Por Fernando Vega Septiembre 24, 2010

© José Miguel Méndez

Daniel Fernández no quiere hablar sobre qué se hizo mal en Hidroaysén para que el proyecto energético que impulsan Endesa y Colbún se convirtiera en un sinónimo de conflicto ambiental. Lleva cinco meses al mando de la iniciativa y dice que prefiere centrarse en el futuro. Porque aún queda mucho camino por recorrer y porque, según él, situaciones como la de Barrancones -en que el Presidente de la República intervino para modificar el emplazamiento de una central termoeléctrica- generaron un auspicioso escenario para la firma porque se abrió -"al fin", dice- la discusión energética.

"Lo que nos importa es que  haya mucho debate y conversación. El gobierno ha dicho que Chile crecerá 7% y para eso se requiere duplicar la matriz energética para 2020 y triplicarla para el 2030. Por lo tanto, a partir de Barrancones, la discusión se ha instalado con mayor profundidad", dice desde su oficina en el centro de Santiago.

El ingeniero civil de la Universidad de Chile y militante del PPD se hizo cargo de la compañía en mayo pasado con la misión de llevar el proyecto a una posición en que sus dueños -la europea Endesa con el 51% y la chilena Colbún con el 49%-  estén en condiciones de decidir si harán o no la inversión: US$ 3.200 millones, sin incluir una línea de transmisión de 2.000 kilómetros hasta Santiago. Pero su arribo también incluyó la tarea de reencauzar la imagen del proyecto, ampliamente resistido por las organizaciones ambientalistas.

Anunciado en 2005, HidroAysén debió haber partido en 2009, pero después de varios años de tramitaciones y postergaciones, se estima que recién comenzará a construirse en 2014, para entrar en operaciones en 2020. Eso, si es que finalmente la autoridad da el visto bueno ambiental. Sus propios dueños se han fijado el 2013 como plazo para definir si lo ejecutan o no. Hasta ahora ya han invertido US$ 200 millones en la empresa, en la que trabajan 50 personas en Santiago y la XI Región.

"Esta es una decisión de inversión que no está tomada hasta que no se complete una serie de etapas, como tener las aprobaciones ambientales respectivas, hacer un diseño de ingeniería lo suficientemente profundo como para estimar los costos, etc".

"Ésta es una decisión de inversión que no está tomada hasta que no se complete una serie de etapas, como tener las aprobaciones ambientales respectivas, hacer un diseño de ingeniería lo suficientemente profundo como para estimar los costos, definir el modelo de negocio de la línea de transmisión, etc. Esperamos que sea a principios de 2013", explica el ejecutivo.

Los dichos de Tompkins

Con un currículum en el que figuran, entre otros, la presidencia del Metro, la gerencia general de ENAP y la dirección ejecutiva de TVN, Fernández es considerado unos de los directivos chilenos que poseen altas capacidades para combinar ingeniería dura con habilidades comunicacionales. "Nuestro principal trabajo no es de comunicación. Es de ingeniería y técnico para responder las dudas que tienen los servicios públicos. Pero obviamente el posicionamiento público del proyecto es importante", sostiene.

Por eso no sólo se ha transformado en el jefe del proyecto, sino que, sobre todo, en su rostro. Viaja una vez por mes a la zona donde se construirán las cinco represas -dos en el río Baker y tres en el Pascua-, da entrevistas, asiste a charlas y va al Congreso para demostrar que el proyecto no significará el fin de la Patagonia ni un desastre ambiental -como lo anuncian sus detractores- y que su principal atributo es generar la energía que el país necesita.

Ideas-fuerza como ésas son las podría incluir una campaña publicitaria que, según adelanta, HidroAysén evalúa poner en el aire en los próximos meses. Aunque todavía no tienen el diseño, ya encargaron un boceto a cuatro agencias de publicidad. "En función de eso veremos en conversación con los inversionistas si nos parece prudente y atractivo hacer esta campaña y en qué momento. Tampoco tenemos una fecha definida para emitirla. Estamos trabajando con tiempo", indica.

HidroAysén después de Barrancones

Tras el caso Barrancones, todos los ojos se volvieron sobre HidroAysén. El hecho de que el propio presidente tomara un rol protagónico en un proceso de evaluación ambiental, hizo que connotados ambientalistas, como el estadounidense Douglas Tompkins, celebraran la actuación del primer mandatario, aventurando que "Hidroaysén debería correr la misma suerte que Barrancones".

-¿Hidroaysén incorporó en su plan la posibilidad -o el riesgo- de que el presidente llame a Endesa o a los Matte para pedirles que paren o modifiquen el proyecto?

-Yo insisto y me remito a lo que han dicho el presidente y el gobierno: Barrancones fue una situación puntual y excepcional. Confiamos en el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental y creemos que técnicamente se pueden dar respuestas a todas las consultas. Partimos con 3.500 preguntas y ya las bajamos a 1.114, las que responderemos el 21 de octubre. Con este sistema se va desarrollando el proyecto.

-Pero entre las razones esgrimidas por el presidente Piñera para intervenir en Barrancones estaba el impacto a las áreas protegidas, algo que según Tompkins también sucede en HidroAysén.

-Hay errores cuando se dice que nosotros intervenimos varios parques. No es cierto que el Parque Nacional Bernardo O'Higgins y la reserva forestal Lord Cochrane serán intervenidos. Y el Parque Nacional Laguna San Rafael, que tiene 1.742.000 hectáreas, será intervenido en 18,8 hectáreas, lo que representa el 0,001% del total de su superficie. Como compensación de esa intervención, que es una ladera escarpada que va al río Baker, está proyectada la plantación de especies nativas equivalentes a 100 hectáreas. Por lo tanto, si hay una comparación, el único parque que tiene un nivel de intervención mínimo sale mejorado respecto de la situación original.

"No somos Interpol. En Estados Unidos, por ejemplo, hay algunos fondos que se transparentan y que van en cascada y caen a ONG chilenas. Insisto, sería bueno saber quién financia y por qué".

-Ustedes miden habitualmente la percepción ciudadana del proyecto. ¿Qué indican esas encuestas?

-Hay cierta estabilidad. Los cambios no se producen en el corto plazo. Derribar mitos no es fácil porque hay que pelear contra prejuicios establecidos. A nivel nacional, yo diría que hay bastante desinformación. La gente se queda con el eslogan, pero mientras más se conoce el proyecto más gente se vuelca a su favor.

¿Quién los financia?

-Tompkins insiste en que el proceso de análisis ambiental de HidroAaysén ha estado lleno de irregularidades. ¿Cómo piensan enfrentar eso?

-No sé a qué se refiere. Al respecto no he visto ni denuncias en la Contraloría ni planteamientos ante la justicia. A mí estas campañas internacionales con tanto financiamiento me llaman la atención. Sorprende que parte de este financiamiento provenga de países que ya pasaron por este proceso y que, además, generan decenas de veces las emisiones que produce Chile.

-¿Qué países?

-No sé exactamente, pero es súper importante aclararlo y entenderlo. Hay fundaciones de Estados Unidos y Europa que financian a estas ONG.

-¿Y ustedes lo han investigado?

-No somos Interpol. En Estados Unidos, por ejemplo, hay  algunos fondos que se transparentan y que van en cascada y caen a ONG chilenas. Insisto, sería bueno saber quién financia y por qué. Barrancones fue un caso muy ligado a pequeñas organizaciones y estalló casi repentinamente. Antes del día de la aprobación, la gente no sabía que existía, ni dónde quedaba. No hubo previamente ninguna gran campaña, ni avisos de página completa. Hubo una invasión de los espacios a través de las redes sociales, pero está claro que no hubo recursos para publicidad, tal como se ve en la campaña Patagonia sin Represas.

HidroAysén después de Barrancones

-¿Todo eso se habría evitado si Hidroaysén hubiera tenido una mayor apertura?

-Hemos estado en todos los foros a los que nos han invitado y vamos a seguir estando. Nos conviene el debate de fondo, porque así tendremos espacio para que la gente entienda qué es realmente el proyecto. La comunicación ha estado enfocada, principalmente, en derribar los mitos que se han instalado en torno al proyecto, como que habrá líneas de transmisión en Torres del Paine, que se inundará la Patagonia o que ésta es una energía para las mineras del norte, cuando en realidad es muy obvio que eso es imposible desde el punto de vista físico, porque esta energía es para los habitantes entre Taltal y Chiloé, a través del sistema interconectado central.

-Y cómo enfrenta las críticas desde el mundo político, sobre todo de su mismo partido que, de cierta manera, ha dejado claro que está en contra del proyecto.

-Mucha gente del ámbito político ha sido acosada, y bombardeada por esta campaña millonaria. Yo me siento contribuyendo  y aportando, junto a un equipo muy grande,  a que Chile se pueda desarrollar y, creo que con eso estoy siendo consistente con mis principios. Ésos son factores más profundos. Pero también hay otros factores más vocacionales: soy ingeniero civil y éste es un proyecto que tiene un nivel de ingeniería muy alto. Estamos hablando de centrales que marcarán un récord a nivel mundial en materia de eficiencia. Entonces es un desafío personal muy interesante.

Negociaciones con Xstrata

-Al proyecto ya le redujeron las áreas de inundación. ¿Es posible hacerle nuevos ajustes?

-Es muy difícil reducirlo aún más. Lo que se hizo fue reducir en cinco veces el área de inundación: más de 30.000 hectáreas a menos de seis mil. Y luego se aumentó el número de centrales para evitar inundaciones en esa área. El diseño actual es el más acertado.

-¿Los 150 kilómetros de cable submarino para la línea de transmisión podrían aumentar?

-Entre Chaitén y Puerto Montt habrá una zona de cable submarino de 150 kilómetros, aproximadamente. Pero por razones técnicas, no podemos ir por la costa, porque la geotecnia, la geología, no nos permite. No tiene la estabilidad suficiente y tampoco podemos ir por el lado oriente, porque la altura produce congelamiento de los cables.

"Las áreas de inundación de las centrales son mínimas comparadas con cualquier otro proyecto del mundo. Respecto a la línea de transmisión, está diseñada de tal manera que elude pasar por parques nacionales o zonas de parques nativos".

-¿Subieron mucho los costos del proyecto original?

-Públicamente no hablo de costos. Estamos trabajando en el análisis de los costos para entregarles los datos a los inversionistas. En una época no había cable submarino, y si haces un estudio geológico y la roca es peor de lo que esperabas, tendrás una inversión más alta. Eso es natural en los proyectos.

-El Gobierno le encargó a la ministra de Bienes Nacionales que realizara un catastro para definir dónde se podían instalar proyectos energéticos ¿Existe el riesgos de que esta zonificación los obligue a cambiar el proyecto?

-Las áreas de inundación de las centrales son mínimas comparadas con cualquier otro proyecto del mundo. Respecto a la línea de transmisión, está diseñada de tal manera que elude pasar por parques nacionales o zonas de parques nativos. Y si en algún punto toca alguna zona en que se considera que no pueden pasar líneas, habría que cambiar el trazado. Pero por alguna parte Chile tiene que conectarse.

-¿Cómo están manejando las sobreexpectativas que el proyecto puede generar entre los habitantes de Aysén? Muchos esperan que ustedes solucionen varios problemas, como la conectividad.

-La forma de manejar esas expectativas es conversando y explicándole a la gente el proyecto y que así ellos resuelvan sus dudas. Hay expectativas de que se mejoren muchas cosas con el proyecto. Pero les hemos dicho que el proyecto no es el Estado. Sin embargo, sí hay un problema que vamos a solucionar: ellos tandrán energía a un precio razonable, que les permitirá, al menos, las mismas condiciones de desarrollo de Santiago y otras regiones. No es posible que teniendo el recurso energético, ellos paguen la energía más cara de Chile. Además, tenemos que mejorar cientos de kilómetros de caminos para que los equipos puedan entrar. Haremos un puerto. Debemos construir un par de rampas. Pondremos una barcaza. Levantaremos un par de aeródromos. Toda esa infraestructura será progreso y posibilidades de accesibilidad para las personas.

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