Por Emilio Maldonado Diciembre 31, 2010

Vestido de traje y corbata pese al caluroso día, sentado en primera línea y cerca de su primo Juan Cuneo y de su padre Reinaldo, Carlo Solari Donaggio (38) observó atentamente la ceremonia de inauguración de un centro comercial de Falabella en San Felipe, a comienzos de noviembre.

La asistencia del menor de los hijos de Reinaldo, quien deja la compañía este sábado luego de 25 años a la cabeza de la firma, fue calculada con anticipación. En esos días de noviembre, Carlo ya había sido ungido en el directorio como el sucesor de "don Reina", como llaman cariñosamente a Reinaldo Solari en Falabella.

El menor del clan Solari Donaggio se dedicó ese día a recorrer el interior de la multitienda y el supermercado. Incluso, aprovechó la presencia de Cuneo (nuevo presidente de Falabella) para sostener una corta reunión en una improvisada sala del recinto. Caminó a través de las góndolas y pasillos del hipermercado Tottus a esas alturas atiborrados de clientes mirando cada rincón con detalle.

Fue su primer acercamiento con el que a contar del 1 de enero será el mayor desafío de su carrera en la industria del retail.

La nueva generación hace su estreno
Reinaldo Solari Magnasco (85) anunció el año pasado que en 2010 se alejaría del grupo. Si bien esperó hasta el último día para cumplir su promesa, anunciada este martes, en su gesto no había el menor asomo de improvisación.

Tampoco la llegada de Carlo se decidió de un día para otro. Eso sí, dejó un margen de duda. Nadie en la plana ejecutiva de Falabella o en el banco homónimo, donde Carlo se desempeña como presidente, sabía de este nombramiento. "Cuando le preguntamos en una reunión si sería él el sucesor de 'don Reina', no respondió y cambió rápidamente de tema", recuerda un ejecutivo ligado a la entidad financiera.

Ya a fines de 2009, en conversaciones con Cuneo, Reinaldo comunicó que daría un paso al costado. Era el último de los familiares de Eliana Falabella y Alberto Solari que no había hecho la transición.
Fue Cuneo quien aconsejó a Reinaldo efectuar los ajustes en las sociedades mediante las cuales mantiene casi el 12% de Falabella y luego traspasarles a sus hijos Piero (41), Sandro (40) y Carlo.
Durante las primeras semanas de 2010, Solari Magnasco modificó los estatutos de todas las sociedades, para que la administración de estas quedaran en manos de sus descendientes. El 5 de febrero, el presidente saliente puso su firma ante notario y dejó la administración de las sociedades San Vitto, Barolo, Sangiovese, Brunello, Tiberio, Tiberio Dos y Megeve Consulting bajo las nuevas condiciones. La ruta se despejaba para el ingreso de la nueva generación. Así también lo hicieron sus sobrinas Liliana, Teresa y María Luisa hace seis años.

Las tres hermanas Solari Falabella, hoy dedicadas a la hípica, fueron las primeras en dejar el día a día de la multitienda. Liliana inició la salida del negocio. Apenas se concretó la fusión con Sodimac dejó que su hijo Carlos Heller y uno de sus hombres de confianza, Gonzalo Rojas, tomaran mayor rol en la compañía.

"Don Reina" organizó un viaje junto a su familia en septiembre pasado. Fueron todos a Lima por un fin de semana. Era el primero que realizaba el patriarca en muchos años: quería ver in situ lo levantado por la compañía en el país vecino. Para muchos, el viaje fue visto como la posta del padre a sus hijos.

"Fui la primera en salirme, luego convencí a Teresa y, posteriormente, lo hizo 'la Icha' (María Luisa). Hay que dejar espacio a los más chicos, a los más capaces y eso es lo que hará mi tío Reinaldo al poner a Carlo en Falabella. Si Reinaldo confió en él para sucederlo, es porque cree que podrá hacerlo, tal como lo hice yo con los míos", comentó a Qué Pasa la mayor de las hermanas.

Con el puzzle armado, el timonel de Falabella ha mantenido su rutina. Todavía maneja su Mercedes-Benz, sube a El Colorado cada vez que puede a esquiar -este año se le vio en las canchas del centro de esquí-, y asiste regularmente a almorzar al Club de la Unión del centro.

Si bien pudo haber utilizado la junta de accionistas de abril pasado para anunciar su retiro, la promesa hecha a su hermano Alberto en 1986 lo mantuvo hasta el último día de este año.

"Le prometí a mi hermano que me quedaría hasta 2010 como presidente de la compañía. Me pude haber salido cuando nos unimos con los Del Río (Sodimac), pero todos quisieron que siguiera en el directorio y acá me quedé", explicó, entre risas, Reinaldo Solari.

Reinaldo cuenta que siempre les puso como obligación a sus tres hijos tener buenos resultados en los estudios, para lo cual él apoyaba los contenidos en la casa en el área matemática. Lo siguió haciendo en Ingeniería Civil en la UC: la misma carrera que estudiaron los tres hermanos.

En la fiesta de aniversario del holding, celebrada en el centro de eventos Alto San Francisco hace un mes, el mandamás de la firma le comunicó a los trabajadores que había llegado la hora "de rejuvenecer el directorio".

El ascenso
Si hay algo que no quiere Carlo Solari, ingeniero civil de la Universidad Católica y MBA de Wharton, es aparecer como el elegido por su padre por sobre sus hermanos para sucederlo. Ha comentado a sus cercanos que los tres cumplen roles distintos en la familia.

Piero está a cargo de administrar el patrimonio personal de su familia (family office), y ocupa cargos en firmas relacionadas (Parque del Recuerdo, Enaco y la minera Haldeman). Sandro, en tanto, se ha consolidado como gerente general corporativo de Sodimac.

Los tres hermanos son muy unidos: mantienen contacto casi a diario. Por lo mismo, manejan los códigos con los cuales Reinaldo armó la transición.

La primera señal de que él sería el ungido ocurrió en 2003, cuando fue parte de la operación que fusionó Falabella y Sodimac.

La confirmación de que ingresaría a la mesa de Falabella ocurrió en 2007, tras la fallida fusión con D&S. Junto al hoy canciller Alfredo Moreno y a Juan Cuneo, Carlo negoció los términos del acuerdo con Nicolás Ibáñez, Hans Eben y Gerardo Jofré, sus contrapartes en el comité de fusión.

Ahí comenzó a consolidarse su rol como hábil negociador. "Es decidido, de ideas firmes, y de fácil trato", recuerda un ejecutivo que fue parte de las tratativas.

Otros, como su ex compañero en Wharton, Fernando Edwards (socio de IM Trust) también destacan sus habilidades "blandas".

"En otros ambientes es relajado: una vez organizó una competencia de piscos entre estudiantes chilenos y peruanos", recuerda Edwards.

Luego de los acercamientos con D&S, se sucedieron las pruebas para ir testeando sus capacidades. En enero de 2008, la autoridad regulatoria negó la unión con D&S. En paralelo, Megeve, el family office de los Solari, llevaba a cabo la venta de las sanitarias del clan. Esta vez el  proceso lo lideró su hermano Piero.

Su rol más protagónico en las grandes ligas, por un lado, y el hecho que su hermano mayor comenzara a hacerse cargo de las inversiones fuera de Falabella, por otro, empujaron su nombre como sucesor de Reinaldo en la multitienda.

Su ex compañero de universidad, Juan Eduardo Correa (gerente general de Bicecorp), menciona que el hijo menor de los Solari tiene escrito en su ADN que un día llegaría a Falabella. "Le iba excelente en la universidad, era muy mateo, pero siempre supo que su destino natural era trabajar en la tienda", recuerda.

Después de su intervención en la fracasada unión con D&S, el menor de los Solari comenzó a tener injerencia en las decisiones del grupo. Se integró al comité asesor del directorio, que analiza los planes de expansión del holding, donde comenzó a jugar un papel más activo en los negocios del área financiera. Su buque estrella es el Banco Falabella, entidad que junto a CMR lo llevan continuamente a Colombia y Perú, los dos mercados con mayor proyección para la empresa.

De hecho, como relata un ejecutivo de la multitienda, ha sido precisamente en los viajes donde Reinaldo Solari comenzó a delegar tareas en sus hijos. Entre ellos, a Carlo. Hace cuatro años que el presidente de la firma no realiza viajes de negocios. Como anécdota señalan en Falabella que "don Reina" organizó un viaje junto a su familia en septiembre pasado. Fueron todos a Lima por un fin de semana. Era el primer viaje que el patriarca realizaba en mucho tiempo: quería ver in situ lo levantado por la compañía en ese país.

"Quiso conocer todo en un fin de semana, pero es tanto lo que hemos hecho ahí que era imposible que le alcanzara el tiempo", relata esta fuente. Para muchos, el viaje fue visto como la posta del padre a sus hijos, pues nunca antes había viajado en familia a visitar sus negocios.

Diversificar negocios
La crianza de Carlo, al igual que la de sus hermanos, se basó en la búsqueda de oportunidades. Educados en The Grange School, ninguno de los tres disfrutó de los beneficios que podría pensarse para unos herederos de un imperio comercial. Hoy, Falabella es la mayor empresa en capitalización bursátil del país, con un valor estimado en US$ 26.000 millones, sobrepasando a Copec, que históricamente ocupó ese lugar.

Carlo es descrito como analítico y serio, aunque también como un buen compañero por quienes compartieron aulas en Wharton.
Ahí recuerdan los asados que organizó  y también una competencia de pisco entre chilenos y peruanos residentes en Philadelphia.

El mismo Reinaldo cuenta que siempre les puso como obligación a sus tres hijos tener buenos resultados en los estudios, para lo cual él apoyaba en la casa los contenidos en el área matemática. Lo siguió haciendo en Ingeniería Civil en la UC: la misma carrera que estudiaron los tres hermanos.

"Ingeniárselas en los negocios", como dice el patriarca, era lo que siempre quiso fomentarles. Carlo junto con Piero han creado nuevas oportunidades de ingresos para los Solari Donaggio, como la compra del control de la eléctrica Termotasajero en Colombia, en 2007. De ellos también surgió el ingreso al rubro sanitario, para lo cual los dos hermanos convencieron a las restantes cinco ramas de la familia (Cuneo, Heller, Cortés, Karlezi y Cardone) de ingresar juntos en el negocio. Primero intentaron sin éxito con Esval, que quedó en manos de Consorcio, y luego fueron tras la última sanitaria estatal. Así nació el grupo Aguas Nuevas, adquiridas en US$ 170 millones en 2004 y vendidas en casi US$ 350 millones un par de años después a un fondo creado por el Santander.

Es esta mirada diversificada la que sigue manifestándose en las decisiones que toma Carlo, y que podrían verse reflejadas en Falabella cuando él comience a tener voz y voto en el directorio. Especialmente en 2011, un año que será crucial para el holding. En los próximos meses el conglomerado de retail debiera concretar la llegada a un quinto mercado, siendo México el país que corre con mayor ventaja.

Desde que asumió como presidente del Banco Falabella, en septiembre, los cambios comenzaron a notarse. La casa financiera se desligó de su imagen de banco retail y se puso como meta -fruto de una idea de Carlo, relatan en la entidad- competir con todos los actores de la plaza, sin importar su tamaño. El presidente pidió y monitoreó personalmente los modelos que se tomarían como referencia en el extranjero.

Según aseguran en el banco, junto al argentino Gastón Bottazzini (gerente de retail financiero del grupo), Carlo miró alternativas en Italia, Turquía y Estados Unidos, logrando sacar una combinación de todos. La meta, recalcan, es lograr que los ingresos del banco tengan mayor peso en las ventas finales de la matriz Falabella SACI. Nada menos que triplicar su tamaño en cinco años, llegando a más de 200 mil cuentacorrentistas.

La tarea desde el directorio
Desde la salida de Pablo Turner de la gerencia general de Falabella, y tras la llegada de Juan Benavides, en 2005, el grupo ha duplicado su tamaño. Hoy, con la partida de Reinaldo Solari de la presidencia, la meta para los siguientes cinco ejercicios es igualmente ambiciosa: duplicar su presencia tanto en ingresos como en superficie, pasando de 217 tiendas (en todos sus formatos) a más de 400 al inicio de 2015. Para lograrlo, ya aprobaron un plan de inversiones por US$ 2.500 millones.
Además de sentarse en una testera que verá multiplicar por dos el tamaño de la compañía (lo que sería mayor si se materializa el ingreso a un quinto mercado), Solari seguirá los pasos de su padre en el rubro de la educación.

Después de estudiar en Wharton, ha seguido ligado a esta casa de estudios, integrando hoy la junta directiva para Latinoamérica de la reputada Escuela de Negocios.
Al mismo tiempo, es director de Aptus, la fundación educacional salida de la unión entre la Sociedad de Instrucción Primaria (vinculada a Patricia Matte) y la Fundación Reinaldo Solari. Allí, además, participa su señora, Paula del Sol. A este trabajo se suma su rol como miembro del consejo asesor de la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez, y en Lumni, organización cuyo fin es el financiamiento de becas universitarias.

Con el aterrizaje de Carlo Solari en la mesa de Falabella (compartiendo roles con Hernán Büchi, José Luis del Río, José Pablo Arellano, Juan Cuneo, Cecilia Karlezi, Juan Carlos Cortés, Carlos Heller y Sergio Cardone), la multienda cierra un ciclo con la salida del último Solari ligado a los orígenes de la tienda textil. Se dará inicio a la nueva era del mayor retailer de Chile.

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