Nuestro apreciado cobre nuevamente alcanzó precios históricos, que al momento de escribir esta columna se encuentran sobre 4,2 dólares la libra. Para bien o para mal, esto despierta la discusión sobre los planes estratégicos de inversiones que Codelco debiera realizar en los próximos años. Y digo para mal, ya que esa estrategia debiera estar desvinculada de la evolución del precio del cobre, del tipo de propiedad de la empresa y las fuentes de financiamiento. Debería estar netamente enfocada en las necesidades de inversión de la empresa y no ser rehén de lo que ocurre en la Bolsa de Metales de Londres.
Chile sigue siendo el principal productor de cobre del mundo, con una producción equivalente a un tercio del total global en 2009. Codelco produce el 11% del total mundial. En los últimos 7 años la minería asociada al cobre aporta sobre el 6% del Producto Interno Bruto (PIB) y más del 80% del PIB minero. Las exportaciones de cobre han representado un 45% de las exportaciones totales chilenas en las últimas dos décadas, en las que Codelco contribuye con el 20%. Fruto de todo lo anterior, la empresa estatal ha aportado al Fisco con recursos en torno a los US$ 33 mil millones entre 2004 y el 2009, a través de impuestos y dividendos. Pero, en contraste con lo que uno esperaría, no hay una relación evidente entre el precio del cobre y el ciclo económico chileno, como sí existe una vinculación entre los términos de intercambio (entre el precio del cobre y del petróleo) y el ciclo económico*.
El nuevo gobierno corporativo
La descripción anterior nos ayuda a entender la importancia del cobre en nuestra economía y, por ende, el peso de Codelco. Algunos dirán que la importancia podría variar en el tiempo, dependiendo del tipo de propiedad de la compañía: pública o privada. Pero más allá de ese debate, que no se resolverá en un breve plazo, importa más preguntarse qué hacer para mejorar la eficiencia económica y la gestión de la empresa. Para ello es clave la nueva Ley de Gobierno Corporativo para Codelco, aprobada a fines de 2009, que incorpora las mejores prácticas de los gobiernos corporativos de grandes compañías públicas del mundo y recoge las principales recomendaciones hechas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
El cambio del gobierno corporativo puede no ser suficiente, pero va claramente en la línea correcta para contar con una empresa que sea independiente del ciclo político. El nuevo estatuto legal hace aplicable a la empresa las normas de las sociedades anónimas, sometiéndola a la fiscalización de la SVS, fortaleciendo su directorio y dándole mayores niveles de autonomía respecto del gobierno de turno. El nuevo directorio ahora está conformado por nueve directores: tres elegidos directamente por el Presidente de la República; cuatro independientes nombrados por el Presidente de la República sobre la base de una propuesta realizada por el Consejo de Alta Dirección Pública, con un quórum de 4/5 de sus miembros; y dos representantes de los trabajadores de la empresa. Cada director dura cuatro años en su cargo, se renuevan traslapadamente y responden civilmente por sus actuaciones con su patrimonio. Todo ello garantiza que la empresa sea manejada en forma profesional y con una visión que no depende del ciclo político.
Uno de los puntos interesantes en la nueva ley es el mecanismo de capitalización de Codelco. La ley establece que el directorio tiene la obligación de presentar cada año planes trianuales de inversión a los ministerios de Hacienda y Minería, los que mediante decreto fundado fijarán las cantidades que la empresa destinará a la formación de fondos de capitalización y reserva. Esta ley, que ya permitió una inyección de capital a Codelco por US$ 1.000 millones, ofrece un mecanismo idóneo para que la firma pueda proyectar su estrategia de inversiones en el mediano plazo.
Los próximos desafíos
Uno de los desafíos evidentes de Codelco es mantenerse como una de las principales compañías mundiales productoras de cobre. Algún ingenuo podría plantear que la pérdida de liderazgo no es una amenaza para la empresa si el precio se mantiene alto, como lo proyectan algunos bancos de inversión internacionales. Sin embargo, el riesgo que nos recuerda la fábula de la gallina de los huevos de oro está cada vez más cercano. Por esto la moraleja de esta historia es adecuada: "Nunca destruyas, por ninguna razón, lo que buenamente has adquirido y te está proveyendo de bienestar".
Los números avalan la necesidad de cuidar a esta particular "gallina". La cuprífera proyecta que su producción en 10 años, sin considerar la mina El Abra, se reducirá de 1.750.000 toneladas a la mitad, y en 20 años sería insignificante, alcanzando sólo a 250 mil toneladas. Es por esto que el plan estratégico para la empresa debe ser evaluado lo antes posible. En este contexto, es recomendable definir políticas claras de capitalización y/o dividendos para financiar el plan estratégico. Estas definiciones deben ser compartidas por el dueño de la empresa, el Estado chileno, y por lo tanto, sería razonable pensar también en revisiones a los planes trianuales, de modo de ir flexibilizando la estructura de financiamiento: capital vs. deuda.
El objetivo del plan estratégico debe ser mantener la producción o incluso aumentarla y, al mismo tiempo, proteger al contribuyente y considerar las necesidades de financiamiento del Estado. Cuidemos nuestra riqueza y aseguremos los ingresos de todos los chilenos: los de hoy y los de mañana.
* Ver el trabajo "Dinámica del Ciclo Económico Chileno y su Resiliencia a Shocks" en
http://www.bcentral.cl/estudios/banca-central/v10.htm
*Profesor de la UAI y consultor del FMI y del Banco Mundial. Fue coordinador de Finanzas Internacionales del Ministerio de Hacienda.