Por Emilio Maldonado Abril 28, 2011

© José Miguel Méndez

Cristián Gardeweg (38), economista y coordinador de los asesores del Ministerio de Economía, habla pausado en medio de un ajetreado día. El presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, acaba de anunciar que mantendrá la tasa de interés en Estados Unidos, y en Chile el tipo de cambio cae como ha sido la tónica en los últimos meses.

Gardeweg, quien solía monitorear los efectos macro de este tipo de medidas, como  economista jefe en Celfin, hoy está preocupado del impacto en el escenario micro.

El dólar ha sido el dolor de cabeza de los empresarios -grandes y chicos-, y la pérdida de valor de la divisa norteamericana revive los temores de los exportadores -por la pérdida de competitividad-, al tiempo que evidencia que el mapa económico se ha movido hacia Oriente.

-¿Cambió el orden económico global?

-No es algo nuevo, pero efectivamente ha habido un cambio. Se ha venido construyendo hace 20 ó 30 años, pero ha quedado en evidencia tras la última crisis económica que afectó a los países desarrollados. Se ha visto un gran desbalance entre las economías ricas -Estados Unidos y Europa-, respecto a los mercados emergentes, cuya cara visible es China, país que presenta grandes cifras de superávit comercial y un potente ahorro.

Esa diferencia hará que la volatilidad actual en los mercados financieros se mantenga y, por ende, continúe el alza en los precios de los commodities.

-El rally en los precios de las materias primas, ¿se sustenta en la demanda de países como China, o es una burbuja producto de la especulación?

-Siempre es difícil identificar una burbuja ex-ante; es más fácil advertirla cuando está por reventar. Con la experiencia que tuvimos en 2008, donde hubo un boom en el precio de los commodities, después vino la crisis y los precios cayeron drásticamente, se entendió que ahí había una burbuja. Hoy estamos de nuevo en los mismos niveles, e incluso superiores, lo cual muestra que no es solamente un factor especulativo; hay sustentos reales. Uno de ellos es el crecimiento de las economías emergentes, entre ellas China.

Se agrega a ello que el dólar sigue bastante débil respecto a las otras monedas, por tanto los activos reales (commodities) se valorizan relativamente más que lo financiero.

-Los valores al alza de los commodities son un arma de doble filo: más ingresos y más presión sobre el tipo de cambio. ¿Qué oportunidades y riesgos hay para la economía chilena?

-Nuestros precios por exportación están subiendo fuerte, especialmente por el cobre, pero también por otros commodities, lo que como un todo beneficia al país y a los sectores que viven de ellos. Se han generado oportunidades, y además vemos un aumento en las inversiones, especialmente mineras.

La contraparte de esto es que, producida esta alza en el intercambio, se ve una caída en el tipo de cambio, que también implica un mayor desafío para el resto de los sectores económicos que no se ven beneficiados con el alza de las materias primas.

Ahí nosotros hemos monitoreado ciertos desafíos en el sector agrícola. Creo que el gran reto, para el sector público y privado, es generar oportunidades para aumentar la competitividad, de modo que puedan tener un espacio incluso con estos niveles de tipo de cambio.

-¿Cuál es el principal temor de las empresas nacionales?

-Vemos una preocupación por el dólar. A gran parte del sector exportador les afecta y están inquietos. Ahí tenemos un desafío, de tratar de remover barreras que afecten la competitividad. Y como gobierno estamos con una tarea muy grande de contener el gasto fiscal para precisamente no exacerbar esas presiones.

También vemos preocupación entre el empresariado por hacer más expedita la creación de empresas o trámites que deriven en nuevos emprendimientos. Por último, las trabas históricas al crecimiento, como el costo de la energía, en alza, y ciertos obstáculos en el mercado laboral.

-¿Y la mayor inquietud que tienen los empresarios?

-Una de ellas, quizás la principal, es saber cómo llegar a China. Todos quieren exportar sus productos a Asia. Es un tema difícil de abordar por la distancia geográfica y cultural que nos separa, pero sigue estando en la mente del empresario el llegar a China. Aún no hay gran intercambio, tampoco gran presencia de chilenos allá, ni de compañías chinas en nuestro país. Para ello hay que crear vínculos empresariales y gubernamentales. Falta mucho por recorrer. Es un mundo en verde, pero que madurará.

-¿Qué se está haciendo para captar inversiones de China? Y, al mismo tiempo, ¿cuáles son los esfuerzos para que la entrada de capitales no afecte aún más al tipo de cambio?

-Por ahora no nos estamos llenando de dólares. Nuestra base de capital interna, el stock de activos financieros, tanto por las AFP como por los distintos agentes, es bastante alto. Podemos financiar gran parte de las futuras inversiones, pero por supuesto que estamos bastante interesados en atraer nuevas iniciativas de extranjeros.

Por el lado público se están haciendo campañas para promover el país en destinos como China, pero por ahora hay poco intercambio y hay mucho espacio para crecer. Ése es el desafío.

-Con estas fichas en el escenario mundial y China tirando del carro de la economía global, ¿cuál es la proyección para la economía local?

-El escenario bajo el cual estamos trabajando es que aún habrá mucha volatilidad, pero vemos un buen escenario para Chile en los próximos tres a cuatro años. Esto, ligado a un alza de la productividad, nos permitirá enfrentar de mejor manera la coyuntura si es que viene una desaceleración de la economía mundial.

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