España: condicional pese al "buen comportamiento"
Aun cuando lo peor parecía haber pasado para España, esta semana volvió a convertirse en el blanco de sospechas de ser la posible próxima víctima si es que el gobierno de Atenas llega a anunciar su quiebra. La cada vez más probable "caída" de Grecia en cesación de pagos ha impactado a la economía ibérica - la cuarta más grande del Viejo Continente- con mayor fuerza que a otras. Las débiles perspectivas económicas y el fuerte incremento de su deuda pública en 2011 están entre las principales razones del delicado momento que vive este país. Pese a no estar entre las más altas de Europa, el sostenido incremento en su deuda soberana mantiene al gobierno de ese país pagando intereses cada vez más altos, lo que se suma a un escuálido 1,3% de crecimiento del PIB pronosticado por el gobierno para 2011. Como una probable salida, se está planteando que el Fondo Monetario Internacional (FMI) abra una línea de crédito a ese país. Ello, en razón del "buen comportamiento" que ha mostrado el gobierno de Rodríguez Zapatero, quien ha estado dispuesto a reducir el techo de la deuda de ese país, realizar ahorros en el gobierno central y sugerir reformas a quien lo suceda. Pero todas estas buenas intenciones no han bastado. Este miércoles, Fitch redujo su nota a cinco comunidades autónomas por sus desbalances presupuestarios. Andalucía, Andorra, Murcia, Cataluña y Canarias fueron "castigadas" por la firma evaluadora al no cumplir con los compromisos de reducción de gastos. Es este escenario el que ha hecho pronosticar fuertes ataques especulativos contra España e Italia en caso de un default griego.
Grecia: el foco infeccioso
Pese a que el PIB de Grecia representa sólo el 3% de toda la Eurozona, no existe un solo país en esa región que no esté atento a una eventual cesación de pagos y al contagio que podría generar en sus economías una caída libre de la nación helénica. En términos concretos, la situación de la economía griega se traduce en un déficit fiscal que alcanza el 143%, a lo que suma cinco trimestres consecutivos de crecimiento negativo. ¿Cuál es la razón de fondo para que esta economía, aparentemente pequeña, contagie a toda Europa? Según el economista de la Universidad de Columbia Guillermo Calvo, el tema clave es el peligroso efecto que una caída griega puede tener en los bancos europeos, sobre todo franceses e italianos, debido a su alta exposición a deuda de ese país. De hecho, se estima que de caer en cesación de pagos, el agujero financiero que Grecia generaría en la banca europea sería del orden de 2 billones de euros. Se trata principalmente de bonos que compraron esos bancos y que se espera no se paguen al 100%, sino en cifras inferiores al 50% de su valor real. "Aunque los bancos no lleguen a tener capital negativo, sí pueden descapitalizarse, y si eso sucede, y se seca el crédito en diferentes economías europeas, entramos al segundo golpe de recesión", detalla el ex economista jefe del BID.
Por ello, transparentar la situación de su economía y a la vez conocer la real profundidad de exposición de los bancos europeos es clave. Para despejar lo primero, el FMI, la Unión Europea y el Banco Central Europeo (BCE) ejecutarán una inspección fiscal en ese país, la cual se realizaría a contar de este 19 de septiembre. El resultado de esta auditoría será de suma importancia, pues permitirá, si la revisión arroja que las medidas de ajuste están funcionando, liberar nuevos fondos para ese país. La UE y el FMIhan condicionado nuevos paquetes de ayuda a la aplicación de ajustes importantes que, de paso, han sido bastante impopulares entre la población griega, y que algunos economistas sostienen que son imposibles de cumplir. "Grecia está recibiendo cooperación, pero le están pidiendo ajustes políticos draconianos que no le permiten crecer. Finalmente, Grecia no puede hacer nada y cualquier salida va a ser por el lado de un salvataje, que tiene que contar con la venia de Alemania y que desata, además, una serie de costos políticos", añade Calvo. La situación, además, ha reflotado la intención de sacar a Grecia de la Eurozona para que ésta vuelva a operar con su propia moneda. Se aduce que nunca ha cumplido las condiciones económicas para permanecer en este grupo.
Italia: blindaje contra el tiempo
Italia es la tercera economía más grande de Europa. Se estima que su situación económica es una de la más complicadas después de la de Grecia, pues su deuda representa la cuarta parte de las acreencias totales de los 17 estados integrantes de la Eurozona, la que se estima supera el 120% de su PIB. Para tener una idea, Italia es la tercera economía más endeudada del mundo, después de EE.UU. y Japón. Por si esto fuera poco, sus bancos están fuertemente expuestos a bonos griegos y su cercanía con la nación helénica la ha vuelto un importante socio comercial. Esto ha llevado a que su prima de riesgo supere los 400 puntos, considerado una alerta roja en el mundo financiero. Por esto, el gobierno italiano ha comenzado una carrera contra el tiempo para blindarse ante un posible contagio. Dentro de estas medidas se espera aprobar en tiempo récord un paquete de austeridad fiscal por 54.000 millones de euros, propuesta que el miércoles obtuvo un voto de confianza del Parlamento italiano. A este paquete se suma la venta en el exterior de bonos del Tesoro de ese país, que logró colocar papeles a cinco años por 3.865 millones de euros, pese a que la demanda no fue muy elevada a raíz de la desconfianza de los inversionistas en su verdadera exposición ante la situación de Europa. Las medidas fiscales también incluyen propuestas como aumentar impuestos (el equivalente al IVA) de 20% a 21%; decisiones que según el FMI deben apurarse ante la cada vez más inminente moratoria griega.
Al borde del abismo
Francia: problemas en la banca
Si Grecia finalmente se declara en quiebra, uno de los mayores damnificados -por sus efectos internos- es Francia. La segunda economía de la Eurozona euro tiene una herida lo suficientemente abierta para contaminarse de inmediato: su banca. Las grandes entidades financieras galas -BNP Paribas, Crédit Agricole y la Société Générale- han mostrado una exposición preocupante a la deuda griega, haciéndolas candidatas a importar el problema helénico. Moody's, degradó a los dos últimos este miércoles, por su volátil riesgo y la cantidad de dinero invertido en bonos griegos. BNP Paribas respira tranquilo por una semana más, pero los 4.000 millones de euros invertidos en Atenas, más otros 21.000 millones de euros en deuda italiana, lo hacen candidato a una pronta revisión (y posible rebaja) en su clasificación de riesgo.
Tulio Vera, estratega jefe de Bladex Asset Management, cree que los franceses -más cohesionados que sus vecinos en Alemania- apoyarán el nuevo Fondo de Estabilización para rescatar a Grecia, tanto por su compromiso con la Eurozona como por los efectos internos que un rechazo provocaría: al alto nivel de endeudamiento del gobierno se suma la deuda privada, equivalente al 243% de todo lo que produce su economía en un año. Por ello, si el paquete de ayuda a Atenas no rinde los frutos esperados, Francia sufrirá las consecuencias. Sarkozy ordenó que se lleve a cabo un plan de recorte de la deuda, limitando -constitucionalmente- el monto máximo y está comprometido a reducir el déficit fiscal.
Alemania: la llave maestra
La paciencia se está agotando entre los votantes de la canciller alemana Angela Merkel. Son cada vez más los germanos que opinan que no corresponde que ese país financie la salida a flote de la economía griega. Y pese a que en Berlín reconocen que la nación helénica no ha dado los frutos esperados, la política y el pragmatismo podrían decir otra cosa. Aunque no con excesivo entusiasmo, Merkel ha intentado imponer su visión: sin Grecia, Alemania -la mayor economía de Europa- se verá golpeada. Y el efecto dominó no tardaría en iniciarse. Esta semana, luego de conversar con el primer ministro Papandreu y con el presidente Sarkozy, la canciller declaró que "el futuro de Grecia está en la Eurozona". No es casual entonces que Merkel esté poniendo en riesgo su capital político por seguir inyectando dinero a Atenas. Sus críticos dicen que los griegos deben aprender de su pobre manejo fiscal y pagar "el almuerzo", como citó Der Spiegel. Los más severos, como el ministro de Hacienda holandés, han dicho que Atenas debe caer y salir del área del euro, en la cual nunca tuvo que ser parte. Entretanto, el gobierno alemán ya trabaja en dos alternativas: otorgar líneas de crédito preventivas -adosadas al Fondo de Estabilización- que irían a las arcas de las naciones en problemas. En segundo lugar, una inyección de capital a los bancos germanos. Merkel y su equipo se han transformado en el cerebro del rescate. Un salvataje contrarreloj -con una gran opinión en contra-, ya que a Grecia le queda dinero sólo hasta octubre.
BCE: interventor cuestionado
El columnista económico del diario inglés Financial Times, Martin Wolf, dio nuevamente en el clavo. El miércoles, el periodista dio cuenta de la difícil misión que tiene Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo (BCE): lograr el rescate de Grecia, prevenir el contagio a las economías europeas y hacer todo esto con el beneplácito de los gobiernos que integran la Eurozona. Una misión con pocas posibilidades de triunfo sin críticas, donde la principal pregunta es: ¿conviene apostar al futuro de una nación tan endeudada como Grecia? Hay varios que piensan que no. Este miércoles, el Parlamento de Austria rechazó aprobar la ampliación del Fondo de Estabilidad Financiera. La reciente renuncia del alemán Jürgen Stark como economista jefe del BCE dejó en claro que un sector de los germanos no está dispuesto a entregar un cheque en blanco. Y pese a las declaraciones posteriores de la canciller Merkel respecto a que no "dejarán caer a Grecia", está claro que no todos los socios están convencidos que Grecia merezca ser rescatada. De ahí lo apropiado de la columna de Wolf, titulada "Llegó la hora de los políticos: Apoyen al BCE". Según él, más que una economía, aquí está en juego un proyecto histórico, cuya viabilidad amenaza el futuro de todos sus integrantes. Por eso, dice, es crucial que las autoridades políticas autoricen el millonario paquete de ayuda que Trichet pretende implementar. Quien ha sido calificado como un hombre serio -incluso aburrido-, será, pase lo que pase, protagonista del momento más complejo de la UE en las últimas décadas.