Por María José López Marzo 18, 2011

En mayo de 2009,  los arquitectos de Archiplan sellaron su nueva carta de navegación en una oficina que no era la suya.  En la sala de reuniones de Antofagasta Minerals (AMSA) se realizaba una reunión crucial.

En el piso 18 de Apoquindo 4001, los principales ejecutivos de la minera controlada por los Luksic miraban atentamente el PowerPoint que el arquitecto socio y CEO de Archiplan, Ignacio Hernández, les había preparado. Se trataba de 20 diapositivas que mostraban imágenes de modernas construcciones hechas con vitrales, oficinas rodeadas de vidrio, y edificios con jardines interiores. Acostumbrados a ver construcciones escasas en diseño y planificación urbanística, la plana mayor de la minera no disimuló su impresión frente a las imágenes. En ellas se reflejaba el estilo de los proyectos que ha desarrollado esta oficina, fundada en 1992, entre los que destaca el gimnasio Balthus, el resort Las Tacas y el complejo turístico Cantagua.

 "Así podrían ser las instalaciones de los yacimientos de Antofagasta. Éste podría ser el edificio corporativo, los casinos y los campamentos de los trabajadores", aseguraba Hernández mientras terminaba su presentación. El diseño y la modernidad de la propuesta, que además mejoraba sustantivamente la calidad de vida de los trabajadores de la mina, cautivaron a los ejecutivos, incluido al presidente de Antofagasta, Jean Paul Luksic. Las partes cerraron el trato. Era el primer contrato de un área de negocios que los socios de Archiplan habían comenzado a idear apenas unos meses antes.

De inmediato, los miembros de la oficina de arquitectura -integrada por Jaime e Ignacio Hernández, Raimundo Onetto, en Chile, y por Jorge Rosenblut y Patricio Kreutzberger en EE.UU.- viajaron a Los Vilos: su primer desafío era diseñar un  nuevo look para su principal mina de cobre, Los Pelambres.

Hernández viajó al yacimiento, ubicado a 340 kilómetros de Santiago. Con casco en mano y a bordo de su camioneta 4x4 recorrió cada uno de los espacios que componen esa filial. "Ésta es una minera que nace en la frontera con Argentina, y termina en el puerto de Los Vilos. En distintos sectores de este cordón minero, ideamos mejoras importantes", indica.

De inmediato, identificaron cuáles debían ser los perfeccionamientos y dónde había que concentrar los esfuerzos. "Nos dimos cuenta que desde la entrada misma a la mina, la imagen debía cambiar. Hoy parece una aduana más que la fachada de una de las empresas más importantes de Chile. Su entrada debe ser su cara institucional, y ser lo menos industrial posible", asegura. Los colores que se eligieron fueron el rojo, amarillo y naranja, en homenaje al cobre.

Una idea nacida en crisis

La idea de aplicar arquitectura a las faenas mineras se fraguó en plena crisis. A mediados de 2008, la debacle financiera comenzaba a golpear los mercados, siendo el inmobiliario el sector más azotado. Archiplan, que hasta entonces desarrollaba preferentemente proyectos en el rubro inmobiliario, se percató de inmediato que el crash subprime los impactaría con fuerza. Además de Chile, sus principales proyecto se emplazaban en el epicentro del huracán: España y Estados Unidos.

"En las instalaciones mineras hay escaso urbanismo: ni en la edificación, ni en el desarrollo vial, ni tampoco en los campamentos de los trabajadores. Todo era visto desde una mirada más ingenieril", explica Ignacio Hernández, socio de la firma.

En Miami el panorama era negro. En octubre de ese año, Terra Group, la filial a cargo del mercado norteamericano -compuesta por Rosenblut, Kreutzberger y Onetto- sólo vendía dos departamentos a la semana de un edificio de 63 pisos en Key Biscayne, entonces su obra más reciente. En épocas normales, se liquidaban alrededor de 25.

Decidieron que había llegado la hora de diversificarse. Comenzaron a estudiar distintos sectores y mercados. En eso estaban cuando Ignacio Hernández asistió a un seminario en Casa Piedra cuya temática era el desplome de las bolsas mundiales. En una de las charlas, un reconocido inversionista bursátil planteó una idea que quedó dando vueltas en su cabeza: "Chile es uno de los países con mayor producción minera, pero eso no se refleja en el IPSA".

"Tampoco en la arquitectura", pensó de inmediato Hernández. Y eso que la industria minera corresponde al 20% del PIB nacional. De inmediato investigaron la demanda que había y luego generaron propuestas concretas para presentarlas a las compañías mineras. "En las instalaciones mineras hay escaso urbanismo: ni en la edificación ni en el desarrollo vial, ni tampoco en los campamentos de los trabajadores. Todo era visto desde una mirada más ingenieril", explica el socio de la firma.

Analizaron mineras en Australia y EE.UU., y concluyeron que el proceso de expansión requiere de una planificación urbanística, arquitectónica, logística, de interiorismo y equipamiento, cuyo desarrollo integral puede producir enormes eficiencias y mejoras.

Bajo este análisis, diseñaron un plan de acción con cuatro objetivos: desarrollo de planes maestros; interiorismo y equipamiento; modelo de gestión y promoción de actividades deportivas y recreativas. Con esta idea en mano, viajaron al norte. De a poco, fueron tocando puertas.

Luego de cerrar con AMSA fueron por más. En septiembre de 2010 se acercaron a Doña Inés de Collahuasi, controlada por Anglo American Plc y Xstrata, para ofrecer lo mismo que en AMSA. Desde la oficina que la minera tiene en el World Trade Center realizaron un videoconferencia con los ejecutivos, que en ese momento estaban en la planta de Iquique, el centro de operaciones de la minera. "¿Cuándo es lo antes que te puedes venir al norte", le preguntó a Hernández uno de los gerentes. Para Hernández, la rápida aceptación de su propuesta se debe a que su producto se ajustaba a la perfección con los requerimientos de la compañía en ese momento. "Fue ir a pescar con anzuelo ganador", explica.

La nueva veta de Archiplan

Hoy, ya tienen contratos con ambas mineras y, entre los dos proyectos, la inversión supera los US$ 150 millones. Para la firma de arquitectura, el negocio de planificación minera representa hoy cerca del 10% de sus ingresos, y esperan que la cifra se incremente hasta un 30%.

De hecho, Archiplan planea abrir una oficina en Antofagasta, dedicada a la minería. Claro que sin dejar de lado la industria inmobiliaria del norte de Chile. "La idea es que sea un gancho para nuevos proyectos en la zona", indica.

Cambios en la casa

De esta manera se originaron los siete proyectos que hoy tienen a los ejecutivos de la firma de cabeza. Cuatro de las obras para Los Pelambres corresponden a planes maestros que apuntan a la calidad de vida de los operarios, supervisores y profesionales. Para tener una idea, en el yacimiento de los Luksic trabajan más de 4 mil personas. Por lo mismo, era prioridad renovar esas instalaciones, lo que incluye el mejoramiento de los campamentos; el diseño de nudos viales, aplicar criterios de paisajismo y diseñar una nueva señalética.

Un área clave son los "camarines" o "casas de cambio" de los mineros, es decir, los lugares con duchas y lockers donde los trabajadores se ponen los trajes diseñados para operar en las faenas. "Hoy las casas de cambio son zonas muy industriales, sin mucha personalidad. Nosotros propusimos camarines que perfectamente se puedan confundir con los del Balthus o los de un hotel de primera categoría", dice el CEO de la firma de arquitectos.

Además, crearon patios interiores dentro de los camarines. Esto, pues en la minera cuesta encontrar lugares con sombra, entonces diseñaron espacios para que los trabajadores puedan protegerse del sol. Según Hernández, uno de los colores escogidos para este tipo de obras es el verde, pues "hay que recuperar lo que no hay en esa zona".

En Collahuasi, cuyo número de trabajadores bordea los 3.000, los proyectos están en plena etapa de desarrollo y consisten en planes maestros para los campamentos Pioneros, Rosario y Coposa. Según Robinson Avilés, superintendente de servicios al personal, "ésta es una compañía que experimentará el mayor crecimiento en la industria minera dentro de los próximos años, razón por la cual requiere desarrollar la infraestructura necesaria en términos de habitaciones de los trabajadores, casinos, oficinas, áreas industriales". Según el profesional, la inversión bordea el US$1 millón.

La evolución de la especie

Pero la subprime no es la primera crisis que hace reaccionar a Archiplan. La empresa, que hoy tiene en carpeta proyectos inmobiliarios por más de 7 mil unidades habitacionales -unos 21 millones de UF- en todo el mundo, en sus inicios -desde su creación en 1992- sólo se especializó en el desarrollo de proyectos turísticos e inmobiliarios en el país.

Al avanzar los años, y ya con una buena reputación en el país, llegó la crisis asiática.  La dificultad les hizo plantearse dos alternativas: achicarse o salir del país. Optaron por la segunda opción. Aterrizaron en España, donde, según Hernández, existían varios factores que los atrajeron. Conocían gente del rubro, la economía estaba en alza y se iniciaba un boom inmobiliario.

En la península ibérica han desarrollado proyectos en Bahía del Velerín -viviendas turísticas con vista al estrecho de Gibraltar-; el resort Las Tortugas en Marbella -cerca del Mar Mediterráneo-; el hotel cinco estrellas Sancti Petri, en Cádiz; un conjunto de viviendas turísticas en Bahía Alcántara, y el complejo de lujo MontMarbella, entre otros.

Tras el ingreso al mercado europeo, Archiplan comenzó a buscar nuevos destinos. En 2001 se instalaron en Miami, y luego realizaron proyectos en Medio Oriente y el norte de África: hoy desarrollan hoteles y resorts en los Emiratos Árabes Unidos, el Líbano, Marruecos, Egipto, además de algunos en el Cono Sur.

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