Por Nicolás Alonso Febrero 11, 2011

© Marcelo Pérez Dalannays

Hace tres años, Adam D'Angelo (26) tenía el trabajo con el que todo genio de la computación soñaría. Acababa de graduarse del California Institute of Technology y ya era el CTO (Chief Technology Officer) y VP Engineering de Facebook, el sitio que definió lo que hoy entendemos como "red social" y del cual él fue uno de los fundadores. Compañero de colegio de Mark Zuckerberg -su polémico creador-, D'Angelo era el cerebro detrás de las innovaciones con que la joven compañía arrasaba con sus competidores. Pero rápidamente, esa misión dejó de parecerle excitante.

Cuando Facebook se transformó en un gigante, las ideas de D'Angelo debían atravesar cada vez más reuniones para ser concretadas. Demasiadas para sus ganas de innovar. Entonces renunció. Pero no se fue solo: se llevó a Charlie Cheever (30), uno de los talentosos ingenieros que Zuckerberg había reclutado de Harvard, con el que tenía especial sintonía dentro de la compañía.

Era 2008, no tenían equipo de trabajo ni mucho dinero para invertir. Juntos se sentaron a pensar cuál sería la idea con que darían su primer gran golpe. Y ahí nació Quora, el sitio del que hoy todos hablan y al que, con apenas medio año de actividad, algunos expertos ya señalan como un firme aspirante a subir al Olimpo de las redes sociales.

¿Qué es exactamente Quora? Para sus fundadores, es la respuesta a una obsesión personal que tiene que ver con la cantidad de información que no llega hasta las redes sociales. Como han señalado en algunas entrevistas, "actualmente hay un montón de información -probablemente el 90%- que se mantiene en la cabeza de la gente y no está en internet. Así que tratamos de sacar esa información de las cabezas y ponerla en un formato manejable, para poder hacer una base de datos valiosa".

La forma de concretar esa idea fue creando un sitio de preguntas y respuestas: cada usuario plantea sus interrogantes, esperando que otro usuario experto en la materia le responda certeramente. Hasta acá nada nuevo, ya que existen al menos una decena de sitios con ese fin y ninguno ha podido evitar llenarse de basura y respuestas erradas. ¿Por qué entonces Quora está nominado a los Crunchies Awards -los Oscar de tecnología- a la "Mejor Idea del Año" y sus fundadores han sido catalogados por Fortune dentro de las 50 personas más inteligentes del mundo en esa área?

Porque Quora sí funciona.

La fórmula Q

Un tipo pregunta en Quora cuánto gasta Netflix cada año, y pocos minutos después le responde Reed Hastings, CEO de esa compañía. Otro pregunta para qué sirve Yahoo! Pipes, y del otro lado contesta Kent Brewster, su fundador. Lo mismo sucede con preguntas sobre AOL, Google, Twitter, Pixar…  siempre aparece el creador o un alto ejecutivo a contestar. Alguien pregunta qué hay que hacer para triunfar en Hollywood, y le responde Ashton Kutcher.

Ésa es la magia de Quora.

La idea de Cheever y D'Angelo -que tienen sus oficinas en Palo Alto, California- era lograr que cada pregunta, aunque fuera formulada por el más modesto de los usuarios, recibiera respuesta de la persona con mayor expertise en el tema. Para lograrlo, decidieron mezclar el ultraocupado formato de Q&A (Questions & Answers) con un montón de herramientas tomadas de las redes sociales más exitosas, creando la primera de ellas centrada en el conocimiento.

"Actualmente hay un montón de información -probablemente el 90%- que se mantiene en la cabeza de la gente y no está en internet. Así que tratamos de sacar esa información de las cabezas y ponerla en un formato manejable", dicen D'Angelo y Cheever.

"Quora busca respuestas idóneas, aprovechando el esquema del pensamiento social. Agarra un aspecto puntual, que es cómo resolver preguntas, y monta un sistema bien inteligente en que tu pregunta, en vez de ser dirigida a un usuario específico, es exhibida en un lugar destacado frente a un montón de gente interesada en el tema. Y los incita a responder. Yo no había visto ningún otro lugar donde te respondieran con tan buena calidad", dice Eduardo Arriagada, profesor de la UC y experto en tecnologías de internet.

El sistema -que por ahora sólo funciona en inglés- es así: primero debes conseguir que alguien te invite, y una vez que tienes tu cuenta, el primer paso es importar tus contactos de Facebook o Twitter. Una vez dentro, la sencilla interfaz permite formular preguntas y etiquetarlas en distintos Topics: eso posibilita que las personas que siguen esos temas puedan ver tu pregunta y contestarla. Además, se pueden crear y seguir Topics, seguir la actividad de determinados usuarios o una pregunta específica. Rápidamente, tu página de inicio va llenándose con las actualizaciones de todos esos seguimientos. La adicción es inmediata.

La velocidad de funcionamiento es alta. Todo esto, por ejemplo, ocurre en menos de 10 minutos: uno sube la pregunta "What Fender Guitar used Jimi Hendrix in Woodstock?" (¿Qué guitarra Fender ocupó Jimi Hendrix en Woodstock?), un usuario la anexa al Topic "Fender Guitars", otro corrige la redacción y un tercero -que en su descripción señala que es guitarrista profesional hace 25 años- da la respuesta precisa. La gran diferencia entre Quora y las otras páginas de Q&A es que, al ser ésta una red social que funciona con nombre y apellido, la reputación siempre está en juego.

Para Leo Prieto, fundador del sitio FayerWayer, la clave está en la credibilidad de los contenidos recibidos. "Te responde una persona a la que puedes creerle, no como Wikipedia, que lo puede editar cualquiera y tú no sabes de dónde sacó la información. Acá hay una validación, porque puedes revisar lo que la gente opina de la persona, para saber si realmente se maneja en el tema".

La gran respuesta

Los más inteligentes

Otro tema clave es el prestigio. Eso lo saben en Quora desde el comienzo. En base a él nació el staff de la compañía, atraído sólo por la reputación de sus dos fundadores. Así llegó gente del calibre de Rebekah Cox, diseñadora de Facebook, o Kevin Der, ingeniero de Pixar, pese a que aún no había producto concreto ni dinero para invertir.

Cuando se puso en funcionamiento la primera versión beta de la página, en enero de 2010, llegó el empuje de los inversionistas de riesgo. Especialmente de Benchmark Capital, que inyectó US$ 11 millones a la compañía, dejándola con un valor total de US$ 86 millones. Matt Cohler, directivo de esa empresa inversionista y hoy una de las 17 personas que componen el equipo de Quora, lo dejó claro poco después de realizar la transacción: "Invertimos aquí porque la gente que está detrás es extraordinaria. Es un desafío grande e interesante, y hay evidencia de que está funcionando".

También ese prestigio les permitió abrir la principal puerta, que significó el éxito del sitio: conquistar, en pocos meses, a los altos ejecutivos de Silicon Valley. Porque lo que partió con D'Angelo y Cheever respondiendo trabajosamente casi todas las preguntas, dio el gran salto cuando, recurriendo a su abultada red de contactos, comenzaron a involucrar  a los CEO de buena parte de las empresas más importantes del mundo web.

"Yo me quedé alucinado con el nivel que hay en Quora. La gente más inteligente y culta del mundo, así de sencillo. Es un modelo que existe hace mucho, pero lo genial es cómo está hecho y el calibre de gente que atrajo relativamente rápido", dice Martín Varsavsky, experto en la materia y fundador de siete empresas de innovación.

Según sus fundadores, la clave fue hacerles ver a los expertos que tenían una audiencia calificada pidiendo a gritos obtener respuestas en sus áreas. Luego se fue corriendo la voz y los altos ejecutivos comenzaron a llegar solos, atraídos por la red social donde participaban sus pares. Claro que el sitio no podría subsistir mucho tiempo dentro de la elite de Silicon Valley sin pensar en la llegada del público masivo. Eso ha ocurrido este mes, donde la explosión de los usuarios -que suman más de 500 mil con el sitio aún funcionando con invitaciones- los ha llevado a enfrentarse con el desafío que no ha superado ningún sitio de Q&A: ser masivo sin convertirse en un montón de basura acumulada.

La hora de la verdad

D'Angelo y Cheever lo saben: si el sitio se multiplica descontroladamente, será la ruina. Por eso ahora, y justo una semana después de estrenarlo como aplicación para iPhone, iPad y Android, se enfrentan al gran aumento en la popularidad de Quora.

La clave fue hacerles ver a los expertos que tenían una audiencia calificada pidiendo a gritos obtener respuestas en sus áreas. Luego se fue corriendo la voz y los altos ejecutivos comenzaron a llegar solos, atraídos por la red social donde participaban sus pares.

Así como Facebook salió de Harvard al mundo, hoy Quora está emprendiendo igual camino desde Silicon Valley. Y para eso han diseñado tres estrategias con las que esperan mantener todo en orden.

Primero, aumentar la cantidad de gente que se preocupa de revisar el contenido del sitio: en Quora, todas las personas pueden editar las preguntas y respuestas de otros usuarios, y el flujo de moderación es altísimo, pero sólo un grupo de "revisores" y "administradores" puede bloquear el contenido chatarra. Segundo, explicar claramente a los nuevos usuarios las reglas de la experiencia Quora: cuando accedes al servicio por primera vez, hay que superar una serie de cuestionarios que enseñan cómo plantear las preguntas. Y, por último, la idea que podría definir el éxito o el fracaso del servicio: sus ingenieros están creando un algoritmo capaz de calificar a los usuarios, midiendo su participación y el aporte de sus contenidos, de modo de elaborar un ranking de usuarios que potencie a los más colaborativos y margine a los que sólo boicotean.

Varios especialistas auguran que este problema será el fin de Quora. Otros prevén que lo superará, transformándose en la nueva estrella web. José Luis Orihuela, experto de la Universidad de Navarra, es del grupo optimista: "Como ya ocurrió con Twitter y los blogs, Quora volverá a transformar el ecosistema de los medios sociales y surgirán nuevas sinergias entre ellos. El debate sobre el potencial de Quora apenas ha comenzado".

También dependerá de la capacidad de sus fundadores para lograr un modelo de negocios que les permita crecer y contratar a la gran cantidad de gente que necesitan para trasladar el servicio a otros idiomas, cosa que hoy les sería económicamente imposible. Pero como apenas ha pasado un año desde sus primeras pruebas, es un problema que todavía ni se plantean.

Según Charlie Cheever, cualquier plataforma que con el tiempo tenga una gran cantidad de usuarios, de alguna manera se va a financiar. Para D'Angelo, el foco está en ser mejores que sus competidores: "Existen muchos sitios de Q&A. Es un mercado que estaba igual al de búsquedas antes de Google: con muchas empresas que no eran buenas. Entonces llegó Google a hacer un buen trabajo. No es algo grande lo que nos hace diferentes a nosotros, sino que cada detalle lo hacemos un poco mejor".

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