El objetivo era claro: saber si los chilenos somos socialmente responsables o no. Para ello, PROhumana -empresa sin fines de lucro que se desarrolla en el ámbito de la responsabilidad social y ciudadana desde hace 10 años- encuestó telefónicamente a 1.123 personas y les preguntó qué entendían por responsabilidad social y cómo evalúan a las empresas, al Estado y de los ciudadanos en ese sentido. Además, se les pidió que especificaran qué demandas tenían en este ámbito.
Ante la falta de familiaridad con el concepto de RS de la ciudadanía, el estudio comenzaba por explicar los alcances del término: "Acciones que realizan las personas, los organismos del Estado, las organizaciones sociales y las empresas para mejorar la calidad de vida de los seres humanos, considerando que en cada acción realizada no sea dañado el planeta".
¿Quiénes opinaron?
Hombres y mujeres de entre 18 y 70 años, de los grupos socioeconómicos ABC1, C2, C3 y D, residentes en las principales ciudades del país. La encuesta tiene una confiabilidad de un 95%, y un 2,9% de error. La empresa de estudios de mercado Iccom realizó el levantamiento de información.
¿Principales conclusiones?
Poco más del 40% de los entrevistados indicaron haber oído hablar de RS, siendo el segmento socioeconómico más alto el que más sabe del tema.
Otra de las conclusiones que sobresalen es que el ciudadano tiene una visión crítica de todos los actores de la sociedad, donde los organismos del Estado son los mejor calificados y los ciudadanos los peor, destronando a la empresa, que en 2008 recibió el promedio más bajo. De este mismo análisis destaca que en los tres actores el cuidado al medio ambiente es el que aparece con la peor evaluación.
¿Y qué nota les ponemos?
Empresas: 4,0. En términos generales, y en comparación al 2008 -último año que se realizó la encuesta-, se observa una baja evaluación de las empresas y la presencia de un ciudadano más crítico. La disminución más significativa se presenta en hombres; jóvenes mayores de 20 años; y personas del segmento socioeconómico medio que residen en las zonas norte y sur. Según PROhumana el deterioro en esas zonas geográficas se explica a que hoy el ciudadano está más informado de las cosas que suceden y que tienen que ver con inversión y explotación de recursos naturales, forestales y minerales. Asimismo, en los casos que la evaluación a las empresas ha sido buena, el principal motivo es la relación positiva de la empresa con el medio ambiente (29%). En segundo lugar, con un 19%, valoran la ética empresarial, y en tercer lugar la relación con los trabajadores. Los argumentos que principalmente configuran una evaluación negativa se relacionan con el medio ambiente (48%) y el daño que las empresas provocan, ya sea en forma activa por medio de la contaminación o bien en forma pasiva, por no implementar estrategias y prácticas amigables con el medio ambiente.
Asimismo, las empresas son mal evaluadas en sus aspectos éticos, pues se les cuestionan las prácticas irresponsables fundamentadas en el mero interés de lucrar. "Podemos aventurarnos a decir que la ciudadanía chilena da cuenta de una tendencia global que cambia la forma de entender a las empresas, ya no sólo como fuentes de empleo y rentabilidad, sino que ahora también se les exige un cumplimiento ético y una preocupación por su desempeño social y ambiental", explican en PROhumana. Así, dentro de las empresas no socialmente responsables predominan las mineras y el rubro energético.
Organismos del Estado: nota 4,4. También presentan una baja valoración. No obstante, comparada con la encuesta del año 2008, existe una percepción de mejora en su desempeño de responsabilidad social. Sólo el segmento socioeconómico bajo no registra una mejora significativa en la evaluación, y las mujeres son menos críticas que los hombres: las primeras ponen nota 4,5, en cambio, los segundos promedian en 4,3.
Mientras que en 2008 el principal motivo de evaluación positiva se vinculaba a un rol más bien asistencial a los organismos del Estado, hoy el énfasis está en la ciudadanía: aquellos que este año consideraron que los organismos del Estado sí son socialmente responsables aseguran que éste se preocupa por la ciudadanía (20%) y ayuda a las personas que lo necesitan (11%). Las evaluaciones negativas tienen que ver con un cuestionamiento al desempeño del rol del Estado como fiscalizador, promotor y garante del bien común. También se le pone mala nota al Estado en su rol de fiscalización y poca preocupación por el medio ambiente. En 2008 pasaba algo distinto: las evaluaciones negativas se vincularon más a problemas de gestión y eficiencia, mientras que hoy se explica en la necesidad de tener un Estado con mayor presencia.
Ciudadanos: nota 3,9. Los ciudadanos son autocríticos respecto de su propia RS lo cual se ha agudizado en comparación al 2008, observándose un deterioro importante en la autopercepción de la responsabilidad social: se evalúan a sí mismos peor que a las empresas y a los organismos del Estado. Lo que más destaca en este grupo es la preocupación por el medio ambiente (28%) y su conducta solidaria (16%), siendo éstos los ejes de las evaluaciones positivas. Mientras que el egoísmo, el no cumplimiento de compromisos y la falta de cuidado hacia el entorno son relevantes en su autocrítica. Por último, los motivos principales de la negativa percepción de sí mismos se fundamentan en la relación con el entorno (43%) y, en segundo lugar, con el desempeño personal y ciudadano (16%). PROhumana concluye también que los ciudadanos del 2011 son más reflexivos y participativos que antes.
¿Cómo se evalua a las empresas, Estado y ciudadanos en?, aquí