Por su trayectoria y conocimiento de los mercados, muchos consideran al economista Manuel José Balbontín (49) el "genio" de las finanzas en Estados Unidos. Considerado un "mastica-cifras" por excelencia, es el chileno que más alto ha llegado en el competitivo mundo de las inversiones norteamericano.
Luego de egresar como uno de los mejores alumnos de su promoción en la UC, Balbontín se fogueó en Citicorp, el mítico semillero de donde salieron quienes manejan hoy las inversiones de los principales hombres de negocios y empresas del país.
A fines de los 80' partió a hacer un MBA a Harvard. Tras dejar Boston, se instaló en Nueva York, donde comenzó a trabajar en Citibank. Con sólo 27 años llegó a estar a cargo de las oficinas del banco en Londres, Hong Kong y Tokio. A mediados de los 90 decidió formar su propio fondo de inversión. ¿Su foco principal? América Latina.
Desde el piso 30 que Compass Group ocupa como oficina en la calle 57, a pasos de la Quinta Avenida, en Nueva York, el socio fundador de una empresa que hoy maneja activos por US$ 16.000 millones, desmenuza el "nuevo orden mundial". Un escenario caracterizado por el declive en la hegemonía de Estados Unidos, política y económica a nivel global, y la irrupción de Asia -especialmente China- como el nuevo polo de poder comercial y geopolítico.
Hoy la atención de Balbontín está puesta en las oportunidades que este reordenamiento abre para las economías latinoamericanas, incluida la chilena.
-¿Cómo lee la alerta que Standard & Poor's prendió la semana pasada respecto al déficit fiscal norteamericano?
- Lo que está haciendo S&P es correcto: enviar una señal al mercado, indicando que si EE.UU. no hace algo para cambiar la tendencia de aumento de los déficits fiscales y de la deuda como porcentaje del Producto, puede haber consecuencias en la calidad crediticia de ese país. Esta advertencia que hace S&P es correcta y las autoridades tienen que tomarla en serio. En todo caso, no es algo que el mercado no sepa. Si vemos la reacción luego del anuncio, fue bastante menor y sólo duró un par de horas. Al día siguiente las pérdidas se recuperaron.
"Históricamente, China ha jugado un rol más pasivo, muy de 'eso véanlo ustedes', en una actitud muy conciliadora. Ahora, va a tener que empezar a mostrar una opinión clara sobre algunos aspectos y ayudar a que este equilibrio global no sólo se dé en lo económico, sino también en lo político".
- ¿Cuánto influye en la preocupación de las agencias de clasificación y los inversionistas la brecha que existe en los modelos de recorte propuestos por demócratas y republicanos, ad portas de las elecciones del próximo año?
-Parte de la inquietud del mercado -y eso es lo quiere representar S&P- tiene que ver con esa diferencia de opinión. Dado que hay elecciones en 2012, la decisión va a ser un poco más lenta de lo que al mercado le gustaría. Aquí existen diferencias ideológicas entre ambas propuestas, pero creo que se va a avanzar, y mi estimación es que va a tener un poco de todo: aumento en los ingresos fiscales proveniente de un mayor crecimiento; parte de la solución va a ser disminución de gastos; y parte, vía disminución de impuestos. De hecho, los republicanos en estos días han señalado que estarían dispuestos a analizar algunos de los beneficios tributarios que tienen ciertas industrias, especialmente las petroleras.
-¿Debemos acostumbrarnos -en términos globales- a un clima de mayor volatilidad o estamos viviendo una etapa de ajuste que finalmente asentará las bases de la económica mundial?
-La volatilidad está para quedarse por un tiempo, aunque creo que los riesgos de situaciones de gran destrucción económica van disminuyendo con la recuperación. Hay grandes ajustes por hacerse, de deuda, fiscales y comerciales. Tenemos países con realidades económicas muy distintas, lo que es un desafío para su convivencia y estamos en medio de importantes cambios geopolíticos, con grandes economías emergentes, como China, India, Rusia y Brasil ganando gran preponderancia global y otros países desarrollados, miembros del G7, perdiendo preponderancia a gran velocidad.
Las economías asiáticas no sólo seguirán liderando el crecimiento mundial, sino en casos como China e India, su relevancia mundial seguirá creciendo y potencialmente eclipsando aun a los Estados Unidos. Todo esto se va a dar en medio de shocks de precios, desafíos políticos, competencia por recursos y, consecuentemente, con altas volatilidades de mercados.
El nuevo orden
Hegemonía se dice en chino
-¿El motor del crecimiento mundial seguirá siendo Asia?
-Las economías asiáticas, fuera de Japón, continuarán siendo el principal motor de crecimiento mundial y van lentamente a cambiar la balanza de ser netos exportadores a ser grandes importadores. Es la región donde el consumo más va a crecer durante los próximos meses y años.
En el caso de China, su modelo económico ya se está reenfocando hacia su crecimiento económico interno, con un consecuente aumento del consumo y bienestar de su gente. La inflación se está volviendo un problema de mediano plazo y en consecuencia vamos también a ver una aceleración de la tasa de apreciación del yuan. También vamos a seguir viendo a las autoridades locales enfocadas a disminuir marginalmente el ritmo de crecimiento, vía aumento de las tasas de interés y mayores restricciones al crédito, de manera de evitar sobrecalentamientos económicos.
-La pérdida de poder de la economía norteamericana a manos de la China en términos comerciales, ¿se verificará también en términos geopolíticos?
-China ya es la segunda economía mundial y creo que es cosa de tiempo para que sobrepase en tamaño absoluto a la economía americana. Eso tendrá indudables consecuencias geopolíticas. La relevancia global de China, tanto económica como política seguirá creciendo.
-¿A qué consecuencias geopolíticas se refiere?
-Estados Unidos, dado su potencial económico y poderío mundial, ha jugado un rol de liderazgo que de una u otra manera debiera modificarse. Mi opinión es que dado el crecimiento económico y regional que está mostrando Asia -y China particularmente-, y su importancia dentro del mundo, tendrá cada vez mayor injerencia política, no sólo económica. Por ejemplo, en muchas negociaciones globales, en las que hay que discutir con países como Corea del Norte o Irán -donde los asuntos a tratar son más bien políticos que económicos-, China tiene que jugar un rol, tiene cada vez más que tomar una posición. Históricamente ha jugado un rol más pasivo, muy de "eso véanlo ustedes", en una actitud más bien conciliadora. Ahora, China va a tener que empezar a mostrar una opinión clara sobre algunos aspectos y ayudar a que este equilibrio global no sólo se dé en lo económico, sino también en lo político.
"No tengo dudas que los próximos dos meses, que son preelecciones, muchos proyectos en Perú se pondrán en espera y ello tendrá implicancias en el crecimiento a futuro de ese país. Si es que llegase a ser electo el candidato Humala, ese período de incertidumbre se extendería por los próximos 6 a 12 meses".
-En este rol, ¿China desplaza a Europa como contrapeso de EE.UU., en términos de gravitación geopolítica?
-Más que desplazar, yo creo que la opinión de Europa sigue siendo relevante como bloque económico. Lo que sí ha ido desplazando China claramente es la postura de Japón. Este país era una potencia mundial que sin duda ha ido perdiendo relevancia. Es evidente que China, siendo la segunda economía del mundo y la mayor de Asia, ha ido desplazando lo que había sido el rol que históricamente Japón desempeñó en esa región.
-El rol más protagónico de China se vio en el conflicto que protagonizan el mundo árabe y los países del norte de África. ¿Comparte esta visión?
-Totalmente. China ya no se queda en el margen, esperando que alguien solucione el asunto, sino que es parte de la mesa de discusiones. ¿Por qué? Porque China es un gran comprador de esos productos, un gran importador de materias primas, además de ser una economía que tiene la capacidad de financiar algunas necesidades. Su rol, claramente, es más allá de lo económico y eso se ha reflejado en lo que ocurre en Asia, Medio Oriente y en África. No me cabe duda que se seguirá viendo en situaciones que se den en otros lugares.
-¿Qué implicancias tendrá este cambio?
-Creo que este cambio estratégico, que ya comenzó, se verá acompañado no solamente de menores superávits comerciales, sino también de una estrategia distinta en el manejo de su moneda, permitiendo un mayor incremento de la apreciación del yuan.
-¿Tiene Latinoamérica algún rol que jugar en este desplazamiento de los polos de poder?
-América Latina -Chile incluido- podría explotar la reconocida fortaleza de sus instituciones y apuntar a convertirse en el puente financiero entre Asia y Latinoamérica. América Latina tiene lo que China necesita, gracias a lo cual sus economías resistieron la crisis y se recuperaron rápida y fuertemente. Esta vez no sólo por exportaciones sino por una potente dinámica interna.
El nuevo orden
¿Nueva burbuja en el horizonte?
-¿Es la inflación la principal variable que las economías globales deberán enfrentar en los años que vienen?
-Absolutamente. La inflación es una realidad, no sólo en los mercados emergentes, sino también en la mayoría de las economías desarrolladas. En Estados Unidos ya vemos la inflación, sobre todo en el aumento de precios de energía y alimentos, que ya se encuentran a niveles del 2,7%. Las alzas en los precios de energía y alimentos están para quedarse y por ende el mundo se va a tener que acostumbrar a vivir con una mayor inflación. Creo que una consecuencia natural de esta crisis va a ser que los países desarrollados van a ser más permisivos con la inflación que lo que fueron en el pasado, en parte para no arriesgar el crecimiento que están teniendo y en parte como un mecanismo de ir eliminando lentamente los excesos y las grandes deudas acumuladas.
-¿Hay oportunidades que surgen a partir de esta mayor inflación?
-Definitivamente. Los activos reales: recursos naturales, bienes raíces y acciones. Yo evitaría instrumentos de deuda de largo plazo y de alta calidad crediticia, sobre todo de países desarrollados, los cuales van a sufrir en valor como consecuencia de un alza en las tasas de interés y la devaluación de monedas de mercados desarrollados, que ya comenzó. Soy un fuerte creyente que después de cada crisis se comienza a gestar la próxima burbuja. Creo que la burbuja de los recursos naturales, como los metales, energía y alimentos ya comenzó. Es imposible que tengamos crecimiento global sincronizado, liderado por los mercados emergentes, con una gran cantidad de sus poblaciones mejorando su calidad de vida, sin que la demanda por estos productos no siga creciendo en forma importante. La oferta no va a crecer al ritmo de la demanda y por ende la presión al alza de estos va a seguir por un buen tiempo.
-¿Cuál debiera ser la trayectoria de esta burbuja?
-Los primeros que llegaron a niveles precrisis fueron los metales, principalmente derivado de que muchas de las soluciones para enfrentar la crisis de las economías, tanto emergentes como desarrolladas, fue aumentar proyectos de infraestructura. El segundo commodity que vimos reaccionar son los alimentos, esta vez asociado a un mejoramiento y crecimiento en el consumo. Estoy convencido que dado el crecimiento global y el incremento de la población, todos los productos seguirán mostrando alzas en sus precios. Esto se podría ver acelerado -tal como lo vimos con el precio del petróleo- por distintos acontecimientos, pero mi opinión es que la dirección es una, lo que podría verse afectado es la velocidad a la que esto ocurra. Ahora, que este fenómeno se salga de contexto y produzca otra crisis, yo no lo veo, por lo menos en el próximo par de años. Pero es un riesgo que hay que mirar de cerca.
-¿Qué pasa con el petróleo? ¿Alcanzamos ya el peak?
-Todavía no llegamos a sus niveles récord. De hecho, hoy el valor del barril del crudo sigue estando alrededor de un 25% por debajo del valor alcanzado en 2008, de US$ 143. Mi percepción es que vamos hacia allá. Es más, mi estimación es que no sólo vamos a llegar a los peaks históricos, sino que lo más probable es que los vamos a sobrepasar. De hecho, ya se habla del petróleo como "un impuesto para el pueblo", por tratarse de un gasto que asumen los consumidores, y que podría convertirse en una alternativa al alza en las tasas de interés por parte de las autoridades.
"Soy un creyente que después de cada crisis se comienza a gestar la próxima burbuja. Creo que la burbuja de los recursos naturales ya comenzó. Es imposible que tengamos crecimiento global sincronizado, liderado por los mercados emergentes, sin que la demanda por estos productos no crezca en forma importante".
-¿Cuál es su estimación de precio para el petróleo?
-El valor del barril de crudo en los próximos años -advirtiendo que los timings son muy difíciles de predecir- va a sobrepasar los US$ 140 e, incluso, los US$ 150. Lo importante, insisto, es a qué velocidad se da y cómo el mundo se va preparando para enfrentar ese aumento.
El Perú de Ollanta
- Usted señaló en 2000 que Brasil y México eran las "vedettes regionales", ¿sigue pensando lo mismo?
-Brasil no hay duda de que es el mayor centro de atención de Latinoamérica en el mundo. Primero, por su tamaño: representa más de la mitad del Producto regional, y porque su mercado es sumamente atractivo tanto para los inversionistas extranjeros de largo plazo, como los de mediano plazo. Creo que Brasil va a seguir siendo la "vedette" de la región por mucho tiempo. Además, una vez que se le puso en el mismo grupo que Rusia y China, su perfil mejoró aún más. El caso de México, dada su relación con EE.UU. y la facilidad de ingreso al mercado norteamericano que ofrece, va a seguir teniendo una importancia relativa. Dicho eso, hay muchos países de Latinoamérica, como Colombia, Chile y Perú, el denominado sector andino, que están provocando mucho interés entre los inversionistas. Incluso, en algunos tipos de inversores, reciben más atención que la que obtiene México. Pese a sus tamaños relativos, cada día adquieren mayor relevancia a nivel global, sobre todo porque la locomotora del crecimiento mundial viene por Asia y la mayor parte de las economías sudamericanas están enfocadas hacia esa zona.
Sin embargo, históricamente las inversiones en la región se han caracterizado por estar muy relacionadas a la política del Estado. Actualmente, en el caso de Perú, que se estimaba como el país de mayor crecimiento en la región y entre los países a nivel mundial con mayor proyección de crecimiento, dada la incertidumbre electoral actual y las posibilidades de elección de un presidente antisistema, las inversiones se han frenado considerablemente y, en muchos casos, se estima que se suspenderán muchos proyectos esperando conocer la posición que tomará el nuevo gobierno frente a la inversión extranjera.
-La Bolsa peruana cayó un 16% en abril, generando pérdidas por US$ 16.500 millones. De resultar electo el candidato Humala, ¿afectaría la dinámica de crecimiento que ese país venía experimentando en la última década?
-No tengo dudas que los próximos dos meses, que son pre-elecciones, muchos proyectos en Perú se pondrán en espera y ello tendrá implicancias en el crecimiento de ese país a futuro. Si es que llegase a ser electo el candidato Humala, claramente ese período de incertidumbre se extendería por los próximos seis a 12 meses.