Por Felipe Valenzuela S. Noviembre 26, 2010

© José Miguel Méndez

Es 1937. Arturo Mori, de 7 años, pisa por primera vez una cancha de golf. Aún faltan 16 años para que se corone como campeón del Abierto de Los Leones, hazaña que repetirá cuatro veces más en su vida. Su padre -siete veces campeón del Abierto de Chile- lo lleva de la mano y le enseña tranquilamente cómo tomar el palo y pegarle a la pelota. Hay poca gente en la cancha, es un bonito día.  Durante los próximos 73 años que Arturo practique este deporte, el golf en el mundo sufrirá enormes mejoras: desde el material de los palos, la calidad de las pelotas, hasta el tamaño de las canchas, el número de aficionados y el tipo de pasto en que se juega.

"Hace poco un amigo logró rescatar unos palos de golf de hace 40 años. Y los probamos en la cancha. ¡Fue un desastre! Las pelotas no salían, esos palos viejos no las sacaban más de cinco metros del suelo, pegaban cortísimo", cuenta Mori, hoy de 80 años.

Lo cierto es que hoy el golf se ha convertido en un deporte-industria que atrae cada vez más público y mueve millones de dólares, con más de 32.000 campos de golf en el mundo. Lejos ha quedado la idea de que se trata de un deporte extremadamente elitista, como lo demostró Tiger Woods, uno de los más grandes íconos mundiales de la actividad, capaz de atraer grandes masas a ver sus partidos.

Sólo en Chile el número de canchas y jugadores ha registrado un aumento exponencial. Si hace 15 años los clubes registrados en la Federación respectiva sumaban 33, hoy son 59, es decir, un alza del 78%. Lo mismo ha sucedido con la cantidad de jugadores: si en agosto de 2007, había un poco más de 10.500 golfistas inscritos, hoy son 23 mil.

Mauricio Galeno, presidente de la Federación Chilena de Golf, sostiene que el factor fundamental para este crecimiento ha sido el cambio en el modelo de negocios de las canchas. "Yo creo que se está replicando un poco lo que pasó en Europa en las décadas del 80 y 90. Un boom muy parecido al de acá, que partió con el nacimiento de muchas más canchas, muchas de ellas ligadas a proyectos inmobiliarios. A nosotros nos está pasando lo mismo (...), hay muchas más canchas para jugar, hay mayor difusión del deporte como tal y está dejando de ser tan elitista".

Y es que no sólo ha habido un aumento explosivo en la cantidad de clubes, también han aparecido canchas públicas y se han multiplicado los campeonatos, tanto profesionales como amateur. Ambos circuitos son esenciales para el fortalecimiento del deporte, aseguran en la Federación. En el circuito profesional se destacan los abiertos de los clubes más tradicionales: Los Leones, Sport Francés, Granadilla, Country, Polo y el Abierto de Chile. En el circuito amateur existen dos tours que se juegan durante todo el año: el Bci Golf Tour y el tour de Canada Dry, siendo el primero el de mayor convocatoria e inversión. Fuera del circuito de los tours, está la Copa Sudamericana Los Andes, el evento más importante del año para los no profesionales.

Impulso para los negocios

La relación entre golf y negocios existe. Y, además, es provechosa. El propio multimillonario Donald Trump decía en sus memorias que jugar era parte de su trabajo.

Conscientes de ello, varias empresas han apostado por el golf como una herramienta de fidelización de clientes. Tanto es así que han surgido firmas dedicadas exclusivamente a hacer funcionar estos modelos, acercando marcas y golfistas mediante varias modalidades, como los tours de golf que duran todo el año, "corporate days" o eventos de un día, en que las empresas invitan a sus clientes, clínicas con profesionales, etc.

Según uno de los ejecutivos más importantes de este rubro, la banca ha sido uno de los sectores más activos en la utilización de esa plataforma privilegiada para desarrollar negocios que es el golf.

Si hace 15 años los clubes registrados en la Federación respectiva sumaban 33, hoy son 59, es decir un alza del 78%. Lo mismo ha sucedido con la cantidad de jugadores: Si en agosto de 2007, había un poco más de 10.500 golfistas inscritos, hoy son 23 mil.

La modalidad del tour ha demostrado ser tan exitosa, que el banco Bci creó hace cinco años su Golf Tour. Partieron con siete clubes asociados y ya suman 17. Y el interés se mantiene, como lo pudieron apreciar en el torneo de este año, que finalizó a mediados de noviembre. "Hoy día hay clubes que nos llaman porque quieren que nosotros armemos un campeonato del Bci Golf Tour en el club. Y no sólo de Santiago, sino en todo Chile", dice Ignacio Echeverría, gerente de Segmentos del banco y pionero en este modelo.

Pero si de convocatoria y atención se trata, quien se lleva todas las miradas, aunque con un modelo distinto al de los tours, es la Copa Los Andes. Este campeonato congrega a los mejores golfistas aficionados de Sudamérica y se juega cada año en un país diferente. En esta edición la Copa retornó al lugar en que nació, el Club de Golf Los Leones, y se está jugando desde el lunes 22 hasta el sábado 27 de este mes. El capitán del equipo chileno y medallista de oro en los Odesur 2003, Juan Eduardo Labbé, asegura que el nivel de los golfistas nacionales también ha subido considerablemente: "La edad promedio del golfista ha bajado y la cantidad de lugares para jugar ha subido. Estos dos factores han sido claves para el mejor nivel que tenemos hoy día".

A eso se suma la profesionalización del trabajo de diseño y mantención de las canchas. Pamela Marchant, actual presidenta de la Asociación de Superintendentes de Golf de Chile, que agrupa a los profesionales encargados del cuidado y administración de las canchas de golf, asegura que el boom de este deporte es evidente, al igual que el "progreso en la calidad de las canchas. O sea, si antes cortábamos con un tractor y una máquina de tiro, ahora usamos máquinas autopropulsadas, con operadores calificados. Y la gente tiene más acceso a viajar, comparar y exigir mejor nivel", sostiene.

La asociación que dirige Marchant dicta charlas y seminarios durante todo el año, capacitando a los más de 30 superintendentes con sus equipos técnicos de hasta 20 personas por cancha.

En general, hay consenso en que el principal motivo del aumento de jugadores es el crecimiento de la oferta de espacios para practicar. Y el gran cambio que ha permitido este fenómeno es la inclusión de los campos de golf dentro de los grandes proyectos inmobiliarios o de veraneo. Dos ejemplos emblemáticos son los clubes Las Brisas y La Hacienda, ambos en Chicureo.

Fernando Zemelman, gerente general de este último, asegura que existe un interés creciente y que no discrimina edades. "El otro día vino un señor que se hizo socio, y yo creo que es un récord... ¡Tiene 92 años!", relata. Sin embargo, según los datos de la Federación, los dos jugadores con más edad tienen 102 y 97 años. Ambos son socios del Club de Golf Los Leones.

En el otro extremo, hay más de 25 niños de dos años inscritos. Con Hándicap y todo. "Hoy día uno va un fin de semana y hay unas canchas en miniatura repletas con 120 niñitos a los que les dan premios, chocolates y hot dogs… impensable en mi época, para qué te digo... realmente una maravilla", sentencia Arturo Mori.

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