Por Lorena Rubio Septiembre 1, 2011

Estuvo en Chile sólo 72 horas, como expositor en un seminario sobre "Desarrollo inclusivo en Chile y en América Latina", organizado por la que durante años fue su casa, la Cepal. El ex ministro de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre realizó una exposición de 25 minutos. Al otro lado de la mesa desde la que la efectuó su presentación, un atento Ricardo Lagos escuchaba a quien fuera su ministro de Hacienda. La exposición de Eyzaguirre, de hecho, estuvo llena de alusiones a su ex "jefe", quien asentía y sonreía cada vez que era aludido.

Su charla se centró en describir los peligros de una "caída libre" de la economía global, al tiempo que detalló las "soluciones" que plantea desde su actual posición como director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, cuyo período de tres años culmina en noviembre próximo.

El cambio de mando en el organismo -el chileno fue designado gerente por Dominique Strauss-Kahn- y el eventual regreso de Michelle Bachelet a Chile, a quien conoce desde los 18 años, han plagado de especulaciones a su entorno. Sus más íntimos aseguran que, aunque hasta hace unas semanas Eyzaguirre no descartaba retornar a Chile al fin de su período, el agravamiento de la crisis internacional y las señales de la nueva directora del FMI, Christine Lagarde, de mantener a toda la primera línea del organismo, definieron su permanencia en Washington. Al menos hasta el fin de las actuales turbulencias.

"El desafío intelectual de estar en el centro de la crisis y proponer soluciones para revertirla es demasiado atractivo", asegura un ex colaborador.

Como sea, el ex ministro de Lagos no despega la mirada de Chile. "Lee los diarios todos los días. Está completamente al tanto de la coyuntura y tiene clara su visión sobre las causas de lo que ocurre en el país", sostiene un miembro de su círculo íntimo. En sus viajes a Chile suele reunirse a comentar el escenario actual con Lagos y Ernesto Ottone, a quien muchos consideran una suerte de "mentor" del ex ministro. En el salón de la Cepal en el que expuso el lunes en la tarde, Eyzaguirre detalló, con su estilo -que incluye humor y el análisis descarnado- su "receta" para sortear la crisis. Su fórmula incorpora mayor inversión pública en infraestructura y educación, financiada con mayor recaudación tributaria; la adecuada aplicación de la política monetaria -sin descartar utilizar controles de capital, de ser necesario-, y estar preparados para el ajuste en el valor de los commodities.

Tormenta perfecta a ambos lados del Atlántico

Para Eyzaguirre, lo que ocurre en Europa y Estados Unidos es "altamente complejo" de resolver, aunque por razones distintas. Según él, el nudo gordiano del panorama europeo está en el cruce entre deuda soberana y la banca. En Europa, señala, existe un círculo vicioso que parte por la enorme deuda de los gobiernos de ese continente. Esto ha hecho caer los bonos soberanos de esos países, arrastrando, de paso, a los papeles de deuda corporativa y, más aún, a los de empresas bancarias. Según él, la llave maestra para resolver este escenario la tiene Alemania, siempre que "sus votantes acepten que su país realice transferencias fiscales al resto".

"Creo que en esta etapa, y mirando el ejemplo de los países desarrollados, (en Chile) vamos a tener que plantearnos inevitablemente el cambio en la estructura tributaria, pasando de un esquema que es regresivo a uno que debe ser progresivo".

En Estados Unidos el panorama no es mejor. Aquí, afirma el ex secretario de Estado, el problema no es entre los estados y los bancos -que fueron capitalizados luego de la caída de Lehman Brothers-, sino que entre la banca estadounidense y los hogares de ese país, que han experimentado una fuerte disminución de su riqueza. Mencionó que hoy 7 millones de casas están en proceso de ejecución, debido a que su valor es inferior al monto de deuda de quienes las habitan. Para salir del atolladero, propone una solución "a la chilena". Según el economista, lo que las autoridades americanas deben hacer, "si tuvieran el capital político", es  similar a lo que él y Lagos hicieron en 2001: dar seguridad fiscal en el mediano plazo, y en el corto destinar recursos a absorber el exceso de endeudamiento en la vivienda.

¿América Latina "recalentada"?

El tema que más preocupa al ex encargado de las finanzas chileno respecto a América Latina es el excesivo crecimiento de la demanda agregada (gasto de la economía) por sobre el PIB potencial. En su opinión, existe un inquietante aumento del déficit estructural en la región, que hoy "se nota menos", por los altos precios de las materias primas.

Según Eyzaguirre, un excesivo gasto puede recalentar la economía regional, apreciando el tipo de cambio y exponiéndola ante los ajustes del panorama externo. "Si no se corrige este crecimiento del gasto-y esto es simple contabilidad nacional; no es teoría ni de la Patricio Lumumba ni de la Universidad de Chicago-, una complicación del escenario afectaría severamente el panorama externo de la región". Por ello, se debe actuar ahora, remató.

En todo caso, lo que a su juicio definirá el impacto regional de una posible recesión es Asia. "Si China logra desacoplarse de esta malaise de la economía global, los precios de los commodities podrían seguir altos por los próximos dos años", dijo.

Chile y la reforma tributaria

El usar este país como "señal" para América Latina no fue casual en la exposición del ex secretario de Estado. "Disculpen que ocupe el ejemplo de Chile, pero estoy convencido de que lo que pasa en este país -al tener el ingreso per cápita más alto de América Latina- es una señal adelantada de lo que va a ocurrir en la región", dijo.

Durante los 8 minutos que Eyzaguirre dedicó a analizar la coyuntura chilena, dos conceptos se repitieron: cohesión social e impuestos.

Según el ex ministro, Chile -al igual que el resto de los países de Latinoamérica- exhibe una abismante diferencia en el nivel de ingresos de la población. "En Chile, en torno al 75% de las familias tienen menos que la media de ingresos, que este año va a ser de US$ 15.000".  Aseguró que "en Chile, México o Brasil tenemos un 20% y si me apuran un 10% de población que está en una buena condición y un 80% que es pobre o relativamente pobre". Agregó que en estos países es difícil implementar una política de cohesión social y de inversión productiva "cuando la mayoría de los impuestos son regresivos, pero el gasto es progresivo". Fue aquí cuando el economista lanzó la frase más "política" de su presentación: "Creo que en esta etapa, y mirando el ejemplo de los países desarrollados, vamos a tener que plantearnos inevitablemente el cambio en la estructura tributaria, pasando de una estructura regresiva en los impuestos, a una que debe ser progresiva". Tras incluir como ejemplo de gasto "progresivo" la inversión en educación-, Eyzaguirre terminó su exposición. Un largo aplauso despidió su charla. Entre quienes batían las palmas estaba Ricardo Lagos. El mismo que, al concluir el seminario le dijo con sonrisa socarrona: "Nicolás, de haber sabido que pensabas esto, te hubiera nombrado ministro de Hacienda". El comentario fue celebrado por José Antonio Viera-Gallo y Sergio Bitar, presentes en la audiencia.

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