiciones de mercado: al final vendimos todas las acciones a $ 9.100, que es un muy buen precio.

-En el mercado se comenta que los Cueto se demoraron en tomar su decisión de ejercer su opción de compra. ¿A qué se debió esa tardanza?

-Por un lado existía una negociación real de precio entre Bancard y Cueto, y se llegó a este acuerdo que consiste en un promedio de mercado de equis días de transacciones, que son los $ 9.099,58. También había un tema de financiamiento: los Cueto debían conseguirlo para concretar la operación.

-En algún minuto se dijo que la demora de los Cueto se debía a una posible asociación con la brasileña TAM. El rumor estuvo fuerte en el mercado.

-Sí, ese rumor estuvo fuerte en el mercado, pero finalmente no era cierto.

Vender en bolsa

-¿Por qué si existía urgencia por vender y en el remate realizado en febrero en la Bolsa se verificó una sobredemanda, no se evaluó abrir un nuevo libro y ponerlo en un nuevo remate?

-No, porque habría que haber dejado pasar un tiempo prudente entre una transacción y otra. Porque aquellos que entran en un remate no aceptan que a la semana haya uno similar.

-Pero si es el mismo precio ¿por qué no?

-Porque lo que dijimos en su momento fue que la oferta era ésa y nada más que ésa. Por lo tanto, de alguna manera afirmamos públicamente que lo que se vendía era eso y que el resto se vendería como un bloque con derecho a un director. Hubo gente que no nos creyó, que nos criticó. Se especulaba en los medios que venía el remate, que había fallado la venta al inversionista estratégico, pero nos quedamos callados, seguimos trabajando y llegamos a puerto.

-¿Qué pasó con la operación en Bolsa que estaban preparando hasta antes que recibieran la llamada de Gonzalo Rojas?

-Teníamos una fórmula y esa fórmula se cambió. Para ser franco, la venta con un director se intentó por todos lados y no prosperó. Y lo que teníamos era un remate con muchos fondos internacionales interesados, también empresarios chilenos que tomaban participaciones menores. Estaba colocado.

¿Y Piñera?

-¿Cuántas personas de Celfin participaron de esta operación?

-Fundamentalmente armamos un equipo de cuatro personas: Juan Andrés Camus, Max Vial, José Antonio Labbé y yo. El tema central fue la confidencialidad. Aquí hubo todo tipo de comentarios, trascendidos y rumores y nadie sabía lo que estaba pasando y eso se logró gracias a que estructuramos un equipo pequeño.

- ¿Piñera participó de las negociaciones?

-El año pasado nos reunimos bastante con Sebastián Piñera. Eso fue después de que se nos entregó el mandato, en abril. Para el fin de semana de Año Nuevo, nos juntamos en su casa de Cachagua con Nicolas Noguera. Ahí acordamos la estrategia de venta a partir de la segunda vuelta. Desde el 18 de enero en adelante, los interlocutores han sido los ejecutivos de Bancard. Durante febrero apenas vimos a Sebastián Piñera, pero a partir del terremoto no lo vimos nunca más.

-¿Ésta es la transacción más grande que se ha hecho en la historia de la industria financiera?

-Sí, es la operación más grande que se haya hecho. Fueron nada menos que US$ 1.500 millones.

- ¿Hizo un buen negocio Sebastián Piñera?

-Si lo miras desde el punto de vista estrictamente financiero, sí, hizo un buen negocio, porque compró, desarrolló la compañía y se valorizó la inversión. Pero si lo miras desde el punto de vista empresarial, yo creo que vendió obligado, por haber sido elegido presidente. Fue un costo por ser mandatario, si no creo que no habría vendido jamás.

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